27. Reunión en la ducha

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—¿Mamá? —pregunté asustada.

A lo mejor aún me seguía dando miedo ir al baño en la madrugada.

—¿Lo sabías? —preguntó la voz de Charlie y suspiré con alivio. No podía verla por la cortina, pero entonces recordé que me estaba bañando y volví a aterrarme—. Lo que hizo Noah ¿Lo sabías?

—Charlie, me estoy bañando —dije un par de tonos más alto de lo habitual.

—¡¿Puedes responderme?!

Tiré de la toalla que colgaba sobre la cortina justo cuando Charlie la corrió. Grité y me cubrí lo mejor que pude. El agua la empapó en un par de segundos.

—¿Lo sabías? —repitió, esta vez con más calma.

Su nariz estaba roja y sus ojos llorosos. Ella me miraba como si yo fuera su última esperanza y el remordimiento quemó en mi pecho. Pero no respondí.

—Dime que no.

Charlie se metió en la ducha y yo di un paso hacia atrás.

—Estás completamente loca.

—Andy, dime que no me estuviste viendo la cara de estúpida todo este tiempo —Me ignoró y siguió avanzando hasta que mi espalda chocó contra la pared del baño. El frío de los azulejos me provocó un estremecimiento—. Dime que eres mi amiga y que nunca me harías algo así. Que tú no tenías idea.

—Charlie, yo no tenía idea —le prometí.

El agua cayó sobre su cabello, rostro y hombros. Su suéter se comenzó a empapar, pero ella se veía tan triste y tan desesperada, como si todo su mundo dependiera de lo que yo le dijera. Se veía tan vulnerable.

—Yo nunca te haría eso. —Levanté uno de mis brazos para tocar su rostro. La tinta celeste de su máscara de pestañas se diluía con el agua—. Apenas me he enterado. Quise decírtelo, pero...

—Ella es tu novia.

—Ella no es mi novia —la corregí—. Hemos terminado.

Sus ojos se abrieron un poco más, pero las gotas de agua que caían desde sus pestañas le hicieron cerrarlos con fuerza.

—¿Cuándo?

—El lunes. —Mi mano tanteó en la pared hasta dar con el grifo y lo cerré para que dejara de caerle agua encima. Ella ya estaba empapada, de todas formas—. Le dije que si no te lo contaba, lo haría yo.

Cuando volvió a abrir los ojos me buscó con la mirada. Mi mano aún seguía en su mejilla. No sé por qué, pero creía que si la soltaba ella se derrumbaría.

—¿Me lo prometes?

—Sí —insistí—. Charlie, lo siento mucho.

Ella dejó escapar un poco de aire de sus labios con alivio antes de derrumbarse. Apoyó su frente en mi hombro y yo la abracé por instinto.

—¿De verdad creías que yo tenía algo que ver con eso? —pregunté con sorpresa.

Una parte de mí pensó que sólo estaba siendo dramática, pero verla tan aliviada me hizo pensar que esa idea de verdad le estaba comiendo la cabeza. Tal vez ella también se había estado sintiendo como la tercera rueda, así como Noah lo hizo.

Quitó la cabeza de mi hombro para volver a mirarme y se pasó una mano por el rostro para apartarse el cabello del rostro. Un poco de viento entró por la pequeña ventana y tembló.

—¿Cuándo te has enterado?

—Después de la fiesta.

—¿Por eso han peleado y estado así toda la semana?

¿Escuchas Girl in Red? | PRONTO EN LIBRERÍASWhere stories live. Discover now