Claro, amaba el sentido de la responsabilidad de Temo, por supuesto que estaba a favor de que se protegiera, pero, ¿por qué no usar a la policía en eso? ¿Por qué tenía que hacerlo él?

Ari buscó el cuerpo de Temo dándose cuenta de que estaba solo en la cama, la habitación entera apestaba al aroma del alfa, claro, era un señuelo, así pensaría que el alfa estaba ahí pero se había ido, ¿por qué y a dónde? Era un misterio. Se estaba empezando a cansar de tener que sacarle las verdades a tirabuzón, así que tal vez era momento de que su omega le dejara tomar el control y empezara a ser el investigador que era.

—Tu papá está empezando a sacarme de quicio, ¿sabes? —Colocó la mano en su abultado abdomen —. Primero me dice que confía en mí y luego se va a mitad de la madrugada a hacer sabrá que cosa —una onda cálida le hizo sonreír a pesar de todo —. Supongo eso eres tú pidiéndome que le tenga paciencia. Sólo espero que no esté con su amigo, Mateo —otra vez el calor se hizo presente en la palma de su mano. Eso solía pasar a menudo sobre todo en las últimas semanas, tal vez debería contárselo a Temo pero, primero investigaría que mierda estaba pasando con ese lobo pulgoso.

Si Temo no quería confiar en él por las buenas lo iba a hacer por las malas.

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Temo se estacionó frente al local. Las vitrinas negras impedían la vista al interior, la fachada gris pasaba completamente desapercibida a pesar de las enormes letras que daban nombre al lugar: CAVA MICTLAN.

Abrió la puerta doble de madera con su propia llave adentro el olor ébano y roble le endulzó los sentidos. Las luces se encendieron, las elegantes meses estaban dispuestas por la explanada del lugar mientras frente a él estaba la barra donde una hermosa chica con una brillante cabellera negra le sonría.

―Llegas tarde ―Temo se acercó a la barra, la chica se estiró lo suficiente a través de ella para aspirar sobre su cuello ―, aunque creo que valió la pena. Hueles a otro, ¿es tu lobo? ―Temo asintió ―. Dulce y denso. Debe ser un tipo apasionado, tal vez algo necio también.

―Lo es ―Tonalli sonrió además de que sus ojos negros rebosaban de picardía. Para la Tribu era muy distinto todo sobre las jerarquías. Para ellos había sólo guerreros, no omegas, ni alfas, deltas o betas, ellos clasificaban sin importar nada más que su valor al luchar eso era realmente refrescante ―, tuve que escaparme para venir aquí, así que espero regresar antes de que él despierte y quiera poner mi cabeza en otro lado que no sea entre sus piernas.

Tonalli buscó debajo de la barra dándole un sobre que Temo abrió encontrando tres fotografías.

―Quizani envió esto esta noche. El primero es el senador Zúñiga, compañero de bancada de tu hermano, ahora está encargado de la mesa de seguridad. Hace un año por sus manos pasaron unos acuerdos para entregar armas unas guerrillas. El de en medio es el secretario de energía Arteaga, hace un mes hizo un trato con unas empresas de cosméticos, están derramando toda su porquería en los tres lagos más importantes del país y el último Moreno, el jefe de prensa de la presidencia, tipo ruin por donde se vea, si hay que matarlo, por favor déjamelo a mí ―Temo regresó todo al sobre.

Toda esa información era de suma importancia para la siguiente parte de su plan. Debían encontrar a los verdaderos herederos de Don Alejandro.

Temo miró el sello en el sobre. La Tribu a veces jugaba la suerte de una sociedad secreta, aunque Temo consideraba que era mucho más. Herederos de un montón de misterios, arraigados a sus raíces e historia en medio de un mundo lleno de lobos. Aun mantenían el mismísimo, Temo, en sus terrenos se había sentido conectado a la naturaleza más que nunca. Los viejos habían sido los encargados de su entrenamiento mientras que las personas jóvenes como Tonalli se las encargaban para vigilar fuera de esos terrenos.

Ella se había vuelto una buena amiga desde que el capitán Rodríguez lo había dejado en los terrenos de la Tribu, ella se encargó de hacerle entender lo que sus ancianos querían de él. Al principio Temo no confió demasiado pero luego entendió que Tonalli se había quedado sola, había perdido a su familia en manos del ente y tal vez por eso se había encariñado tanto con Temo, o bueno, encariñado no ere precisamente la palabra que podía describir el comportamiento de Tonalli con él.

No era una omega o un beta, así que no lo trataba como si fuera un alfa, lo trataba como una persona, un guerrero que aún estaba demostrando su valía a la Tribu.

Aun recordaba las noches en las que no soportaba la añoranza por Ari, ella se acercaba a él, por supuesto que la llenaba de historias de su omega y ella siempre la decía lo mismo: demuestra que eres digno de regresar con él, doma a tu bestia, sé uno con ella. Tonalli tenía razón, esa había sido la única manera de regresar con su manada.

―Se lo conté ―Tonalli lo miró ―, bueno, no todo. Le hablé de ustedes pero no de lo queremos hacer ―Tonalli lo miró fríamente con sus ojos negros.

―Eres tonto, lobo. Debes contarle todo ―Temo suspiró.

―Acabo de regresar con él, aún está pensando en todo lo que ha ocurrido en las últimas horas, quería darle algo de tiempo para que acostumbrara a todo lo que se nos viene ahora ―Tonalli empezó a moverse alrededor de la barra buscando ingredientes. Pronto el aroma a café se mezcló con el de la madera y antes de que Temo lo notara ya tenía una taza con una bebida a base de café y algún licor dulce que no identificaba.

―Dijiste que él era un buen guerrero ―Temo asintió bebiendo.

―Lo es. Pero espera nuestro primer cachorro ―Tonalli lo miró sin decir nada ―, estoy siendo muy protector, lo sé.

―Estás siendo un idiota.

―¿Entonces debo decirle qué? ¿Qué soy el elegido de una profecía milenaria?

―¿Elegido? ¿Qué es esto? ¿Harry Potter? ―Temo boqueó.

―¿Quieres decir que no hay una profecía? ―Tonalli bebió.

―Por supuesto que hay una profecía ―Temo le dio una mala mirada ―, y puede que tú encajes en ella o no ―Tonalli lo tomó de la muñeca ―, lo que te quiero decir, lobo, es que el destino se camina día a día y lo hacemos nosotros manteniéndonos en nuestras ideas, buscando lo correcto para nosotros. Camina el camino, lobo, pero no por un pedazo de papel milenario, sino porque es el camino correcto y... habla con tu compañero. Proteger de la verdad realmente no es proteger, lobo.

Temo recogió se llevó con él el informe que Tonalli le había dado y luego regreso a casa justo antes de que el sol apareciera, se desnudó y volvió a la cama abrazando a Ari mientras recordaba lo que Tonalli le había dicho y convencido que su amiga tenía razón.

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Espero que estén como Ari, con más preguntas que respuestas.

Gracias pors sus votos, lecturas o comentarios.

TenebraeWhere stories live. Discover now