—¿Entonces te quedarás así? —me preguntó, sacándome de mis pensamientos. Miró de pies a cabeza mis cargos negros y la camiseta roja que tomé del ropero de Avery, mi hermano mayor. Me encogí en mi lugar—. ¿No quieres que te maquille, al menos?

—Podrías delinearme —murmuré, era casi lo único que me gustaba cómo se veía en mis ojos grandes y verdes—. Si quieres.

—¡Claro que sí! —chilló, era como si lograr que yo aceptara cambiar mi apariencia fuera un gran triunfo para ella. Siempre lo hacía, y eso hacía cuestionarme muchas cosas. ¿Qué más había mal en mí?—. Ven aquí.

Me paré por primera vez desde que llegué y caminé hacia el espejo para estar junto a ella. Se veía preciosa, como siempre. Se había puesto una falda negra junto con una malla color crema semitransparente que dejaba ver su sujetador del mismo color.

Me tuvo ahí unos cinco minutos hasta que su trabajo estuvo listo. No era la gran cosa, era probable que por los lentes de montura negra ni siquiera se notara, pero cuando me miré al espejo me sentí un poco mejor. Tal vez era porque la había hecho feliz y sabía que dejaría de molestarme durante un rato, o porque me hacía sentir bonita, aunque sabía que no lo era. De cualquier manera, sonreí con timidez mientras ella comenzó a buscar sus cosas.

—Vamos, Gus nos está esperando abajo.

Gus era el chico que le gustaba y algo así como su novio, aunque no era nada oficial. Era un buen chico, le gustaban las mismas cosas que a ella y parecía respetarla, además, me trataba bien.

Bajé con ella hasta el primer piso donde su madre, una mujer de unos cuarenta años con cabello negro y los mismos ojos que su hija, nos esperaba para despedirse, pues le tocaba turno de noche en el hospital donde trabajaba de enfermera.

—Cuídense y no lleguen tan tarde —nos dijo, esta noche me quedaría a dormir aquí. Dejó salir a su hija y, antes de que pudiera seguirla, me tomó el brazo con suavidad para detenerme—. June, por favor, échale un ojo, que no se emborrache y haga alguna estupidez.

Esto pasaba siempre. Cuando salíamos me pedían que cuidase del resto, que los vigilara. Casi podía escuchar la voz de mamá diciendo «procura que Avery no maneje borracho» o «cuida que Lucas no coma tanto helado porque luego le duele el estómago», y no los podía culpar, en cualquier lugar yo me veía como la responsable, pero la verdad era que no sabría qué hacer si algún día pasara algo. No era la persona adecuada para vigilar y cuidar. Sin embargo, miré a la madre de Lena y asentí con toda la seguridad que podía aparentar.

Afuera estaba helado, pero no tanto como para lamentar no haberme puesto alguna sudadera.

Nos subimos al Jeep gris de los padres de Gus, listas para una larga noche. Ni siquiera sabía de quién era la fiesta, probablemente era el cumpleaños de alguno de los amigos de Gus, o tal vez ni siquiera conocían al anfitrión. Esas cosas no importaban mucho.

Durante el camino apenas hablé, solo abrí la boca para responder las preguntas que me hacían o para negar los ofrecimientos de Gus para presentarme a alguno de sus amigos.

Cuando llegamos al lugar de la fiesta me di cuenta de que tal vez no debí haber aceptado venir. Era una casa gigante de dos pisos, tenía piscina y había demasiada gente, más de la que era capaz de soportar.

Me comenzó a doler el estómago y a sudar las manos. Ni siquiera habíamos entrado y ya me costaba respirar. Miré a Lena, pero ella estaba colgada del brazo de Gus mientras saludaban a otros chicos y chicas que estaban alrededor de la piscina.

—Hoy pienso emborracharme —anunció Lena en medio de una sonrisa despreocupada.

—Tu mamá... —comencé a decir, pero me cortó con un encogimiento de hombros.

Entre tormentas y arcoíris (lgbtqia+) (Completa✔️) Publicado por planetaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang