Capítulo veinticinco

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"Nunca te transformes en una brisa suave cuando naciste para ser tormenta."
Ron Israel.

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Para cuando el avión aterrizó en Riverdale, el sol ya había salido. Las chicas llegaron hasta la sala de espera del aeropuerto, pero no encontraban a los amigos de la rubia, a pesar de que el lugar estaba casi vacío.

Betty soltó un chillido en cuanto sintió unos brazos rodearla y despegarla del suelo.

—¡Mi pequeña regresó!— festejó Fangs, sacudiendo a su amiga en sus brazos.

—¡Fangs, suéltame!— ordenó, dándole pequeños golpes en los brazos. Verónica veía la situación con una sonrisa— por favor, me estás haciendo pasar vergüenza.

—Bien, niña tonta y malagradecida— soltó de mal humor, dejándola en el piso.

—Bobo— lo insultó.

—¡Prima!— gritó una pelirroja abrazándola.

—Cher— sonrió, correspondiendo el acto.

—Hola, rubia— saludó Heather una vez que Cheryl había soltado a Betty.

—Chicos— habló la menor— les presento a Verónica, mi amiga y compañera de habitación.

—Un gusto— hablaron las dos chicas y la morocha asintió.

—Es muy linda— dijo Fangs, acariciando el cachete de la recién conocida con ternura.

—Muchas gracias— murmuró esta, algo avergonzada.

—Bueno, ya déjenla en paz— pidió Betty— vámonos— señaló la salida del aeropuerto.

—Adivina en que te vinimos a buscar— dijo el morocho mientras salían del edificio.

—¿Eso voy a conducir?— preguntó viendo el auto.

—Claro, nena— asintió Cheryl cruzándose de brazos.

—Genial— murmuró con una sonrisa.

Una vez que estaban dentro del carro, Fangs le pasó su chaqueta a Betty. Esta sonrió satisfecha viendo la serpiente bordada en la espalda del abrigo.

—Te presento a mi bebé_ le mostró la chaqueta a Verónica.

—Es muy hermoso el diseño— asintió ilusionada— y son bordadas a mano— habló impresionada mientras acariciaba el hilo.

Todos soltaron una risa y la rubia se la colocó, por un momento se había olvidado de todo, de Sweet Pea, de Jughead, de la carrera, de Penny y los diablos. De todo.

Llegaron frente a Whyte Wyrm y la morocha miró a su amiga, algo temerosa.

Todos bajaron del auto y Betty comenzó a caminar hacia el establecimiento, con todos sus amigos a sus lados. Verónica y Fangs a su derecha, Heather y Cheryl a su izquierda.

Cuando ingresó en el bar, todos voltearon a ver a su reina. Incluso pareció una escena de película, cuando los populares entran en la cafetería y todos voltean a apreciar el poder que arrastran con ellos.

—¡Buenos días, damas y caballeros!— sonrió alzando sus manos en el aire, con una sonrisa.

Todos alzaron sus tragos con una sonrisa, en forma de saludo.

—La reina volvió— asintió un rubio acercándose a los recién llegados.

—¿Cómo estás, Justin?— preguntó esta.

—Y trajiste a una belleza contigo— miró a Verónica con una sonrisa.

—La cual está muy por fuera de tu alcance— advirtió la rubia, tomando la mano de su amiga— ¿Dónde está Sweet Pea?

—No ha venido hoy— negó— seguramente está en su trailer o con su novia norteña— se encogió de hombros.

—Bien, gracias. Iré a acomodarme, volveré más tarde— dijo y volteó, para volver a salir con el grupo que había entrado.

Todos siguieron su camino hasta el parque de remolques, que se encontraba bastante cerca, de hecho y se frenaron frente a uno.

El buzón, algo desgastado, tenía el apellido Cooper escrito y una coronita dibujada. Betty lo había decorado en cuanto se había mudado ahí. Nunca recibía cartas o paquetes, pero siempre era lindo tener todo en perfecto estado.

Verónica veía el lugar con una sonrisa, estaba realmente entusiasmada por lo que estaba viviendo y eso de alguna forma, tranquilizaba a Betty.

Abrieron la puerta, luego de girar la llave y entraron.

—Es todo muy hermoso— murmuró la morocha, observando todo con suma atención.

—Muchas gracias— la rubia se rascó la nuca.

—Bueno— todos voltearon a ver al único chico presente— aquí están sus maletas, las dejaremos para que se acomoden.

Ambas asintieron y así, Heather, Cheryl y Fangs, salieron del hogar de su amiga.

(...)

Por otro lado, en Houston. Jughead estaba hablando con su madre por celular.

Ya se había resignado a dejar a Betty en paz, hablarían cuando ella lo deseara.

—Si, mamá, mañana por la mañana tomaré el avión a casa.

—¿Tienes tu pasaporte?

—Lo tengo— asintió levantandolo junto al pasaje.

—Muy bien, ¿Ya has hecho tus maletas?

—Las he armado ayer.

—Está bien, cariño. Ya te dejaré tranquilo, tu padre y tu hermana te buscarán en el aeropuerto— avisó.

—¿Por qué tú no vas?

—Tengo trabajo— comentó— pero te veré en la casa.

—Okey…

—En cuanto llegues te contaré algo.

—¿Por qué no me lo dices ahora?

—Porque es una sorpresa, sé paciente y ganarás— soltó divertida.

—Eso no tiene nada que ver en este caso— frunció el ceño.

—Bien, nos vemos en dos días cariño.

—Nos vemos, mamá— se despidió, aún algo dudoso.

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El banner no está muy lindo, pero hice lo que pude

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El banner no está muy lindo, pero hice lo que pude.

En otras noticias, hoy empecé el colegio, así que si a veces no actualizo, ya saben cual es la razón.

Coincidencias || Bughead.Where stories live. Discover now