Capítulo 12

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'Birthing Love'

Grecia, Athenas – Santuario.

Abril, 30 de 1751

Ione suspiró, sintiendo los rayos del sol darle de lleno en el rostro.

Removiéndose entre las suaves sabanas de algodón egipcio bostezó al mismo tiempo que extendió su mano a su lado buscando instintivamente esa cálida presencia que siempre le otorgaba tanta paz y seguridad, pero solo encontró el colchón vacío, aunque era de esperarse ya que su marido era una persona ocupada con deberes propios y siendo la mano derecha del Pope no podía pasar mucho tiempo ausente. Sintiendo la soñolencia embotar su mente intentó parpadear, pero estaba tan cómoda con una suave pero fresca brisa entrado por la ventana y el sol del mediodía calentándola deliciosamente que casi parecía un pecado moverse.

Ese día sus amigas y hermana mayor planeaban venir a visitarla, pero aun faltaba un poco para ello, por lo que se dijo que aún tenía tiempo de sobra para retozar un poco más.

Una ligera risa ahogada la hizo finalmente abrir los parpados y su vistan tardó unos segundos en ajustarse a la brillantez de la habitación, pero finalmente reconoció a la persona parada a unos pocos metros de ella como el hombre que le hubo robado el corazón con su amabilidad y paciencia, con el entendimiento y la tranquilidad, no hubo manera de resistirse a la llama que él era para ella, y así sus labios se lo hicieron saber al curvarse suavemente, inconscientemente llamándolo hacia ella.

"Sisyphus-sama..."

Enderezándose de su posición relajada contra el marco de la ventana caminó lentamente hacia la joven recorriéndola con su intensa mirada azul índigo de los pies a la cabeza, capturado por la belleza inusual y exótica que era su mujer, allí extendida en su cama con esos largos cabellos oscuros esparcidos como un halo a su alrededor junto al vestido blanco que destacaba su piel dorada, nada podía hacer latir su corazón tan desbocado como verla tan somnolienta y mirándolo con tanto amor en esos ojos bicolores avellana y lila. Algunos días se despertaba preguntándose como podía ser posible que fuera tan afortunado de no solo haber encontrado el amor sino además de ser correspondido tan fieramente, con tanta sinceridad y solo daba gracias a los Dioses por esa bendición, en especial a Athena pues él sentía que ella los había reunido.

Era increíble y él se aseguraba de que ella supiera todos los días cuanto la amaba y respectaba, cuán importante era ella para él.

Al llegar a la cama tomó asiento en el borde, extendió su mano para acariciar el rostro de la joven y al instante ella depositó su mejilla contra su palma dejando escapar un quedo suspiro de placer que le arranco otra sonrisa llena de afecto. Cuando pensaba en cómo era la chica al conocerla por primera vez y la veía ahora, le sorprendía y maravillaba los cambios que sucedieron para que lentamente ella fuera cambiando, abriéndose más al mundo que la rodeaba y para su orgullo y felicidad, la muchacha dejó de ser esa ave en cautiverio prisionera de una hermosa jaula dorada y extendió sus frágiles alas tomando la libertad con ambas manos, aunque el camino no fue del todo simple y sin obstáculo, esta los superó admirablemente.

"¿En qué piensa?" ella inquirió suavemente, observándolo desde bajo de sus pestañas aún muy somnolienta, pero disfrutando de su cercanía y de la agradable brisa.

"En ti" fue su respuesta, inclinándose para depositar un beso profundo y afectivo en los labios rosados de su esposa. Ah, como le gustaba pensar en ella como suya, tanto como pensar que él le pertenecía en cuerpo y alma a la chica. "¿Cómo te encuentras hoy?" inquirió después de retirarse bajando su mano al distendido estomago que anidaba al bebe, sintiendo al instante uno ligero movimiento que indicaba que la criatura sentía la cercanía de su padre y había reaccionado ante él.

Golden FeatherWhere stories live. Discover now