Voy a ser libre.

Voy a volver a casa.

La adrenalina y las emociones crean reacciones extrañas en mi cuerpo, una pequeña sonrisa quiere salir de mis labios mientras que lágrimas ruedan por mis mejillas. Estoy hecha un lío.

-¡Aisa!

Me congelo.

-¡Aisa!

Siento que dejo de respirar por un momento cuando escucho la voz de Michael gritando, no suena preocupado, suena enojado. El miedo abarca la adrenalina y con rapidez termino de bajar las escaleras. Esquivo lo más rápido que puedo a la cantidad de hombres con intenciones de pelear con alguien. Las luces intermitentes rojas hacen que mi cabeza comience a doler. Trato de controlar mi respiración, pero el hecho de que Michael se haya dado cuenta tan rápido que no estoy, me hace alerta, desequilibra mi sistema.

La seguridad que estaba comenzando a sentir por estar ya en planta baja se va de repente. Mi cerebro vuelve a darme un cachetazo...las puertas.

Aprieto mi mano en puños. Por un momento me quedo en mi sitio y miro hacia ambas puertas. La que se encuentra debajo de las escaleras, está más cerca.

Sin pensarlo demasiado me acerco a ella. Quito los seguros de la puerta con rapidez, tengo problemas al quitarlos, mis manos sudan y mi nerviosismo aumenta. Vuelvo a sentir los latidos de mi corazón detrás de mis orejas y mi respiración es entrecortada. Tomo la manija de metal con ambas manos y cuando iba a empujar un sonido seco opacó las alarmas por un instante.

Un tiro.

-¡Aisa! - Salto al escuchar su voz. No sé cómo soy capaz de diferenciarla de todo el escándalo, pero aún soy capaz de oírlo- ¡¿Donde coño estás?!- Vuelvo a tomar la manija- ¡Vuelve!

Está furioso.

Y tiene un arma.

No tenía ni idea sobre esto. Con más razón tengo que salir de aquí, si me atrapa, no sé qué ocurrirá conmigo. Ni en la mansión tenía un arma.

Lágrimas comienzan a bajar por mis mejillas,estoy dejándome dominar por el miedo. No puedo permitirlo.

Empujo con todas mis fuerzas.

Suelto un sollozo.

No abre.

Jalo y empujo varias veces perdiendo mi autocontrol. Volteo mi cabeza aun con la manija metálica en la mano. Mi pecho sube y baja con rapidez. Mis ojos van hacia la puerta en el pequeño pasillo.

Mi última opción

-¡Amor! -los gritos de Michael se escuchan con más fuerza. Suelo la manija y me volteo lentamente- ¿¡Donde estas!? ¡Regresa!

No, voy a regresar.

-¡Por favor, princesa!- Comienzo a correr hacia la otra puerta; no debo de tener tanto tiempo. Otro disparo- ¡Vuelve a mi lado! ¡Ya!

De un momento a otro me encuentro cruzando el salón con mi cuerpo tembloroso. El miedo de que en cualquier momento él se aparezca de repente y me atrape se encuentra conmigo mientras corro. Siento que vuelvo a respirar con normalidad cuando llego a la puerta con éxito.

Quito los seguros con rapidez. Como no hay luz, solo tengo que preocuparme en quitar los seguros físicos y no poner contraseñas en la pequeña pantalla al lado de la puerta.

Respiró hondo y empujo la puerta.

Abre.

¡Esta abierta!

ContigoWhere stories live. Discover now