Thomas debió controlar las emociones que sintió con aquella respuesta; se sentía frustrado de no poder dar saltos como antes, pero su corazón los daba por él... Pulsó el botón y la cama volvió a su posición habitual. Danielle se acomodó del lado derecho, y se cubrió con el edredón. Tom apagó la lamparita de noche, y la oscuridad reinó en la estancia.

—¿No vas a continuar leyendo?

—No tengo muchos deseos de leer...

Danielle suspiró, tenía el corazón a mil, y era probable que así no pudiera conciliar el sueño.

—Buenas noches, Tom —le dijo tras un breve beso en la mejilla.

—Buenas noches, cariño.

Se mantuvieron uno al lado del otro en silencio, por una media hora. Danielle exploró diferentes posiciones para dormir, pero en ninguna se sentía cómoda. La cama lo era, pero el problema era ella: no tenía sueño. Finalmente se quedó mirando el techo: un hilito de luz se filtraba desde el balcón, y se concentraba en él como si pudiese darle respuesta a algunas de sus preguntas.

Thomas le tomó la mano por encima del edredón, aquel contacto con su piel tibia fue electrizante.

—¿Estás despierto?

—Sí, no he podido dormir. Noto que tú tampoco.

Danielle volvió a suspirar.

—Estoy bien, no te preocupes —le contestó.

—¿En qué piensas?

—Que hace muchos años que no duermo acompañada... La psicóloga me aconsejó que no acostumbrara a Ben a dormir conmigo, que lo mejor era que desde pequeñito se habituara a tener su habitación.

Thomas se giró hacia ella y le besó en la frente.

—Yo tampoco suelo dormir con nadie —le confesó—. Esto también es nuevo para mí, pero creo que la causa de mi insomnio es otra... Y creo que es la misma tuya.

Danielle se estremeció. Tenía razón: ella no podía dormir porque lo deseaba... Necesitaba besarlo, quería sentir su cuerpo junto al de ella, pero también tenía miedo de que las cosas no salieran como pensaban. Thomas volvió a apretar su mano:

—Todo estará bien... —le calmó él, como si le leyera la mente.

Danielle se giró hacia él y comenzó a besarlo. Fue un beso lento, pero que los hacía temblar. La satisfacción que sentía era indescriptible. Hacía tiempo que deseaba acercarse a él, pero las dudas la asaltaban; ahora experimentaba una especie de liberación y disfrutó de él. Thomas se deleitó con sus labios, y profundizó el beso, también con calma, no querían precipitarse en nada. Dani no pudo evitar suspirar cuando se separó un instante para recuperar el aliento, pero de inmediato continuó besándolo. Era como si no pudiese saciarse de él...

Thomas la abrazó. Sus manos le acariciaban la espalda por encima de la camiseta, pero aquel contacto era muy turbador. Dani sentía que temblaba contra él, pero quería continuar... El besó fue tan largo que olvidaron por cuanto tiempo estuvieron allí, rebosantes de aquella avidez que tenían el uno del otro. Tom jamás había hallado unos labios que lo envolvieran con tanta dulzura, y en ella sentía que lo encontraba todo... Danielle estaba cada vez más deseosa de él, nunca creyó que podría sentirse así.

Thomas besó sus mejillas y llegó a su cuello; aquel perfume que tan bien le conocía lo trastornaba. Continuó besándola, pero la sensibilidad de su cuello hizo que Danielle gimiera de placer.

—Tom... —susurró.

Escuchar su nombre en sus labios lo enardeció, así que continuó besándola, pero la camiseta le impedía avanzar más. Sin pensarlo dos veces levantó la playera por su espalda y la acarició apropiadamente.

Andar a tu lado ✔️Where stories live. Discover now