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Arte de @OhohOh23505014 en Twitter.

Escribo canciones, no las canto y tu nombre no lo digo. Son historias que te inventas. Romance de una noche si te gusta. No lo digas pero fue corto, no escribas que apesta a amor, no tiene sentido correr.

-Vendredi Sur Mer.


Caminó dentro de aquel salón, abriéndose paso entre las personas, mirando los escombros y el murmullo incesante “Era joven”

Con la furia latiendo en todo su cuerpo llegó al centro donde lo vio, pudo jurar que su corazón también dejó de latir por un momento. Ahí estaba, recargado sobre lo que había sido parte de una pared, con la boca semiabierta de la cual sangre que se coagulaba salía, el impecable traje que había vislumbrando en la madrugada cuando le vio irse estaba hecho jirones y en su expresión denotaba la aterradora llegada de la muerte, había una singular cruz en su frente, motivo por el cual siempre traía esas vendas, Kurapika dio un paso atrás.

-Lucil

El hombre que había acabado con toda su familia estaba frente a él patéticamente muerto y sin embargo también era quien la noche anterior le había dado un baño y le había acompañado a dormir con tanto tacto y devoción; estaba jodido.


Horas antes, 3 de septiembre 5:16 am.

Kurapika había visto a Lucil levantarse, acomodar su camisa y ponerse el saco antes de acercársele a acariciar los rubios cabellos con una sonrisa, también había visto al moreno garabatear una nota que dejó en la mesita de noche “El trabajo me llama, descansa por favor. Te traerán el desayuno a las 8”

Le escuchó cerrar la puerta y se levantó, había dormido en otro lugar, con un extraño, peor aún, había dormido con un extraño que le había dado un baño como si fuese un gato perdido. Vagamente se preguntó porque tanto recato por parte del contrario a la hora de ducharlo si estando acostados le había proporcionado suaves arrullos y caricias tímidas para hacerle dormir.

Aterrado por sus acciones había esperado al menos media hora antes de salir de ahí y contactar a Senritsu

-¿Dónde estabas? No apareciste en toda la noche

-Tranquila, dormí en un hotel no muy lejos de aquí, ¿Qué ha pasado?

-La señorita Neon quiere hacer compras y la acompañaremos

-¿También yo?

-No, tú debes ir con su padre.

Con una mueca de falsa tristeza miró a Senritsu dándole ánimos, sería un largo día para la joven y sus compañeros

~

-¿Estás listo?

-Claro que sí, adelante

-Jefe…

-Está bien Pakunoda, es lo mejor y no hay necesidad de complicar más las cosas. – sonrió con calidez a la rubia mientras en su estómago se asentaba una emoción difícil de explicar – No toquen la ambulancia en la que va esa chica, ¿De acuerdo?


Se hallaba en el edificio de la subasta cuando una llamada le alertó, su jefa estaba inconsciente y era necesario llevarla a un hospital, todo estaba hecho un caos y salir del hotel era un problema con la cuestión de seguridad, sin embargo se permitió mantener la cabeza fría para poder hacer a sus jefes salir de manera segura, Senritsu y el resto ya estaban en el hospital seguros de cualquier peligro, esperó con calma a que la ambulancia se fuera cuando escuchó a un par de guardias preguntar si no estaría en la subasta pues el líder del Ryodan había sido asesinado.

Con las burlas del imbécil calvo cuyo nombre Kurapika apenas lograba recordar comenzó a buscar a su objetivo, corría por los pasillos mientras todos comentaban donde y en qué estado se hallaban los cadáveres hasta lograr llegar al salón principal donde el cuerpo del hombre de dulces y preocupados ojos se hallaba sin un rastro de vida, dio algunos pasos, quizás era un error, una jodida casualidad, cualquier cosa que no representara que la noche anterior había dormido en los brazos del asesino de su clan de la manera más suave y tranquila. Mordió su labio intentando contener la furia pues no era el hecho de que Lucil le había mentido, era la repulsión latente de haberse dejado llevar.
Suspirando entrecortadamente dio un paso más y escupió al cadáver dejado las gotas de sangre que habían salido después de morderse, rezó silenciosamente, con ardua desesperación a sus familiares mientras se dirigía a la subasta tratando de mantener la calma, quería romperse y no volver a levantarse.

Chaînes et mensongesWhere stories live. Discover now