—Entonces te parece algo bueno —resumió Mónica con una sonrisa.

Tom asintió.

—Ya que voluntariamente has accedido a las reformas, podremos deshacernos del perro, ¿verdad? ¡Ya no necesitas chantajearme con él!

Thomas se rio. Aquella noche estaba de bastante buen humor.

—Dudo que puedas alejar a Tim de Jack —Así era como le había llamado.

Mónica echó un vistazo al salón donde se hallaban Tim y Rob jugando con el labrador. El niño se veía tan feliz que su madre no pudo evitar suspirar y esbozar una sonrisa. No podía hacerle eso al pequeño.

—Pienso que deberías invitar a Danielle y a Ben al cumpleaños de Tim —prosiguió Thomas.

Su hermana frunció el ceño:

—¿Estás seguro? Dijimos que sería algo pequeño, muy familiar. ¿Te sentirías a gusto con ellos aquí?

Después del accidente, Thomas se había mantenido aislado de todos, salvo de su mejor amigo, Michael, quien era médico, y de su esposa Sarah. La pareja tenía unos mellizos y habían planeado celebrar con ellos una pequeña cena de cumpleaños, para no pasar el día por alto.

—Ben es buen amigo de Tim, lo más lógico es que también sea invitado. Por otra parte, Danielle es una excelente mujer y es tu amiga.

Mónica no rebatió el argumento, aunque lo miró con cierta sospecha. Después de tantos meses deprimido, le parecía advertir que su hermano tenía algún interés en Danielle. ¡Quitó ese pensamiento de su mente por descabellado! Apenas se habían conocido, así que no podía deberse a eso.

—Mañana se lo diré —se limitó a contestar.

Poco después, Mónica se despidió de él y fue a por Tim para llevarlo a dormir. Antes de retirarse le echó una mirada asesina a Rob a causa del perro y le pidió que lo sacara de casa.

—¡Directo al patio! —le amenazó con el dedo.

El moreno le lanzó un beso y Mónica, rabiando, se marchó toda ruborizada con su hijo, mientras Rob reía de su reacción.

—Me parece que ustedes dos van a terminar juntos —comentó Tom, quien se dirigía en la silla hacia el salón.

Rob se rio. Tenía por costumbre no admitir nada ante ese tipo de comentarios, que se habían vuelto bastante frecuentes.

—¡Tu hermana es una mujer de armas tomar! —exclamó.

Jack se echó a los pies de Thomas, luego de que este le acariciara la cabeza.

—No le hagas caso y déjalo que duerma en casa. Mañana temprano lo sacas al patio y estoy seguro de que ni lo notará.

Rob aceptó. Aquella era una excelente idea.

—Es mi impresión o estás más animado.

Thomas negó con la cabeza.

—Es por Jack; es difícil no encariñarse con él al instante.

—Lo dudo —rio Rob—. Me mandaste al refugio por él, pero insististe en salir para ver a Danielle. Me parece que no es Jack quien te tiene tan contento.

Rob sí que sabía ser directo. Thomas le sonrió de medio lado.

—Quedé impresionado con las reformas para la casa. Creo que podré valerme por mí mismo y eso me da cierta paz.

Rob asintió. Eso tenía sentido, aunque no podía ignorar lo armoniosos que Danielle y él se veían en el jardín esta tarde, justo antes de marcharse.

Andar a tu lado ✔️Where stories live. Discover now