El vínculo era fuerte, la necesidad de tocarlo era casi dolorosa así que Temo hizo uso de su completo autodominio para intentar buscar las palabras que calmaran a Ari.

—Caí por el acantilado inconsciente. La corriente del río me arrastro sin un rumbo. No supe de mí hasta que desperté encadenado en una de las cabañas del capitán Rodríguez —Ari se estremeció ante el recuerdo y Temo se acercó un poco a él para intentar calmarlo con su aroma —. Mis transformaciones eran intermitentes, no podía controlarme, incluso intenté lastimar al capitán Rodríguez. Conforme los días pasaron mi fuerza y estabilidad mejoró pero aún así era un peligro, acercarme a ustedes era impensable —Temo recordó el dolor de mantenerse lejos de Ari aún sabiendo que lo estaba necesitando, su lazo dolía, su propia mente se había sentido atiborrada de su hambre por estar a su lado pero saber que en cualquier momento podía perder el control y entonces llegaba el temor de pensar que podía lastimarlo —. Él sugirió un lugar con unas personas, así que tomé la única esperanza que me quedaba; llegué a un lugar en medio de la nada, sólo con la esperanza de que ellos pudieran ayudarme.

—¿Quiénes son ellos? —Le preguntó Ari tenso.

—Unas personas que me estaban esperando. Bueno, a alguien como yo —Ari lo miró si entender—. Hay un grupo de personas que sabían sobre Don Alejandro. Descendientes de Maqastakná que durante todo este tiempo esperaron la llegada de uno igual a Don Alejandro. Ellos me ayudaron a contenerme, como lo dijo Rodríguez, nuestra cultura no está muy alejada del chamanismo y los cambia formas. Durante todos estos meses aprendí sobre mi fuerza y poder. Conecté con mi lobo, nos hicimos uno y pude entender mejor mi naturaleza.

—¿Para qué te esperaban? —La incredulidad en la voz de Ari era palpable.

—Para detener todo esto —Ari negó.

—Mataste a esa cosa, ¿qué más quieren de ti? —Temo tragó.

—No era el único. Don Alejandro hizo un trato con Fenrir, él le dio poder, pero Don Alejandro debía ser el vínculo para él, para destrozar y lo está logrando. Hay personas, herederos, eso buscaba, lobos que se creen puros por haber nacido de él.

—¿Y qué quieren? —Le preguntó Ari mientras un escalofrío le recorría.

—No es dominar al mundo si eso crees. Lo quieren destruir. Para ellos, el resto somos impuros, no debemos caminar por las tierras que pertenecen a los reales lobos. Colapsaran este mundo a base de dolor, sufrimiento y muerte.

Ari no quería, ni podía entender lo que estaba oyendo.

—¿Te estás escuchando, Temo? Es una completa locura lo que me estás diciendo. Puedo entender que tu transformación sea una cadena más de la evolución pero de eso hablar de complots y salvar al mundo, carajo, Temo somos como cualquier otra persona y lo que me cuentas es ridículo.

—Es que, ese es realmente el punto, Ari. Tal vez no soy su heredero pero mi linaje está vinculado al suyo, Ari.

—¿Y? Por eso debes arriesgarnos a nosotros, a ti. ¿En que se supone que te vas a convertir, en un vigilante? Casi te pierdo, Temo. Ya hiciste lo que tenías que hacer, deja que los demás hagan lo que tiene —Temo podía sentir lo tenso y preocupado que estaba el omega a pesar de querer dejarse llevar por su lado racional podía notar que el lobo de Ari tenía miedo de lo que estaba ocurriendo y de que por eso se volvieran a alejar.

Sin importarle si era dañado o se incrementaba el odio de Ari hacia él, se terminó acercando para abrazarlo fuertemente.

—No lo entiendes, cariño. Si yo no estoy con ellos, estoy en su contra. Maté a la cosa que les dio origen, vendrán por mí para matarme — o para quitarle todo cuanto tenía como le pasó a Don Alejandro y terminar transformándolo en él. Esa era la parte que aún no le podía decir a Ari porque no estaba seguro de lo que esos tipos quería de él. Lo único seguro para la Tribu era que esos tipos no sabían quién era él y tampoco que ellos seguían existiendo.

TenebraeWhere stories live. Discover now