Jueves

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Una vez todas las palomas se alejaron y ambos chicos se miraron un par de segundos, el pálido habló.

— Uh... ¿Estás bien?

¡No! Jake no se encontraba bien en lo más mínimo. Sí, su pequeña sonrisa no desaparecía, pero por dentro estaba muriendo de únicamente pena. No le tomó mucho acercarse a él porque estaba decidido a hacerlo, pero ahora se arrepentía, y mucho.

— S-Sí, creo...

Miraba a su alrededor y estaba completamente solo a su alrededor exceptuando al chico frente suyo. Palomas cobardes.

— Entonces... — la voz un poco gruesa del desconocido sonó nuevamente —. ¿Necesitas algo?

Miró de reojo hacia tras suyo, y adivinen qué... ¡HeeSeung y JungWon ya no estaban!

— Con esos amigos para qué quiero enemigos — murmuró él.

— ¿Disculpa? 

Debía comenzar a practicar no decir lo que pensaba.

— N-Nada... — regresó su vista al frente —. Bueno, yo... — apreció los bonitos labios del chico —. Sí, tú sabes, eso...

— ¿Eso...?

Bien, incluso él se comenzaba a confundir con esas palabras que abandonaban su boca involuntariamente. Suspiró y dejó salir el aire de su pecho.

— Sí, bueno... Seré d-directo, ¿bien? — el aparentemente más alto asintió, le causaba curiosidad ese chico castaño frente a él —. En mi escuela habrá una exposición d-de fotos y necesito un modelo y... ¡Y-Y quiero que seas tú! Es decir, ya sabes, creo que tú, sí, tú...

Y los balbuceos comenzaban de nuevo, era estúpidamente vergonzosa aquella escena para su persona. ¡Adiós dignidad!

Estaba siendo observado fijamente, no decía nada, no hablaba, sólo estaba siendo visto hacer el ridículo. Probablemente nadie más del parque les estaba poniendo atención pero Jake sentía unas enormes mariposas en su estómago. 

— Está bien.

Regresó sus orbes hacia el pelinegro asombrado, literalmente solo dijo dos palabras y le sonrió. ¡¿Era consciente de el caos que provocaba?! ¡Ni si quiera sabía su nombre!

— ¿Enserio?

— Por supuesto, te he visto muchas veces aquí, y, a menos que seas un acosador que se sienta en esa banca de enfrente diario solo a verme, luces amigable a decir verdad.

El chico se levantó de su asiento y sacó de una mochila que tenía a su lado una libreta donde anotó algo, arrancó la hoja y se la entregó a Jake. Así de fácil. Así de sencillo.

El australiano se quedó perplejo ante los pocos pero significantes movimientos que hacía...

— Por cierto, mi nombre es SungHoon. Llámame y nos pondremos de acuerdo.

Unos pasos sutiles le bastaron a SungHoon para irse de ahí y caminar hacia otra dirección. Jake solo se quedó ahí parado sin saber qué hacer en medio de su nerviosismo, vergüenza aún presente y un poco de ganas de llorar por aquella humillación con las palomas, mas solo sonrió grabando a aquel lindo chico en su mente.

musa ☆ jakehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora