🌹•IX○Capítulo Nueve

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-Nena, ¿Dónde te metiste?-Expresó desde la habitación, Maximiliano, buscándome. Bajó las escaleras con un traje ocre, distinto a los que acostumbraba usar.

-¡Te ves hermoso hoy, amor!-Susurré y besé sus labios.

-¡A desayunar, preciosa!-Expresó, tomó mi mano y la entrelazó con la suya.

Me guió hasta un jardín hermoso lleno de flores. Desayunamos en un pequeño patio compartido con los vecinos, comimos un poco de todo, me sentí en la gloria.

Tras un extraordinario desayuno, regresé a mi hogar, elegí un conjunto hermoso en color rosa pastel que constaba de una camisa manga larga con una falda plisada gris, acompañado con un pañuelo estampado en flores y unas sandalias de gamusa con tacón cuadrado forrado y correa ajustable en el tobillo con hebilla circular de H&M. Dejé mi cabello al natural con una ondulaciones, gracias al champú de Maximiliano. Mi rostro lo dejé al natural, porque me maquillaría el equipo con el que tendría la oportunidad de convivir.

Me enviaron un mensaje para decirme que llevara dos opciones de outfit para la sesión de fotografía que sería oficial de la revista junto a unas estupendas preguntas.

Maximiliano me esperó pacientemente en la sala, checando su teléfono. Cuando me vió lista, me envolvió en sus brazos en un gesto dulce y seguidamente nos marchamos a la dirección de la revista.

-¡Te deseo lo mejor hoy, mi chica hermosa!-Exclamó sonriendo con sinceridad. Depositó un cálido beso en mis labios, cargado de felicidad y me dejó ir.

Entré en un edificio de muchos pisos; sin duda, la revista Cool te hacía sentir toda una top model con una sesión de fotografía en la oscuridad, además tuve el placer de responder preguntas divertidas, más que todo cotilleo de amor.

El articulo donde saldría se titulaba "La Ostentosa Vida de Roses, una escritora innovadora"

Después de desmaquillar mi rostro, por las miles de capas que pusieron, salí del estudio de fotografía, me despedí del equipo. Estaría pendiente cuando enviaran una revista original junto a mis fotografías en un álbum.

Fue así como el jueves se convirtió en un día muy especial, no solo por la sesión de fotografía, sino por la visita de Hailey y el pequeño niño de mis ojos. ¡Era prodigioso! Había pasado casi una semana, días extraordinarios, solo quedaba un compromiso editorial.

Tuve el placer de compartir varias noches con Maximiliano, no solo hablando un poco de nosotros, nuestro día, además coleccionando momentos juntos, como pareja.

Volví a mi hogar ese día en un taxi, me dediqué a descansar en la bañera con espuma y rosas rojas. Preparé sándwiches con un té caliente de hierbas, una vez comí y bebí, quedé dormida en el mueble de la sala.

¡Finalmente llegó el viernes! Se vino encima un día inesperadamente. Salí con normalidad a ejercitarme, comencé con un té riquísimo, en menos de lo esperado me duché, me vestí y me arreglé para salir a mi compromiso editorial. Ese día llevaba un vestido con volantes verde oscuro junto a unos tacones blancos, mi cabello hecho rizos y mi maquillaje sencillo.

Llegué a la iglesia en plena acción, un grupo de lectores de edades comprendidas entre los doce y veinticinco años, me esperaban con ansias y deseos por conocer todos los detalles, queriendo captar la primicia e incluso exclusivas de mi nuevo proyecto.

Fue una experiencia gratificante, hablamos un poco de mi novela, les brindé una charla entretenida con diversos consejos respecto a luchar por sus sueños, no rendirse jamás y aprender a ser resiliente.

Tras dos horas intensas de conversación, todos los presentes me dieron la sorpresa de una merienda junto a un regalo especial, representando algo muy bonito, un bolígrafo. Fue así como me despedí.

