pose | 13: let go.

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Como si aquello la ayudara en algo, escogió cerrar los ojos, tan solo en inútil esperanza de dejar de sentir su fija mirada atornillándola, no obstante así perdiéndose la sonrisa casi enternecida de Jaemin.

—Mierda. Es imposible que te veas tan linda mientras me haces una paja y me pides que te folle —se rió ronco, todo alegría burbujeante y cero malas intenciones, sin burlarse sino como verdaderamente cautivado, a la vez que sin perder más tiempo del estrictamente necesario se levantó a buscar su abandonada chaqueta por su billetera, de donde con prisa sacó un condón.

Yura, ahora descubierta e incluso iluminada por la luz que escapaba de entre las cortinas –que se había asegurado de cerrar antes de la boda, inútilmente–, apenas y pudo quedársele viendo, sin importarle su propia descarada desnudez, sin registrar sus palabras, y ni hablar de considerar responder. Jaemin tenía un cuerpo trabajado sin ser corpulento; con ese abdomen perfectamente definido en conjunto a una sorprendente estrecha cintura –que supuestamente ya ella había procesado al admirarlo hace un rato–, largas y bonitas piernas esculpidas.

Sencillamente, se perdió en las sutiles contracciones de cada parte al moverse, de quizás acabar de descubrir cuál era su tipo de cuerpo ideal. Delgado, pero musculoso. Fuerte, pero fino.

Combinaba curiosamente con la gran polla...

Yura mordisqueó su índice cuando, con el envoltorio plateado en una mano y con la otra desechando casi bruscamente la chaqueta y billetera al haber acabado con su misión, Jaemin desvergonzadamente le echó un vistazo a su cuerpo.

Ahora Yura sí se fijó de su propia descarada desnudez, joder si no.

Nunca había sido insegura con su físico, en realidad siempre esa inherente confianza la tuvo y con los años solo fue reforzada con la atención e interés de los demás. Y, aunque en aquel momento tampoco se le fue arrebatada, por lo menos un poco de desconocida vulnerabilidad la hizo sentir un escalofrío e instintivamente ajustarse a la más natural pose que supiera la hacía ver perfecta a la vez que cubría lo más bochornoso –tenía bastante experiencia posando, después de todo.

El gemido áspero y casi animal que brotó del pecho de Jaemin antes de prácticamente lanzarse a la cama y besarla como si bien quisiera comérsela, fue gratificante –por ponerlo en una sola palabra.

Tembló cuando él le mordió el labio inferior, tirando un poco de éste antes de volver a unir sus bocas de golpe, con cierta brusquedad que a Yura le hizo gimotear patéticamente. Una mano en su cuello la llevó a inclinar la cabeza para profundizar el beso, para que esa (bastante) experta lengua volviera a adueñarse de ella completa.

Medio distinguió que poco a poco Jaemin separaba sus piernas, retomando su puesto entre ellas, pero no hubo cómo evitar el ligero respingo que dio cuando directamente paseó un par de dedos por su hinchado clítoris, aún un tanto sensible por el pasado intenso orgasmo. Jaemin sonrió como orgulloso, y entonces bajó a su cuello donde primero lamió antes de dejar una superficial mordida.

—Mmh —gimió Yura, apretando los labios para prevenir algo más vergonzoso. No conforme con ello, Jaemin bajó un poco más, tomando uno de sus pezones y chupando con fuerza—. ¡A-Aah! —chilló, llevando una mano a enterrarse en su cabello sin saber si quería alejarlo o más bien afirmar su posición. Se conformó con empuñarlo, importándole poco y nada si el agarre era demasiado fuerte. Jaemin no se quejó. Sin embargo, cuando al otro botón rosa lo cogió entre sus dedos y retorció deliciosamente, Yura simplemente tuvo suficiente. Bufó como pudo, obligándolo a separarse de su pecho y mirarla a su cargados ojos—. ¿N-No se suponía que te morías por joderme...? Te estás tardando, así voy a aburrirme.

Pose || Na Jaemin Where stories live. Discover now