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Cerró la puerta suavemente a sus espaldas, su prima la miraba burlona, sabe los efectos negativos que causaba en ella su presencia, Lucía caminó hasta quedar de pie frente a ella en una distancia considerable a la vez que jugaba con los dedos de sus manos, estaba muerta, si le reclamaba estaba en todo su derecho, no o sea, es el lujoso auto de su novio que ha sido rayado intencionalmente.

La miró esperando a que se dignara a hablar en vez de estar analizando su cuarto de arriba a abajo,  Susan se levantó y empezó a caminar por los alrededores observándolo todo, como si no se quisiera perder ningún detalle.

- Vine a disculparme contigo - detuvo su andar - que dices? - se giró hacia ella dándole una sonrisa - me perdonas?

Lucía la miró incrédula, donde habían dejado a su prima, porque ésta era una muy diferente.

- Si - susurró - eso creo....

- Que bien - exclamó - tenía miedo que me tuvieras rencor primita además vine a pedirte un favor.

Se paró delante de Lucía para tomar sus manos, su mirada era suplicante, sabía que algo quería a cambio, siempre ha sido así, desde que eran niñas.

- Necesito que vayas a comprar condones. - soltó sin más - es urgente

Las mejillas de Lucía tomaron un color rojizo a la vez que desviaba la mirada y la clavaba en el suelo.

Otra vez le pedía ese vergonzoso favor, no sabía cuántas veces Lucía se los había comprado la semana pasada, solo sabía que la mujer que atendía la farmacia la mira con cara de reproche y desagrado, como si fuera una adolescente hormonal y muy calenturienta.

Y porque no los buscaba ella, pues no podía echar a perder su imagen de chica obediente y decente delante de su padre..el alcalde. Su padre no sabe nada que tiene innumerables perforaciones y tatuajes en su cuerpo, ya que los cubría y los disimulaba muy bien.

- Ahora? - preguntó cansada

- Claro! - exclamó - tengo a Viktor esperando allá abajo y sabes que no le gusta que lo hagan esperar - es todo un goloso - mordió su labio - pero obvio no lo sabes - río - pobre virgencita...

La sola mención de su nombre la ponía nerviosa y saber que estaba frente a su casa le ponía los nervios de punta. Lucía agarró su gorro a la vez que tomaba el dinero de sus ahorros, porque sí, los condones que su prima usaba tenía que pagarlos ella.

- Ahora vuelvo - dijo desganada

- Aquí te espero - dijo burlona - no iré a ninguna parte

Bajó las escaleras con total lentitud, no quería salir allá afuera y toparse con su escalofriante mirada, se colocó las botas antes de abrir la puerta y ser abrazada por el frío del exterior.

El frío ya casi estaba llegando a su fin dando paso a la primavera, solo era cuestión de unos días. La mirada de Lucía se posó al frente, allí, sentado en el capó de su lujoso auto negro, con un cigarro en sus dedos a la vez que expulsaba el humo por la boca, vestido completamente de negro dándole un aura oscura, más aterradora de la que ya tenía estaba él.

Víktor Vinogradov.

Su peor pesadilla....

Caminó con total sigilo ocultándose detrás de los congelados arbustos, tratando que no la viera, si lo hacía de seguro tomaría venganza por haber dañado su auto....pero todo fue en vano...siempre todo le salía mal.

Víktor lanzó su cigarrillo al suelo para bajarse del capó y con cara de pocos amigos se fue acercando a ella, la sangre de Lucía abandonó su cerebro e hizo lo primero que su cuerpo ordenó.

" Los secretos de una Bestia " ||1er Libro ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora