Delirium

48.7K 5.9K 11K
                                    


[Capítulo 9]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

[Capítulo 9]


{Abby}

Me reí después de que Bárbara se fuera y comprendí a Dasher, pero analicé que solo era cuestión de tiempo para que la chica se animara a disfrutar de ciertos placeres de la vida. Luego me reí más con los mensajes que encontré en mi móvil y de cómo Michael terminó abandonando mi grupo caliente.

En serio, Abby. Si me llamas para que mire cómo te queda ese conjunto, pierdes tu tiempo. Ya lo sabes —respondió el gruñón de Michael cuando le llamé y rodé los ojos.

—Eres un aburrido —me quejé y lo escuché bufar, hasta lo imaginé rodando los ojos y sonreí—. Pero no es solo para eso.

Hasta miedo me da preguntar para qué más.

—Ya, hombre —dije riendo y se quedó en silencio para que continuara—. Necesito un club y sabes de qué tipo —solté y su respiración se volvió pesada—. Así como también quiero los exámenes médicos de cierta persona.

Sabes que violar las leyes de esa manera me hará...

—Si no puedes tú, lo conseguiré yo. Únicamente averíguame a dónde debo ir —lo corté y maldijo.

Michael estaba consciente de que solo pedía su ayuda porque él así me lo exigió, pero tenía muy en cuenta de que podía conseguir lo que quería por mis propios medios y sin necesidad de meter a nadie más.

A veces eres como un grano en el culo, Abigail Pride —se quejó.

—Porque tú quieres que solo sea eso —le recordé—, pero no soy una mujer que pierde las esperanzas y menos contigo.

Mañana veré qué puedo conseguir —dijo tratando de ignorar mis palabras y me acerqué a la ventana para ver su coche.

—¿Micky? —susurré y presentí que me estaba viendo, lo que me hizo sonreír y abrir mi bata sin importar que otras personas pudieran verme— ¿En serio no te gusto?

De momento me gusta más vivir —aseguró con voz pesada y mordí la uña de mi índice cuando logré verlo observándome desde su lugar y le sonreí.

—Y ahí está la clave, guapo. De momento —susurré y lo vi negar.

También sonrió y le guiñé un ojo cuando colgué antes de cerrar la cortina.

Al día siguiente llegué al trabajo y actué como si nada hubiera pasado al ver a Bárbara como un perrito abandonado, avergonzada y sin saber qué hacer conmigo.

—Ayer llegaste a mi casa, me confiaste tu situación y te aconsejé. Fin del asunto, Bárbara —dije cuando me cansé de su actitud penosa—. Ahora es otro día, seguimos siendo compañeras y amigas si el destino lo permite. Estoy para lo que quieras, es tu decisión —añadí y le entregué unos documentos que debía firmar.

Abigail (Orgullo Blanco 5) +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora