—¿Te has enamorado alguna vez? —Debía saberlo.

Liayh remoja sus labios antes de darme una respuesta.

—Hubo alguien que me gustó bastante.

Sentía como si mi corazón fuera aplastado. Sé que debía parar de preguntar, pero en serio quería saber más.

—¿Como terminó?

—Me asesinó—agachó la cabeza al decir esas dos palabras con suma tristeza.

Arregla lo que rompiste, idiota.

—Hey —Tomé su mentón y alce para que pudiera ver que decía la verdad —Ambas tenemos el corazón roto, no es la gran cosa.

Esta es la primera vez que me abro con alguien que no era Alexa, y me sentía preocupada de que ella quisiera insistir más como yo estúpidamente lo hice. Pero como dije, ella no era como Jessica, era una alter ego magnifico, sin espacios para fallas.

—En serio lo lamento —Lleva mi mano a su boca y deja en tierno beso en ella.

Luego de un largo rato hablando de nuestros gustos, unas risas, y algunos desacuerdos musicales. Liayh se encontraban con los ojos cerrados, frente a mí, la pelea de hoy con los dos híbridos la dejó exhausta física y mentalmente, tenía unos imperceptibles rasguños en su cuello y rostro.

Fue una pelea dura.

Lástima que Sabrina y Zac perdieron todo por esas detestables bestias.  Estas durmiendo con una, me recordó una voz. Me fuí acercando poco a poco a ella, su respiración adormilada me fascinaba. Trato de no confundir lo físico que le pertenece a Jessica con la personalidad con la que estoy durmiendo, pero su mandíbula marcada, sus facciones duras y lo bien formadas que estaba, me daban un perfil hermoso y extrañamente coqueto que me tenía embobada.

Me sentía una completa acosadora, me le acerque unos centímetros más, estaba 100% segura que ella estaba en un sueño profundo. Seguí acercándome, cuando unos brazos en mi cintura me atrajeron hacia su pecho. Me sonroje al sentir su risita ronca jugar conmigo.

—Buenas noches, mi luna.

Cerré los ojos al sentir su corazón retumbar en su pecho.

—Buenas noches, Liayh.

...

Mis piernas dolían como mil demonios, pero no me detuve, no antes de asegurarme que estuviera a salvo. El tiempo se volvió tan irrelevante; las horas, los minutos y segundos no significaba nada para mí. La noche era simplemente eterna. Sus risas y sus llantos se escuchaban en cada árbol hueco que no me daban si quiera una pista para poder salvarla de tal monstruo.

Las risas se dispararon del bosque hacia mí, atacando mis oídos con ferocidad. Tuve que detenerme después de tanto, y me tapé las orejas con esperanzas de calmar el barullo.

—¿Dónde estás? — solloce entre lágrimas.

Una fría brisa de invierno impacto en mi cuello causándome escalofríos y los gritos disminuyeron a vagos susurros.

—Eres mi única luna—exclama una segunda voz.

Sonríe al verla, olvidando todo a mi alrededor; ella estira sus brazos esperándome con esa calidez tan característica en sus ojos.  Claro que fui directo a ella, o al menos lo intenté.

Sentí como mi cuerpo era atravesado por otro, como si yo solo fuera la niebla de la noche. Cuando me di cuenta otra chica ya se encontraba entre sus brazos. No pude distinguir una característica que me dijera quién era ella, tenía una pañoleta cubriendo su cabello. Y tal como ella apareció de la nada, en ese único pequeño hueco del bosque donde entraba la luz de luna; criaturas emergieron de la oscuridad de los árboles, preparaban sus garras para atacar.

Black Onyx [1]Where stories live. Discover now