—De acuerdo, supongo que no hay otra opción. —repuso con tono desenfadado, cuidando de no agrandar mucho la sonrisa que ya empezaba a esconder.

En el momento en que subió al asiento del copiloto percibí de nuevo la incomodidad, no quería ser estúpido y malinterpretar las cosas, era solo la cuestión de no haber subido a nadie en este auto, a excepción de Amber, ninguna otra mujer había estado en ese asiento, lo que provocó una sensación que me revolvió el estómago, desee poder llegar ya a casa y entregarle la carpeta.

(...)

Cuando llegamos al edificio y apagué el auto, me quedé cavilando la idea de dejarla aquí, esperando a que regresara o hacerla subir sin hacerla entrar al departamento, ¿Qué era lo peor? De lo que me di cuenta era de que estaba sobre exagerando las cosas, no iba a hacer nada malo, no iba más que entregarle una carpeta con datos importantes que requería con urgencia, ¿Para que más tendría la necesidad de traerla hasta acá?

Decidí que subiría conmigo, la idea no me hacía feliz pero no quería seguir comportándome con tan poca educación, no merecía un trato tan horrible y déspota. Se quedó detrás de mí cuando entramos, traté de tampoco ignorarla, empecé a darme cuenta de que ella sabía que su presencia aquí me parecía extraña y me producía desasosiego. Las manos comenzaron a sudarme de la nada cuando nos detuvimos delante de la puerta, el corazón me latió demasiado rápido, fue algo involuntario, hubo una clase de intuición que me estaba ordenando a no abrir esa maldita puerta, pero la ignoré.

Abrí la puerta y busqué en la pared el interruptor de la luz, recordé que nadie estaba aquí, Amber se fue con Mónica lo que por supuesto daba a un departamento oscuro y vacío, no dudé en presionar el botón en cuanto lo encontré para que las luces de toda la sala se encendieran, quería entrar y tomar esa carpeta de una vez por todas antes de que llegara Amber, pero entonces todo pasó en menos de un segundo, me petrifiqué de verdad, sudé frío y la cabeza me dio vueltas que juré que no pude ver nada con claridad.

—¡Feliz cumpleaños! —vociferaron unas cinco personas al unísono, levantando sus vasos de plástico rojo, varios globos lograron golpearme el rostro cuando soltaron del techo una hilera  que estaba amarrada.

Las voces se callaron como si algo de manera inmediata los hubiera obligado, busqué desesperado a Amber quien todavía con la mano levantada con su vaso se le desfiguraba la sonrisa y su mandíbula caía al piso, sus ojos se quedaron solo unos segundos en los míos y después se asomaron en algo por encima de mi hombro, como todos los demás.

Diana se veía detrás de mí, asomándose por el repentino escándalo que se escuchó, no tuve tiempo de fijarme en ella, lo único que hice fue presenciar aquella decepción recorriendo el rostro de Amber y el dolor que oscureció sus ojos.

Carraspee, tenía que decir algo ya, aclarar esto antes de que se malinterpretara, aunque dudaba mucho que mis palabras pudieran ser verídicas para Amber, ya que el hecho hablaba por sí solo, lo que no sabía es que ese hecho no era lo que ella pensaba.

—Gracias a todos, no me esperaba esto, estoy.... —busqué un tono de voz despreocupado, normal, en lo que elegía las palabras correctas. —Feliz de que hayan venido, es increíble que todos estén aquí. Yo, traje a una compañera, vino a recoger unos papeles que dejé aquí sin querer.

Diana hizo su completa aparición, salió detrás de mí solo porque yo me alejé para que todos la vieran, la vergüenza se pintó en sus facciones y sus ojos estaban ansiosos, se sentía acorralada, podía ver la urgencia por desparecer del departamento cuando me vio a los ojos pidiéndome ayuda.

—Siento mucho el haber interrumpido —se disculpó con apenas la mirada puesta en los invitados, se veía que luchaba con la vergüenza, podía incluso sentir la tensión de su cuerpo a pesar de habernos distanciado un poco —Será mejor que me vaya.

Mi Recuerdo Favorito©+18 [MCF#3]Where stories live. Discover now