—¿Tienes tiempo para charlar? —.preguntó cuando recogimos nuestras bebidas de la barra, inclinando la cabeza hacia la parte en la que había varias sillas.

—Sí, tengo algo de tiempo.

Afortunadamente mi voz no reveló lo nervioso que me sentía. No vi casi nunca a Changbin el año pasado. Minho lo mantenía ocupado. Y ahora lo había visto dos veces en una semana.

Nos instalamos en dos sillas frente a la acera. La gran ventana de vidrio estaba decorada con hojas de otoño. Dejé mi latte en la mesa frente a mí y equilibré mi panecillo en una servilleta sobre mi regazo. Rompiendo una esquina, lo mordisqueé, observándolo mientras bebía de su taza.

Él me sonrió, recostándose en su silla y poniendo un tobillo sobre su rodilla como sí se acomodara para una larga charla. Mi corazón latió más rápido. Lo que fuera que él tuviera que decir, claramente no tenía prisa, y ahí es cuando me di cuenta de que tal vez sólo quería... pasar el rato. Tal vez no había ningún objetivo. A diferencia de mi objetivo. Objetivos. Hacer que se enamorara de mí. Casarse conmigo y formar parte de su familia.

Finalmente, la necesidad de romper nuestro silencio me llevó a decir: —.Nunca te había visto por aquí antes. Aparte de la última vez. Y lo sabría. Estoy aquí demasiado. —Señalé nuestro entorno.

Él se encogió de hombros. —Minho nunca se preocupó mucho por el café. Prefería los smoothies.

—¿Pero tú prefieres el café?

—Estoy averiguando qué es lo que prefiero. Lo dejé decidir por los últimos dos años.—Hizo una mueca.— Dios, me estoy haciendo sonar a mí mismo abatido, ¿no?

Cerré ambas manos alrededor de mi taza, dejando que el calor del interior hiciera desaparecer el frió.—Estas acostumbrado a ceder y dejar que las personas dependan de ti y en este caso dejaste que él lo hiciera por dos años.

—¿Me estás analizando?

Me encogí de hombros. —Podría ser mi clase de psicología hablando. Pero conozco a tu familia. Es fácil ver que eres un producto de tus padres. Tu madre te crio para ser un hombre bueno, sensible a los demás.—Como que es un hecho que me hizo caer en un profundo enamoramiento por él cuando yo tenía meramente doce años.

Dos años mayor, popular y bien parecido, él no tenía por qué ser amable conmigo. La primera vez que fui a vivir con la abuela y empecé la escuela, todos se burlaban de mi ropa, mi pelo, el hecho de que estaba, obviamente, detrás de todos los demás académicamente. Cuando se enteraron de donde vivía, me dijeron que olía algo repugnante. Eso lo convirtió en un apodo. Un canto susurrado cuando pasaba.

Changbin podría haber mirado para otro lado. En su lugar, intervino y me habló un día. Justo enfrente de todos. Ese mismo día, Hyunjin me pidió que me sentara con él en el almuerzo. No creo que Changbin le diera exactamente la idea, pero Hyunjin había visto su bondad conmigo. Nunca olvidaré lo que hizo por mí ese día. Me quedé un poco enamorado de él entonces, y el resto del camino a lo largo de los años siguientes.

Changbin me miró durante un largo momento. Miré mi panecillo, desmigajando otro pedazo entre mis dedos, preocupado de que él pudiera ver en mis ojos algo de cómo me sentía.

—Un hombre bueno, ¿eh?—murmuró—. Tal vez demasiado. Me quedé con Minho más de lo que realmente deseaba solo porque no quería hacerle daño.

Levanté un trozo de panecillo hasta mi boca y lo mastiqué, analizando mis palabras cuidadosamente. —Creo que aún puedes ser una buena persona y también ser feliz. No son mutuamente excluyentes.

Él inclinó la cabeza y me sonrió. —¿Cómo es que alguien que sale con Hyunjin puede ser tan inteligente? —.bromeó.

Solté una carcajada y estudié mi panecillo restante. —No voy a decirle que dijiste eso.

—Gracias. Eso probablemente me salvará la vida. Pero es cierto, ya lo sabes.

—No soy tan inteligente. Sólo un alma vieja.—Eso es lo que papá me decía siempre. Era una de las pocas cosas que recordaba que me decía. Eso y que cuidara de mi madre. Se me quedó grabado, porque después de que mamá me dejara en casa de la abuela, solía preguntarme si mi padre estaba mirando hacia mí con decepción. ¿Creería que le había fallado?

De repente consciente de que Changbin no había respondido, di otra mirada hacia él. Ya no sonreía. Simplemente me estudiaba. Y no de una manera en que lo hubiera hecho antes. Me observaba como si realmente me estuviera viendo.

—Sí. Puedo ver eso.

Traté de no inquietarme bajo su escrutinio.

—Me alegro de haberte encontrado.—continuó, su familiar sonrisa apareció de nuevo en su lugar cuando la mirada pensativa se desvaneció—. Me preguntaba si querrías que viajáramos juntos a casa el próximo mes. A menos que tengas otros planes.

—No.—Negué con la cabeza, mi corazón latiendo con entusiasmo con esta repentina oportunidad. La última vez había ido a casa con Minho. A decir verdad, había estado debatiendo si volar a casa en lugar de hacer el viaje de cuatro horas. Sobre todo teniendo en cuenta lo poco fiable que era mi coche.

—Genial. Esto hará que el viaje sea más rápido por tener a alguien con quien hablar.

—Por supuesto.—concordé.

—Excelente.—Asintió con la cabeza—. No creo que tenga tu número.—Sacó su teléfono de su bolsillo—. ¿Cuál es?

Recité mi número.

—Genial.—Presionó un botón y mi teléfono empezó a sonar—. Ahora tienes el mío.

Bajé la mirada como si pudiera ver mi teléfono a través del bolsillo de mi chaqueta. –Genial—.repetí.

—Vamos a permanecer en contacto.—Le echó una mirada a su teléfono—. Hombre, llego tarde. Me tengo que ir. Reunión con mi tutor, pateará mi trasero.

—Deberías haber elegido una especialización diferente.—bromeé.

—No nos ofrecieron cestería —respondió él, con una expresión burlona de seriedad. Como si de alguna manera hubiera elegido el curso más flojo si hubiera estado disponible.

—Como si Seo Changbin pudiera ser menos que un neurocirujano.

—Estoy realmente interesado en la cirugía reconstructiva. Corrección de defectos de nacimiento... ese tipo de cosas.

Por supuesto. Él no querría ser un cirujano plástico estándar. Ayudar a las personas que más lo necesitaban. Ese era su modus operandi. Salvar cachorros y rescatar a los gatos de los árboles. De pie, se colgó la mochila al hombro. Agitó su teléfono a la ligera en el aire.—Hasta pronto.

Lo vi moverse entre las mesas y salir de la cafetería. Pasó por la ventana que había a mi derecha y me saludó alegremente a través del vidrio.

Sí. Hablaríamos pronto. Antes de viajar a casa. Lo volvería a ver. Un par de roces más como este y podría empezar a pensar en mí como algo más que un amigo, más que el chico con el que creció, más que el mejor amigo de su primo. Él me vería. Finalmente. Quizá.

⎯⎯「 ㍿ 」  あ ꠩ foreplayWhere stories live. Discover now