¡Amo este lugar!

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—Ella y Melanie —responde feliz. Cuando nombra a Mel me quedo en silencio, han pasado tres años de la última vez que la vi.

He evitado pensar en ella en estos años, me he enfocado en mi carrera profesional y en obtener títulos.

Pero ahora que ella la nombra, es como si todo el tiempo que la estuve evitando pensar, se fuera a la basura. Melanie inunda mi mente, todos los recuerdos que tengo de ella vuelven a mí.

—Por eso debe ser que danzas tan bien, Melanie es una buena profesora —digo por fin.

—¿La conoces? —la pequeña se acerca a mi contenta por hablar de Melanie, se nota que le tiene mucho cariño.

—La conozco, era mi amiga, hace muchos años que no la veo.

—¿Y ya no es tu amiga? —pregunta, esta pequeña está llena de preguntas.

—Yo me fui a Chicago, ella se quedó acá. Dejamos de vernos —le explico.

—Pero eso no quiere decir que hayan dejado de ser amigos. Solo necesitan volver a verse —para ella es tan fácil decirlo.

—Tienes razón, cuando la veas dale mis saludos ¿sí? —ella asiente.

—Yo le digo, la veo muy seguido, seguro estará contenta que te acuerdes de ella. —dice feliz.

Me pongo de pie y observo a Gabriela.

—Debemos irnos —Gaby le habla a Susi, le da un beso en la coronilla y se despide de las demás niñas.

—Adiós Eric, le diré a Melanie que viniste a visitarnos —eleva la mano y se despide de mí. Luego corre donde el grupo de niñas.

Gabriela me observa.

—Ella es muy especial —Gaby mete sus manos a los bolsillos de la chaqueta y camina a mi lado. Juntos salimos del orfanato.

—Demasiado especial, tiene muchas preguntas —respondo. Abro la puerta del auto para que mi hermana se suba, luego subo yo.

—Melanie le tiene mucho cariño, es su madrina, salen muy seguido a pasear —comenta mi hermana.

—Y ella la quiere mucho, ¿notaste cómo se acercó a mi cuando nombré lo bien que baila Melanie? —apoyo mi brazo a la ventana y observo las calles de Nueva York.

—Creo que ella ve una figura materna en Melanie, es por eso que la admira tanto.

Me quedo en silencio, observando hacia afuera.

Por ratos creo ver a Mel caminando por la ciudad. Sacudo la cabeza cuando llegamos a casa.

Gabriela baja y yo la sigo.

Entramos en mi antiguo hogar, el aroma familiar me recibe.

Mamá sale de la cocina y corre abrazarme.

—Hijo, te extrañé tanto —dice en mi pecho, yo respiro su aroma.

—Y yo a ti mamá —admito, le doy un beso en la coronilla.

—Preparé una rica cena para los tres, vengan —mi madre camina hasta la cocina. Nosotros la seguimos.

Al llegar a la cocina, la observo. Ver a mi madre hacer cosas tan comunes como servir la comida, me hacen muy feliz.

Poder estar en casa, con ellas dos, hace que me cuestione mi estadía en Chicago. Quizás decidí mal, quizás debí quedarme aquí en Nueva York cuando me ofrecieron jugar por el equipo.

—¿Pasa algo? —pregunta Gaby.

—¿Ustedes creen que decidí bien al irme a Chicago? —pregunto.

De pie (✔)Where stories live. Discover now