"Tócala y te juro que tomaré tu trasero de hombre lobo y te hare un bonito abrigo de piel para ella, ¿vale?"
En el que Ariel Martin, la hermana de Lydia Martin, regresa a casa después de estar un año fuera para descubrir que su casa está llena de ho...
Las mejillas de la chica Martin se enrojecieron bajo su mirada.
- Solo estaba bromeando. No suelo cantar frente a otros - comenzó Ariel, moviéndose del banco mientras agarraba su bolso del piso. Alisándose el vestido azul estampado y revisando su cabello, miró al chico para verlo en una postura más cómoda - Tú eres el chico de la fiesta, ¿verdad?
Inmediatamente asintió con la cabeza antes de tartamudear.
- Sí. Y tú eres el Ariel Martin.
Ariel soltó una suave risa.
- Eso es lo que me dicen.
- ¡Ariel!
El niño mira hacia atrás antes de que Lydia lo empuje bruscamente fuera de la puerta. La hermana de Ariel frunció los labios evaluando la escena, antes de mirarme.
- Es hora de que nos vayamos.
- Lydia - los ojos de la amable chica se agrandan mientras camina hacia la puerta - No puedes empujar a la gente fuera de tu camino.
Ariel busca al chico una vez que llegan a la puerta, pero ya no está, suspiró pensando que debió haberse ido después de que su hermana lo empujara.
La pequeña se volvió hacia su hermana con el ceño fruncido.
- Lo asustaste.
- Hmm - Lydia chasqueó la lengua, actuando para no estar interesada en lo que fuera que estaba diciendo - ¿A quién le importa? Él es un perdedor.
Ariel frunció el ceño pensando en el chico lindo. Una sonrisa se formó en su rostro, pensando en lo divertido que había sido en nuestra clase de inglés hoy. Fue tan dulce cuando la chica le preguntó qué se perdió las primeras semanas de escuela cuando no había estado aquí.
Ariel estaba tan ocupada pensando en el chico que no escuchó lo que dijo Lydia, lo que provocó que su hermana la sacara de repente de la habitación.
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Allison y Ariel estaban en el dormitorio de la Martin más joven, trabajando en la tarea de física, bueno, Allison. Ariel estaba loca de aburrimiento considerando que ya había terminado su trabajo cuando la maestra se lo contaba en clase. La dulce chica suspiró, resaltando sus notas para que se vieran bonitas. Aunque a Ariel no le importaba si Allison descubría que era inteligente, las apariencias eran la clave. Era más fácil mentirle a todo el mundo que a unas pocas personas.
Allison levantó la vista de su trabajo, mirando a la chica Martin con asombro.
- ¿Cómo terminaste? Empezamos hace cinco minutos.
Ariel se encogió de hombros, colocando la gorra en su resaltador azul, el color casi hacía juego con los ojos de la chica.
