Quien como tu.

3.8K 190 69
                                    

Como dije en la descripción, cada historia esta inspirada con una canción la cual le dejo arriba o bien pueden buscarla por el titulo de la historia.  


Utahime sabía perfectamente lo que era tener sentimientos escondidos, mal que mal llevaba años encubriendo el enamoramiento que tenía por Gojo Satoru con mala actitud, disposición y palabras hacia el de cabellos blancos. En su mente siempre trato de prohibirse los sentimientos que afloraban en ella cada vez que veía, sentía o escuchaba al más alto y por un momento de su vida peso que realmente lo había logrado que Gojo no era más que un capricho de juventud o solo sus hormonas respondiendo al evidente magnetismo del hechicero más fuerte; estaba equivocada, nunca había estado más errada en su vida que al creer que nada le ocurriría a su corazón y sus pensamientos al enterarse que el de cabello blanco estaba comprometido con otra persona.

Habían pasado un par de años cuando dejaron de verse por cosas de la vida, pero gracias a su amistad con Ieiri siempre estaba al tanto de las actividades del más alto, también habían veces que él la llamaba para cosas que tenía que ver con ambas escuelas o solo para molestarla, secretamente siempre pensó que existía una llama encendida que le daba esperanza de algún día dejar de ser orgullosa y recocer sus propios sentimientos; entonces la noticia del compromiso llego.

-"Puede que no respondas este mensaje, pero de todos modos te mande una invitación para mi fiesta de compromiso, sabemos que siempre has sido una debilucha mal genio, pero haz sido parte de mi vida desde la adolescencia y solo quiero que estés allí también, después de todo es el compromiso de Gojo Satoru no te puedes negar"- así concluyo el mensaje de voz que recibió, fue entonces que noto su rostro mojado y su corazón latiéndole casi en las orejas.

-Perdiste sin siquiera luchar – se regañó mientras se permitió volver a su adolescencia y abrazar su almohada para llorar –Eres realmente tonta Iori- volvió a renegar contra ella misma.


Algunos meses después.

La fiesta de compromiso había sido realmente hermosa, emotiva y llena de gente muy feliz, tanto así que el de cabello blanco se había permito invitar a los altos mandos para que vieran su felicidad y lo muy poco que le importaba sus rangos. Utahime aguanto todo el evento como una verdadera roca, con su cara de estar molesta por la presencia de Gojo, jamás se acercó a los festejados porque sabía que solo serviría para romper más su corazón, aunque claramente su estado era su propia culpa sin embargo se sintió orgullosa de aguantar toda esa noche sin derramar ni una lagrima hasta que llego a su hogar.

Entonces llego el día del matrimonio y allí estaba disfrazándose con un vestido que la había ver bonita pero con un aire de total desolación, sabía que tal vez jamás existió una posibilidad para ella y Gojo pero también sabía que a partir de ahora aunque hubiera existido una posibilidad todo murió el día que el conoció a la mujer perfecta para él, la que claramente no era ella; maquillo su triste rostro y se dio una última mirada en el espejo.

Cuando llego al lugar de la fiesta saludo a todo mundo mientras le hacían notar lo realmente linda que se veía en ese vestido rosa pastel; se sentó en las ultimas bancas de aquella capilla en donde vio a una linda chica de cabello negro vestida con el traje de novia más lindo que había visto jamás, vio a Gojo sonreírle y supo que él era feliz en ese momento y si se lo merecía o no, no quedaba en sus manos decirlo, solo sabía que le dolía y que estaba siendo egoísta y se odio por eso. Dio paso a la ceremonia en donde el hombre que amaba le prometía amor a otra y aquella chica hacia lo mismo, todo terminó entre aplausos y la invitación de que todos los invitados disfrutaran de la fiesta, fue entonces que no pudo escapar más.

-Iori Utahime ¿No?- escucho detrás de ella mientras su hombro era tocado delicadamente – Yo soy Stella – se presentó – La prometida de Satoru, disculpa- se rio delicadamente – La esposa- se corrigió con una felicidad absoluta chispeando de sus ojos.

-Sí, soy yo – dijo luego de un silencio que duro unos segundos pero para ella fue una eternidad – Lo siento, realmente debes pensar que soy una mal educada, felicitaciones –dijo fingiendo una sonrisa mientras la abrazaba –Te ves realmente hermosa.

-Muchas gracias –noto que la miro de pies a cabeza –Pero tú sí que eres aún más linda de cerca, solo te había visto por fotos y he escuchado mucho sobre ti.

-Seguramente Ieiri te ha contado de mí, créeme que exagerada respecto a mí – se sentía tremendamente incomoda en frente de la recién casada.

-No, todo lo que he escuchado o visto de ti es por Satoru- explico- Te nombro tanto cuando recién empezamos nuestra relación que hasta estuve un poco celosa de ti – volvió a reír haciendo que la azabache la imitara – Tenía muchas ganas de conocerte.

-Pues ya me has conocido, el gusto es todo mío – mintió, quería escapar de allí- De todos modos Gojo tiende a exagerar así que no le creas mucho a lo que te haya dicho de mí.

-¿Me tratas de mentiroso en frente de mi esposa?- fue entonces que el de cabello blanco se acercó – ¿No vas a felicitarme?

-Claro, felicitaciones – dijo dando una pequeña venia.

-¿No vas abrazarme?

-¿Debería? Personalmente siento que debo disculparme con ella por tenerte de esposo, has de ser un maldito dolor de cabeza todo el tiempo –le comento dejando salir esa Utahime desagradable – Lo siento- se disculpó con la chica.

-No te preocupes, me conto que se llevan así, pero ven a nuestra mesa, quiero hablar de muchas cosas contigo.

Fue así como estuvo atrapada hasta casi las tres de la mañana escuchando la linda historia de amor de Gojo y Stella, se enteró de detalles tan íntimos de cómo era el en la cama, claro que esto último lo supo luego de que la novia estuviera algo borracha, fue entonces que no resistió más y se excusó para poder irse a casa y sufrir en paz.

Estaba a punto de llegar a la salida del lugar, incluso había alcanzado a pedir el automóvil de aplicación para que la llevara cuando fue jalada suavemente por la muñeca asustándose pero volviendo a la calma cuando vio al flamante recién casado.

-¿Ibas a irte sin despedirte?

-Estoy cansada y solo quiero llegar a mi casa pronto- respondió con la voz temblorosa a lo que fue jalada nuevamente siendo atrapada en un abrazo apretado – Que...

-No pude seguir esperándote –comento casi en un susurro mientras la tenía pegada a su pecho – Ella apareció y tenía miedo de que jamás confesaras tus sentimientos y fui cobarde al no confesar los míos por orgullo, ahora las cosas están hechas.

-Este es un adiós, Gojo – lo miro con los ojos empapados en lágrimas notando también la tristeza en el –Se muy feliz ¿Si?

-Lo intentare, si alguna vez el destino nos vuelve a reunir... ¿Serias el amor de mi vida?

-Tal vez... -entonces el auto llego por ella y antes de meterse dentro se giró para mirarlo – ¡Sí!- le grito – Si lo seria.

Emprendió rumbo a su casa mientras su corazón estaban destrozado y ahora sabía que el de Gojo también, ambos era el ejemplo de la cobardía, el orgullo y el sentir que vas quedando solo, haciéndote elegir con la cabeza las cosas que deberían ser guiadas con el corazón. 

Fin. 

Amor con Música de Señora.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz