Capítulo 17

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—No te preocupes, cariño —le dijo dándole un beso—. Es hora de marcharnos.

—Este jardín se quedará en mi corazón...

—Recuerda soñar con el futuro —le pidió él, enmarcándole el rostro con sus manos–, un futuro de los dos.

Ella le dio otro beso y se lo prometió.

Danielle llegó a tiempo para la reunión en la empresa, pero su cabeza estuvo todo el tiempo en otra parte

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Danielle llegó a tiempo para la reunión en la empresa, pero su cabeza estuvo todo el tiempo en otra parte. Hubiese pasado más horas con Thomas en el jardín, pero debía volver al trabajo. Cuando lo dejó en su casa en Beverly Hills, tuvo la sensación de que una parte de su alma se quedaba con él.

—¿Puedes llevarme a casa? —le pidió su padre cuando la reunión terminó.

—¿Y tu auto? —rio Danielle, tomando unas carpetas.

—Tenía un ruido extraño y lo he mandado con el chofer al taller. Puedo irme en taxi si tienes otros planes...

—No te preocupes, papá, puedo llevarte, solo quisiera recoger a Ben en casa de los Vermont. Mónica lo fue a buscar a la escuela y me están esperando.

—Voy contigo, no tengo prisa.

A Danielle no le pesaba llevar a su padre, pero pensó que, si aparecía con él, no tendría oportunidad de darle un último beso a Thomas. ¡Sentía tanta necesidad de él que le asustaba! Sin embargo, tampoco estaba preparada para admitir frente a su padre lo que estaba sucediendo con Tom.

Cuando llegaron al hogar le dieron entrada de inmediato, y Danielle se estacionó frente a la casa.

—¿Te quedas en el auto? —le preguntó a su padre.

—No, creo que lo correcto es saludar a la familia, ¿no crees?

Ella asintió. Su padre se estaba comportando de manera correcta, pero era ella quien no quería mezclar las cosas. Su relación con Thomas era muy suya y no estaba dispuesta a hablar de ella todavía.

Danielle tocó el timbre y la puerta se abrió con el comando de Thomas. Él le sonrió de inmediato, pero se contuvo cuando vio a Richard a su lado. El beso en la mejilla que Danielle le dio le hizo comprender que la relación debía continuar en secreto.

—Hola, Tom —saludó ella, un poco nerviosa—. Mi padre decidió venir. Su auto está averiado y lo llevaré a casa después.

—¡Me alegra que haya venido, Richard! —exclamó Thomas estrechándole la mano—. Es bienvenido.

—Muchas gracias —contestó el aludido con una sonrisa—. No fue planeado, pero me encantaría que un día pudiéramos conversar con más calma. Dani me ha dicho que eres Horace Whitman, ¡admiro mucho tu obra, muchacho! Me he leído cada libro.

—Yo los leo primero y se los presto después —explicó Danielle riendo.

—Me siento honrado, Richard.

Andar a tu lado ✔️Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt