Entre los dedos de Víktor se encontraban lo que alguna vez fueron sus gafas, rotas, quebradas si se le podía llamar gafas. Algunos cristales se habían incrustado en su piel, pero al parecer eso no le importó ya que no mostró...nada de su parte, ni un quejido de dolor o alguna mueca...nada...ese chico no sentía nada.

- Estás advertida Riddell - su voz gruesa le heló la sangre - no me mires más o recibirás algo peor.

Los trozos de lo que una vez fueron sus gafas cayeron de su mano, las había tirado, como si fuera basura, bueno básicamente lo es, ya no servían para nada.

Su musculosa espalda se puso en su campo de visión cuando se giró para retomar su camino a no sé dónde. Cuando estuvo lo suficientemente segura que no volvería fue que pudo estar tranquila.

Un suspiro de dolor y tristeza abandonó sus labios al observar sus gafas.

Se agachó en el suelo para recoger sus rotas gafas, lágrimas salieron de su rostro.

Ahora que hacía?...que podía hacer?

Esas gafas fueron compradas por su madre de un pequeño ahorro que había hecho hace tres meses, ahora como le decía que estaban rotas?

Lucía no tenía cara para decirle una cosa así a ella, su madre trabajaba mucho para recibir de ella más problemas de los que tenían.

Secó sus lágrimas con la manga de su abrigo mientras echaba lo que quedaba de las gafas en la mochila. No podía ir a clases, después de todo el profesor no la dejará entrar, ya era muy tarde.

Guardó una vez más los libros en el casillero para poner la clave y cerrarlo, colocó su mochila en su hombro a la vez que salía de la universidad hacia el patio trasero.

El gélido aire golpeó su rostro en cuanto puso un pie fuera, su cuerpo tembló ligeramente debido a eso. Caminó hacia una de las bancas para colocar la mochila en el suelo y sentarse.

Recostó la cabeza sobre la mesa, aunque tenía frío prefería estar aquí afuera que bajo la mirada de aquel salvaje, siempre a sido así, desde que su prima se lo presentó como su novio oficial siempre ha mantenido la misma seriedad y misterio.

Las horas fueron pasando hasta que sonó el timbre del recreo, se levantó e ingresó a paso rápido al interior de la universidad, el frío le estaba matando y con ellas las ganas de ir al baño.

Esquivando cómo pudo a todos aquellos que salían despavoridos hacia la cafetería logró llegar al segundo piso donde se hallaba el baño.

Estaba desolado, todos estaban en la cafetería o eso supuso, unos ruidos extraños provenientes del baño la alarmaron que no estaba del todo sola.

Quien podría ser?

Era toda una curiosa, se podría decir que ese era su defecto, pero que esperaban, nadie es perfecto.

Con mucho sigilo se fue acercando al cubículo de damas, lugar de donde provenía ese inquietante ruido.

Mientras más de acercaba a la puerta, más se iba aclarando el ruido, que no era un ruido cualquiera sino...gemidos?

La puerta del baño de damas estaba entreabierta dejándole un poco de visión a lo que estaba sucediendo allí adentro.

Los ojos de Lucía se abrieron desmesuradamente mientras llevaba sus manos a sus labios ahogando un gritó de asombro y sorpresa.

Maldita la hora en la que vino a aquí....

No daba crédito a lo que veía, su prima sentada abierta de piernas en el lavamanos, con la blusa rasgada dejando sus pechos operados al aire, su cabello rosa alborotado, su maquillaje corrido y su boca abierta de la cual provenían sonoros gemidos de placer.

" Los secretos de una Bestia " ||1er Libro ✔️Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang