La Hija de Poseidón (Percy Jackson Fan Fic)

Cap.6 - El Despertar

Me desperté arropada en mi cuarto; Annabeth sentada en mi cama me observaba; se dio cuenta de que por fin yo me había despertado.

- Hey.... - Dijo con una voz amable.

Intenté incorporarme pero un fuerte dolor en el hombro tiró de mí hacia abajo.

- Al caerte te heriste en el hombro con una piedra.- Dijo ayudándome a recostarme otra vez.

- ¿Y Percy? - Parecía que no quería oír esa pregunta.

Un silencio se mantenía en el aire.

- Se está preparando.- Esa frase me daba mala espina.

- ¿Prepararse? ¿Para qué? - Annabeth me sonreía de nuevo.

Ella simplemente se levantó y puso rumbo a la puerta.

- Nos diste la localización de la isla... Y nos vamos en media hora.- Aquello me cortó la respiración.

- Y... - Continuó ella.- No puedes venir.

Cerró la puerta.

Un sentimiento de rabia me lleno por dentro; se iban allí sin mí, eso debía de haber sido idea de Percy.

Me levanté con cuidado, la herida que al parecer me había hecho con la piedra había sido profunda.

Me dí cuenta de que llevaba ropa distinta con la que me desmayé; ahora llevaba un pijama, un sentimiento de vergüenza cruzo fugazmente mi rostro.

Ignorando aquello me metí en el ropero; yo iba a ir a aquella isla también.

Escogí una camiseta de tirantes negra, un jersey blanco ancho por encima, pantalones negros de equitación y botas negras.

Me miré en el espejo, me hice una sencilla coleta, ya estaba lista.

En el momento de quitarme la gasa, de la herida del hombro, lo pasé un poco mal pero finalmente lo hice.

Cogí una bandolera negra y la llené de cosas básicas; comida, agua, la espada que me dio Grace, vendas y una daga.

Iba a salir de casa pero de repente me di cuenta de que me dejaba algo, subí corriendo escaleras arriba y entré en mi cuarto y cogí el colgante que me dio Tom.

Fui a buscar a Emily o a Grace pero para mi sorpresa también se las habían llevado con ellos a la expedición a la isla.

Algo me decía donde tenía que ir, detrás de la casa había un gran embarcadero lleno de barcos.

Tiene sentido, somos los hijos de Poseidón.

Pero no cogí ninguno de estos, un instinto me decía lo que tenía que hacer.

Me acerqué a una parte vacía del embarcadero y metí la mano en el agua.

Papá.... Necesito un vehículo rápido... Por favor.

De repente del agua surgió una scooter de color azul verde mar; parecía muy nueva para haber salido del lago.

Lo curioso era que se mantenía sobre el agua.

Volví a meter la mano en el agua.

Gracias... Papá.

Me subí a la scooter y aceleré, era igual que una scooter normal solo que era más rápida y podía ir sibre el agua y la tierra.

Estuve un rato conduciendo por el lago hasta que cogí una carretera con rumbo a Los Angeles.

Lo divertido era que nadie me veía; sería demasiado raro ver a una chica a 190 millas por hora, sobre una scooter volante.

La carretera por fin daba al mar, solo quedaban 310 millas (500 km) y sería mas fácil ir por océano abierto.

Roce el agua de con los dedos; la sensación era fabulosa, el viento intentaba alborotar mi pelo recogido en una coleta.

En una hora y media más o menos me encontré bajo el puerto de Santa Mónica; podía oír las voces de la gente arriba.

Me concentré adonde tenía que ir ahora.

Como un mapa mi mente me mostró que solo tenía que seguir todo recto unas 18 millas (30 km)

No tardé ni 10 minutos en divisar la isla.

Dejé la moto bajo el acantilado pero ella sola se hundió para esconderse.

Estaba en la playa; hacía frío y un ambiente; un tanto tenso.

Caminé por la playa húmeda por el ambiente; pude observar sombrillas y toallas abandonadas que debían de llevar allí días.

Llegué a la carretera, había sido un poco difícil subir esa pequeña pared pero habría sido más arriesgado si hubiese subido a la carretera por el centro del pueblo.

Caminé los 5 minutos de siempre hasta llegar a la que había sido siempre mi casa.

Las verjas de la entrada al jardín estaban abiertas de par en par.

El jardín descuidado lleno de hojas y con brotes de malas hierbas.

La puerta de la casa, ya no existía, simplemente alguien la había arrancado de sus goznes.

Entré; todo estaba destrozado de aquel día, marcas de pisadas en el suelo, todo lleno de cristales y astillas.

Las escaleras destruidas por el fuerte peso de esa cosa que había sido mi madre.

Subí haciendo con la mano el movimiento que haría si hubiese pasamanos; ahora estaba hecho pedazos.

En el piso de arriba pude ver que solo el camino que llevaba a mi cuarto estaba destrozado, el resto de habitaciones estaban intactas.

Caminé con el crujido del suelo; me di cuenta de que una fina capa de polvo lo cubría todo.

Cuando llegué a mi cuarto una corriente de aire me recibió; la puerta y el marco destrozados como aquel día.

La puerta y el balcón inexistentes, solo un gran boquete en la pared por donde entraba aire y frío.

Me senté en mi cama.

Después me dedique a mirar en mi armario y finalmente en otra mochila guardé ropa y recuerdos.

Guardé fotos con amigos y mis padres; sabía que todo aquello era falso pero me gustaba imaginar que no era así.

Que en el fondo... Ellos me querían.

Salí de mi habitación; pero algo me atacó.

Me golpearon en la espalda pero solté patadas a mis agresores y uno de ellos soltó un grito femenino.

Cuando todo se hubo calmado pude ver a mis dos agresoras; Emily y Grace.

Por detrás apareció Percy; al verme puso una cara que mas bien definía que no se alegraba de verme.

Percy se veía enfadado de verdad; yo miraba al suelo.

Perdón Percy...

Me llevo hasta el yate, que habían dejado en el océano a plena vista.

Percy se mantuvo callado hasta que llegamos a la cubierta.

- Hallie... Mírame.- Comenzó el severo.

Le miré a los ojos.

- ¡No estas capacitada para estas misiones! ¡Podrían matarte! - Su voz sonaba severa.

Preferí mantenerme callada; ya la había cagado lo suficientemente por hoy.

- Por eso... Te vas a quedar en el calabozo hasta que volvamos al campamento.- Me llevó hasta la parte baja del barco.

Me encerró en una celda (bastante lujosa para ser una celda) y se fue solo dejándome con tres palabras.

Te quiero mucho...