𝗠𝗲𝗺𝗼𝗿𝗶𝗲𝘀 [𝐁𝐍𝐇𝐀]

✫Epílogo✫

10 años después

Hanako Shimura, ese era el nuevo nombre de la villana.

Al principio fue difícil acostumbrarse a su nueva vida en Inglaterra, Izuku y Katsuki la buscaban hasta debajo de las rocas en Japón.

__ Tenko, ven aquí_ exclamó la peliblanca hacia su hijo, un peliblanco de ojos morados igual a ella en su juventud.

El niño tenía nueve años, era la viva imagen masculina de Hanako, había heredado su quirk el control de los cinco sentidos.

La ojigris, era un paramédico de medio tiempo en un hospital de buen prestigio, fue un cambio brutal de matar personas a salvarlas pero se acostumbró al paso del tiempo.

Disfrutaba de criar a su hijo allí, e incluso el padre estaba de acuerdo con eso. Tomura sabía lo peligroso que era Japón para su hijo.

El portal de Kurogiri aparecía tres veces a la semana, el pequeño Tenko se crío junto con la liga, por supuesto sin saber que ellos eran villanos.

Tomura casi muere de un infarto cuando Hanako le contó sobre su embarazo. Luego lloró de felicidad. La relación de Hanako y Tomura en la adolescencia siempre fue extraña, decían que eran familia pero ambos se querían de otra forma. Pero se dieron cuenta de eso cuando Hanako se fue a Inglaterra, dónde en un arrebato, Tomura se confesó tras no aguantar la ausencia de Hanako en Japón.

El pequeño Tenko se confundió bastante al principio cuando vió que llamaban a su madre con distintos nombres, pero luego de que Hanako le explicara su trastorno, lo entendió perfectamente.

Los de la liga amaron al mocoso desde que lo vieron, era tan tierno que sus mejillas siempre pasaban moradas por tanto apretarlas.

Hanako seguía haciendo sus misiones en la liga cuando su hijo no se encontraba, era un secreto que solo ella sabía.

Hanako tenía planeado decírselo a su hijo cuando tuviera la edad suficiente, pero tampoco era como si lo escondiera mucho frente al pequeño.

__ Mami, quiero ser un héroe como Deku_ exclamó él niño con brillo en sus ojos.

"Bueno, tal vez no se lo diga nunca, quizás en mi lecho de muerte para no morir con arrepentimientos_ pensó Aria con una sonrisa.

__ Serás el mejor héroe, no tengo duda de eso.

__ ¿Tenko ya está dormido?_ preguntó Tomura entrando en la casa de la peliblanca.

__ Si, hoy me dijo que quiere ser un héroe como Deku_ informó Hanako con una sonrisa.

__ Será un gran héroe, no como los otros pacotillas_ anunció orgulloso Shigaraki.

Tomura prácticamente vivía con Hanako, se quedaba por las tardes y en las mañanas volvía a Japón.

Pero no todo era color rosa. Hanako perdería todos sus sentidos en unos años más. Incluso ya había perdido el gusto completamente.

Era un efecto secundario por ocupar demasiado su poder, e incluso si dejaba de ocuparlo en ese momento, ya era demasiado tarde, el daño era irreversible y solo seguiría empeorando.

__ Tengo miedo, quería verlo crecer_ dijo Hanako con la voz rota.

__ Está bien, yo estoy aquí y siempre lo estaré, yo lo cuidare con mi vida si es necesario. Pero encontrare una manera en la que te salves_ dijo Tomura abrazando a la mujer.

__ Te amo_ dijo Hanako devolviendo el abrazo.

Hanako sentía que estaba en su hogar cuando se encontraba con Tomura, lo amaba con cada fibra de su ser.

Era el amor más puro que Hanako pudo experimentar y nunca se arrepentiría de elegirlo a él.

Porque cada problema que Hanako tuviera la liga le ayudaría.

Ya que eso hace la familia.

Pero ¿Que pasa cuando el destino te obliga a dejar ir a los que las amas?

__ Tomura, cuando pierda mis sentidos, por favor, toma mi mano y abrázame, déjame morir a tu lado_ suplicó Hanako sollozando.

__ Podemos anular tu quirk, aún conservo las que les quitamos a ese mafioso hace años. Y si no funcionan podríamos pedirle ayuda a la niña que tenía secuestrada, ella ahora es una heroína, seguramente cercana a esos héroes tontos, ellos no dejarán que tú mueras... Tenemos que intentarlo.

__ Está bien... Pero si no funciona. Por favor acepta mi petición.

Tomura solo se limitó a besar la frente del rubio, tomó la mano de la pelirroja, acarició el cabello del pelinegro y luego besó a la peliblanca, aceptando para si mismo el deseo de la contraria.