Capítulo 13

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Kevin Pazmiño

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Kevin Pazmiño.

Solté unas risitas y continúe caminando con ella en mis brazos. Llegamos al lugar y la baje de mi brazos.

— ¿Vamos a bailar? –preguntó divertida, pero con un poco de cansancio

— Si, no te gustaría. –la mire esperando una respuesta, tal vez no quiera hacerlo

— Hace mucho tiempo que no bailo, y ya me canse. –hizo una mueca

La mire retador, — Wow creo que pareces más una señora amargada de cuarenta años que se cansa fácilmente, yo debería ser el casado te cargue por mucho tiempo.

— ¿Ah si? Pues te recuerdo que tu me hiciste caminar hasta acá, entremos y veamos quien es el señor amargado. –aceptó

— Entonces entremos. –comenze a caminar pero ella detuvo mi paso

— Espera. –me volteo haciendo que la mirara –primero quiero apostar.

La mire divertido, — ¿Que quiere perder señorita apuestas?

— Bailaremos toda la noche. –tomó mi mano viendo la hora de mi reloj de mano – Son las diez de la noche, a las doce el que se haya cansado más le recompensará al otro con lo que quiera o le dara un castigo.

— Bien, al final tal vez ganemos los dos. –acepte

— Entonces ahora entremos. –me jalo de mano para entrar al lugar

Celeste Daniel's.

Entramos al lugar, la música era algo rítmica, de pronto el ritmo cambió, supongo que de eso se trata el lugar, tienes que adaptarte al ritmo y después lo cambian se ve divertido.

Que gane el mejor Pazmiño.

Había comenzado un ritmo de música electrónica y tal vez este sea el ritmo más cansado, los dos comenzamos a bailar, cerré los ojos me sentía tan bien, mi cuerpo se sentía bien, se sentía libre. El ritmo cambió a uno lento, abrí los ojos y comenzamos a bailar juntos, posó sus manos en mi cintura y subí mis brazos a su cuello.

Así pasó la noche estaban por dar las doce de la noche y los ritmos cambiaban, mi cuerpo sentía una ola de calor ya me había cansado, lo jale de la mano saliendo del lugar.

— Bien, me rindo –me rendí–, esto es demasiado cansado, ¿Cómo o es que resististe más?

— No lo se, pensé que tu me ganarías. –confesó

— Pues pensaste mal, ¿Qué es lo que vas a querer de recompensa o cual es mi castigo?–me cruce de brazos, mirándolo

— ¿Le tienes miedo a las alturas?

Me tomo por sorpresa su pregunta, ¿Pará qué querría saber eso?, me miró esperando una respuesta — ¿Por qué la pregunta? –fruncí el ceño y lo mire confundida

Juegos; Kevin PazmiñoWhere stories live. Discover now