Capítulo 13: Sólo amigos

Comenzar desde el principio
                                    

-Así que... ¡Todo tiene sentido! -Suelto de repente cuando en mi mente, aparece la imagen del misterioso acompañante motero de mi hermano. -Espera... ¿Quién coño era quien te esperaba con la moto en el portal?

-Eso ya es más culpa mía. -Me dice Dani con esa sonrisa tan característica suya.

Me giro hacia él sin poder evitar sonreír y él, que parece notarlo, me guiña un ojo. Esos gestos, producían que mi guardia, en cuanto a él, se bajase practicamente de inmediato.

-Creo que este no es el único regalo, ¿no? -Dice Álvaro de repente dándole un ligero empujón a Dani.

El empujón hace que ambos dejemos de mirarnos por unos instantes. Dani, introduce la mano dentro de su chaqueta y saca un sobre marrón, tendiéndomelo. ¿Otra sorpresa?

-Estoy seguro de que te gustará. -Me dice mientras alarga la mano hacia mi cara. Vacila unos instantes, pero su mano se detiene justo antes de llegar a mi mejilla.

¿Qué había ocurrido? Mi sonrisa disminuye por unos segundos y evito el que mi estado de ánimo también lo haga. Tomo el sobre entre mis manos y descubro su interior. Papel de regalo, más papel de regalo y...

-N-no puede ser...

Mi sonrisa ha olvidado el gesto que había tenido Dani conmigo hacia tan sólo unos segundos, mi felicidad ahora, era extrema. Y ese estado de ánimo duraría más incluso de lo que cabría de esperar por dos trozos de papel... Dos trozos de papel en los que ponía M&G.

-Hostia... -Digo sin poder hablar demasiado.

Un tubo de confeti estalla justo encima de mi cabeza, inundando mi cuerpo con aquellos pequeños rectángulos de colores. El culpable fue Blas, que había apuntado al techo sin piedad alguna con aquel tubo haciendo que todos aquellos coloridos, cayesen sobre mi persona. No podía definir todo lo que suponía aquel día para mí... las palabras no lograban escapar del laberinto que se había formado en mi garganta, aunque, tampoco hizo demasiada falta ya que en a penas segundos, la música inundó toda mi casa, haciendo que aquellos cinco chicos, a los que tanto les debía, a los que tanto apreciaba, a los que tanto me habían dado, comenzan a bailar cómo si no hubiese mañana. Las lágrimas ya no son visibles en mi rostro, y tras varios segundos saltando junto a Álvaro, decido anunciar:

-Voy arriba a cambiarme, no os cortéis, ¡SUBIR ESE VOLUMEN! -Digo alzando el tono de voz para que se me oyese por encima del ruido.

Mario, comienza a sacar del mueble-bar varias botellas de alcohol, sirviendo el contenido en los vasos de plastico que había sobre la mesa. Yo, por el contrario comienzo a subir las escaleras, rumbo a mi habitación. Justo cuando llego al último escalón, doy un grito, un grito de felicidad, de desahogo, de... Todo. En ese mismo instante, al sentirme liberada tras aquel extraño grito, mi móvil comienza a vibrar en mi bolsillo, y me adentro en mi habitación sin llegar a escuchar los pasos que resonaban en las escaleras a causa de la música.

-¿Sí? -Descuelgo.

-¡Joder, que difícil es localizarte!

Es Sergio.

-Es que estoy muy solicitada.

-Que cabrona. Vaya fiesta que tienes ahí montada, ¿no? -Me dice ya que debía de escuchar todo lo que en mi casa pasase, cómo la mitad del vecindario.

-¡Que va! Es mi hermano que ha invitado a un par de amigos y tienen una juerga de la hostia aquí montada.

Se produce una risa al otro lado del teléfono.

-Yo que te iba a invitar a un par de copas...

Me giro ligeramente, poniéndome de espaldas a la pared y tratando de tapar mi oído contrario para oír mejor a mi amigo.

(Des)Aparecer - Dani AurynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora