°•Capítulo 11•°

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-Kiwa-

Hoy iba a ir a una misión junto a Nanami y Haibara. Era nuestra primera misión como equipo y estaba muy feliz. Haibara y yo teníamos una personalidad algo parecida, cosa que a Nanami no le gustaba, ya que él era bastante serio y ligado a las reglas, cosa que yo no, por lo que a veces podía perjudicar al grupo de mala manera. Sin embargo, todos nos complementamos de buena manera y logramos acabar con las maldiciones de bajas categorías que se presentaban delante de nuestros ojos.

Con ayuda de mi arma maldita, que ahora era una cadena, iba golpeando aquellas maldiciones mientras me daba impulso y daba vueltas en el aire para acabar con tres seguidas.

—¡Nanami-kun, tú te encargas del más grande! —le grité con emoción.

Creo que ya no tenía miedo, sabía que tener miedo en misiones así no iba a ayudarme para nada. Lo único que no iba era confiada, pues nunca sabíamos en qué momento íbamos a morir. Acumule energía maldita en mi puño y me lancé hacia la última maldición que también se dirigía hacia mí con fuerza, pero logré ganarle y chocar su cabeza con fuerza contra el suelo. La estructura del edificio se movió un poco.

—Vaya, ¡qué miedo! ¡Kiwa-chan, eres realmente fuerte!

—Concuerdo con él. No sólo aprendiste a controlar tu poder mágico en tan poco tiempo, sino que también has sido bendecida con una fuerza increíble.

Sonreí con las mejillas rojas. No siempre se escuchaba un halago de parte de Nanami. Me lancé a abrazarlos feliz.

—¡Gracias chicos, son el mejor equipo del mundo!

Haibara me abrazó con alegría, mientras que Nanami sólo se limitó a darme palmadas en la cabeza, como si fuera un perro. Luego de esta misión, los invité a comer algo, así que pasamos una linda tarde como grupo para luego volver a nuestra academia, que lo único que odiaba es que se pareciese a un colegio católico. Pero lo entendía, entendía que debía pasar desapercibido de los demás.

—Kiwa. —me detuve ante el llamado de Gojo y me giré para mirarlo mientras ponía mis manos entrelazadas en mi espalda.

—¿Uh? —alcé una ceja, parecía más tranquilo de lo normal. Incluso no parecía él.

—¿Por qué demoraste tanto? Tienes un límite de salida y llegada a la academia.

—¿Disculpa? ¿Desde cuándo te importa seguir las reglas de los peces gordos?

—Lo hago por tu bien, soy tu verdugo, mi deber es mantenerte bajo vigilancia y matarte cuando hagas algo que pueda perjudicar al mundo.

Solté una risa seca. Sabía que era verdad, pero Gojo nunca me lo repitió con tanta seriedad, siempre lo sacaba en cara en nuestras discusiones, como si la palabra verdugo le diera más superioridad.

—¿Qué estás diciendo, Gojo? No entiendo nada, en verdad este no eres tú. —lo analicé y me acerqué a él—. Un momento, ¿estás tratando de parecerte a Geto-kun?

Él soltó un quejido y se tomó de los cabellos. Sonreí, lo pillé.

—¡Ay, no pude, soy pésimo imitando!

Apoyé mi mano en su hombro.

—Sí.

Él me miró y me invitó a sentarme en uno de los escalones de las escaleras, acepté, sólo porque el ambiente que se había creado entre nosotros era diferente a los demás, pero extraño. Miré el cielo y como éste poco a poco iba oscureciendo. Intrigada, me acomode de tal modo que quedara delante de él y le quité los lentes de sol.

—Hey.

—Solo será un minuto.

Bajo la atenta mirada de Gojo, me puse los lentes de sol y no vi nada, literalmente, estaba completamente en negro. Sonreí, me puse de pie y coloqué mis manos en mi cintura.

Kiwa || Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora