~La excepción~

•Capitulo 4: .~ Mejores amigos ~

—¿Qué está pasando?—me pregunté a mi misma—¿Por qué ninguno se movía? ¿Por qué estábamos tan cerca? ¿Por qué ninguno de los dos era capaz de articular palabra? ¿Por qué no podía dejar de ver esos ojos azules que tanto me recordaban a los de cierta persona de mi pasado? ¿Por qué era incapaz de moverme?

Él me miró unos instantes más a los ojos, abrió la boca para decir algo, después la cerró y de nuevo volvió a abrirla. Pareciera como si hubiese estado a punto de decir algo y en el último segundo se hubiese arrepentido.

-Será mejor que nos vayamos—susurró. Desvíe la mirada y me aparté dé él.

-No, vayamos a por uno más, aún tengo hambre—dije tratando de cambiar de tema, fingiendo que no había pasado nada, aunque al fin y al cabo, no era mentira ¿No? No había pasado nada...

-Tenía entendido que no querías problemas—dijo con una sonrisa torcida.

-Y yo tenía entendido que querías divertirte y que yo hiciese lo mismo.

-Obvio, pero si nos zampamos a medio pueblo, ¿Cuántos pumas crees que pensarán que han pasado por Mystic Falls? ¿Una manada entera?

Sonreí.

-Solo uno más, lo prometo.

Él sonrió.

-Me gustas 

-¿Qué?

-Sí, me gusta tu forma de ser, te pareces mucho a mí—dijo dedicándome una última mirada y comenzando a andar.

¿Le gusto? No podía evitar sentirme feliz. Le gustaba.

 -¿Y que te importa a ti eso?—susurré.

-¿Has dicho algo?

-No—negué y comencé a seguirlo.

Después de un rato caminando nos encontramos a dos chicas borrachas caminando por la calle. Nos dirigimos una mirada cómplice.

-¿A tu manera o a la mía?

-¿Por qué no ambas?

Se acercó a velocidad vampírica a las chicas

-Hola chicas—dijo con una sonrisa—¿Sois muy amigas?

Ellas se miraron.

-Claroo, somos mejores amigas

.-Y t estás más bueno que el chocolate.

-Ya bueno, eso ya lo sé.

¿Estaban coqueteando con él? Una furia me recorrió por dentro, sin saber muy bien por qué.

-Vamos a hacer esto más interesante—sonrió—¿Qué opinas realmente de tu amiga?—le dijo a la rubia de la derecha utilizando la compulsión.

-Es una falsa y una ridícula. La única razón por la que soy su amiga es porque tiene mucho dinero y a veces me presta.

La amiga de su derecha le miro indignada y la empujó.

-Esto se está volviendo realmente interesante—pensé acercándome yo también.

-¿Y qué opinas tú de ella?—le preguntó Damon está vez a la otra chica, siguiendo el mismo proceso.

-No me cae bien, pero la aguanto porque es la única amiga que tengo. No me gusta nada de ella, excepto su novio por eso me acosté con él.

Abrí la boca con una sonrisa y Damon me miró sonriendo también. Las chicas empezaron a tirarse de los pelos y acto seguido Damon las separó.

-Chicas no se peleen.