No había visto el móvil en toda la charla, algo correcto. Después de mi salida de mis compromisos, decidí ir a darme un gusto, porque lo merecía y lo necesitaba. Disfruté de sentarme en una terraza a comer un plato de pasta boloñesa vegana, un batido verde y revisar mis mensajes. Era impresionante, incluso curioso, desaparecer unas horas, varios mensajes de Hailey, Maximiliano y Mamá.

◄Maximiliano D'Angelo 12:02 pm. ¡Buenas tardes, corazón! ♥ ¿Cómo te fue? ¿Quieres que pase por ti?

◄Mamá 12:16 pm. Mi niña, estuviste bellísima hoy. ¡Te extraño un montón!

◄Hailey 11:45 am. Sé que ha pasado poco tiempo desde que nos vimos, pero... ¡Tenemos que hablar!

Luego de ver los mensajes, encuentro 5 llamadas perdidas de Maximiliano. Decidí responder los mensajes de cada uno.

◄A Maximiliano D'Angelo. Ven por mí al Café Lorenzini. Todo bien, esperando contarte todos los detalles.

◄A Mamá. ¡Gracias mami! Te quiero ver pronto, todo es gracias al amor, los valores y la pasión que me transmitías.

◄A Hailey. Chica, pero tú eres mala, me dejas siempre en suspenso.

Me dediqué a comer y a disfrutar un rato agradable, distinto. Veinte minutos después apareció en el restaurante con un ramo de margaritas que olían exquisito, añadiendo un abrazo fuerte con un beso lleno de alegría, Maximiliano.

Tras comer, me llevó a casa. El camino a mi dulce hogar, aproveché para converser acerca de nuestro día, los detalles insignificantes hice que cobraran vida. Antes de salir del auto, incluso despedirnos, Maximiliano me tomó por la mano y me invitó a quedarme un rato más.

-¿Quieres venir mañana a una cena con mis padres?-Preguntó. Sus ojos me miraban esperanzados, necesitaba una respuesta pronto.

-¿No es muy pronto?-Respondí.

-¿Recuerdas que dijimos estar en tu vida, mi vida, nuestra vida, por la eternidad?-Pronunció despacio, entrecerré los ojos y bufé.

-¿Por qué estamos haciendo tantas preguntas?-Expresé y me reí.

-Tú y yo, nena. Acordamos que iríamos como el tiempo marchara. Quiero presentarte ante mis padres, deseo que noten lo maravillosa que eres. –Expuso, pero fue tan tierno su tono de voz que me sentí bendecida.

-¿Cómo debo ir vestida?-Interrogué.

-Cómoda, cielo... ¡No olvides llevar tu sonrisa deslumbrante y tu belleza radiante!-Bromeó sonriendo al final. Se acercó con su profunda e intensa mirada y sin esperar nada más, unió nuestros mundos en uno solo.

-¿No quieres subir un rato?-Pregunté algo sofocada, tras el beso.

-Si me lo pides así, no tengo muchas alternativas. –Manifestó.

Subimos a mi hogar por las escaleras, primero yo, después Maximiliano. Entramos, encendí la chimenea, él la televisión e hizo zapping, mientras me encaminaba a la habitación. Me sentí incomoda, porque tenía como rutina llegar y enseguida cambiarme de ropa de salir a conjuntos cómodos, así que elegí un conjunto de top corto hombros caídos con unos joggers en gris claro.

-¡Vaya, vaya...! ¿A eso le llamas pijama, señorita D'Angelo? –Susurró Maximiliano, cuando irrumpí en la sala. Se levantó del mueble, desde donde manipulaba unos controles en mi televisión, vino a paso apresurado a mí y me envolvió nuevamente en el día entre sus brazos, se estaba volviendo una costumbre maravillosa. Hundió la nariz en mi cabello y susurró: -¡Estás preciosa!-

Esa noche de viernes vimos una película. Otro día, quizá en otra ocasión estuviese en un discoteca, una fiesta, una reunión familiar o quizá escribiendo, pero ese momento no lo cambiaría por nada, me sentía feliz, a gusto, en los brazos más cómodos que había tenido algún día.

Esa noche nos acurrucamos juntos.

MI FLORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora