—Hola, Danielle, soy Rob. He traído tu Tablet; la dejaste olvidada. ¿Puedo pasar?

—Sí, por favor. Gracias...

La noticia le había tomado por sorpresa, pero lo agradeció. Así podría trabajar un poco en el proyecto de Thomas. No demoró en darle el autorizo para entrar, y al cabo de unos minutos le abrió la puerta. Quedó muy sorprendida cuando halló en el umbral no solo a Rob, sino también a Thomas.

Aquellos ojos oscuros ya no eran tan fieros como en la mañana, pero Danielle se quedó estática, sin saber qué hacer.

—Hola, perdona que aparezca así sin avisar, pero me gustaría hablar contigo.

La voz de Thomas la trajo de vuelta a la realidad, y de inmediato se apartó de la puerta para abrirle paso.

—Adelante.

Rob también entró y le dedicó una de sus acostumbradas sonrisas.

—Aquí tienes tu Tablet —le dijo tendiéndole el dispositivo.

—Muchas gracias.

Danielle colocó la Tablet encima de la mesa de centro, justo al lado de la novela de Horace Whitman que había estado leyendo. Thomas, quien se hallaba más cerca de la mesa, no pudo evitar preguntar con asombro:

—¿Lees a Horace Whitman?

Danielle volvió a mirarlo. Le tomó un par de segundos comprender lo que le estaba preguntando, pues se había puesto un poco nerviosa con su llegada.

—Sí, es mi escritor favorito. He leído todo de él.

Thomas no pudo evitar sonreír, pero permaneció callado. Rob, quien continuaba de pie, le dedicó una mirada cómplice. Thomas negó con la cabeza para impedirle hablar, pero el moreno no le prestó atención.

—Sabes que Horace Whitman es un pseudónimo, ¿verdad?

Danielle asintió.

—Sí, lo sé.

—Lo que tal vez no conozcas es que Thomas es Horace Whitman.

—¡Rob, por favor! —Tom intentó detenerlo, un poco avergonzado.

—¿Eres Horace Whitman? —preguntó Danielle con los ojos como platos y una sonrisa de oreja a oreja.

Thomas no pudo evitar asentir.

—No es un secreto, pero pocas personas lo conocen —admitió.

—¡Cielos! —exclamó Danielle sentándose frente a él—. ¡No puedo creerlo! Te admiro muchísimo...

—Gracias —le contestó Thomas con una sonrisa tímida.

Danielle iba a preguntar más sobre su trabajo cuando Tim apareció corriendo en el salón.

—¡Tío! —gritó antes de colgarse a su cuello.

Había sentido las voces de Rob y de él y no podía creerlo. Su tío pocas veces salía de casa y, sin embargo, allí estaba.

Thomas le dio un abrazo y un beso en la frente. Amaba a aquel chiquillo con todo su corazón.

—¿Has venido a buscarme? —Su tío negó con la cabeza.

—He venido a conversar con la señora Robson.

Otro pequeño, esta vez de rizos dorados, hizo entrada y se aferró a la cintura de su madre quien se puso de pie cuando él llegó.

—Él es mi hijo: Ben —dijo Dani presentándolo—. Ben, él es Thomas, el tío de Tim y este otro caballero es Rob, un amigo.

Ben estaba algo retraído, pero saludó con la mano. Luego se acercó a Thomas, pues le daba mucha curiosidad.

Andar a tu lado ✔️Where stories live. Discover now