🌹•III○Capítulo Tres

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Desde la salida de la sala de juntas nos invadió sepulcral. Solo podía hablar su mirada y el roce entrelazado con el mío.

-¿Te puedo confesar algo raro?-Interrogó él, produciendo una inmensa curiosidad en mí.

-¿Qué será?-Dije sin pausas. Él sonrió tranquilamente, pareció relajarse. ¡Dios, que hermoso es este hombre!, pensé.

-Me muero por darte un beso en la mejilla.-Admitió y se rascó el cuello. Su gesto admitió que estaba nervioso y tomaría una decisión importante. -¿Puedo besarte?-Susurró y me miró esperando una respuesta.

-¡Está bien!-Anuncié. Se acercó despacio. Estar con él en soledad era alucinante. Podía captar su respiración, aspirar su aroma, oler su cabello a fresas, ver las facciones de su rostro. Tocó con sus labios ligeramente mi mejilla.

Su roce se prolongó en mi mejilla. Me pregunté: ¿Cómo se sentiría besarnos? ¿Mi sueño se podría hacer realidad en vida? El mundo seguía girando a su curso a mi alrededor, no se detenía y al parecer ya pronto se abriría el ascensor en el piso veinte.

Se separó apenas se abrieron las puertas. Soltó mi mano, lo seguí por donde caminó. Entramos en una habitación rodeados de un montón de personas trabajando en computadoras. Llegamos a un salón con muchas sillas, allí también había una mesa donde estaban esparcidas diversos materiales para la portada del libro: duros, delgados, gorditos.

-¿Cuál te gusta más?-Preguntó.

-La tapa dura, porque he visto que son más duraderas y resistentes. –Expresé mientras veía como sus ojos se tornaban de ilusión. Sonreí a medias.

-¡Estás preciosa hoy con ese vestido! Te sienta de maravilla ese color. –Explicó.

-¡Muchas gracias!- Articulé con gratitud. –Me parece que nos pusimos de acuerdo anoche con el color para vestir hoy. –Añadí en gesto de sorna.

-Tal vez estamos sincronizados. –Admitió y guiñó el ojo derecho, sin duda, era un seductor.

-¿Cuándo podemos imprimir la primera muestra?-Mascullé, cambiando de tema drásticamente. Necesita evadir la conexión que sentía tan profunda con él.

-Quizá dentro de un mes aproximadamente. Elizabeth tiene el poder de tu novela junto a Elena, ellas se han encargado de muchas historias por dos años. Son hermanas y las une la pasión por la escritura, tendrás el mejor éxito asegurado por la corrección en menos de tres semanas, porque suelen leer y corregir muy rápido. –Pronunció. Por un lado, me sentí aliviada, me liberé una carga mental.

-¡Gracias en verdad por apoyar mi proyecto! Debo volver a mi trabajo. –Expliqué, pero cuando me iba a levantar de una silla cómoda, dos manos grandes me volvieron a poner sentada, dejándome anonadada.

-¿Podríamos cenar mañana?-Propuso.

-Tengo que revisar mi agenda. –Susurré. No quise sonar desesperada, pero tampoco quería darle una ilusión. Hace mucho que no sentía algo tan impresionante por alguien. La última persona por la que sentí algo bonito y digno, fue por mi primer amor, mi novio de la secundaria, fue también el dueño de mi primer beso, mi primera vez, dos años, crecimos, cambiamos, nos separamos. Decidí agregar: -Te llamo más tarde, luego de revisar mis eventos. –para salir de la Editorial.

Esa tarde fue caótica en el laboratorio, llegaron muchos pacientes, faltó una compañera, se extraviaron unos resultados y necesitaba con urgencia un descanso.

Agradecí cuando terminó la jornada laboral, porque nada más regresar a casa, me acosté en mi cama cómoda, encendí la chimenea y me pensé seriamente en decirle si o no a cenar con Maximiliano.

Me duché para relajar mi mente, aclarar las ideas. Preparé una pizza vegana muy fit. Leí mi libro espiritual, mientras cocinaba mi cena. Una vez estuvo cocida, la saqué y cené viendo Friends. Tras la cena, miré el reloj, eran las 7:32pm, decidí llamar a Maximiliano desde la tranquilidad de mi cama.

Un tono. El nerviosismo invade mis venas.

Dos tonos. ¿Estará ocupado?

Tres tonos. Esperando...

Cuarto tono. Escuché su voz.

-¡Buenas noches, Roses! ¿Cómo estuvo tu tarde, nena?- Manifestó.

-¡Hola Maximiliano! Algo difícil, pero nada que no se pudiera resolver. ¿La tuya?-

-Oh, princesa... También algo caótica, pero finalizó bien... -Su tono era tan relajante que me producía paz.

-Hay momentos del día algo caóticos.-Añadí. –Estuve revisando mi agenda y mañana tengo un espacio disponible a las siete de la noche.-Manifesté.

-De acuerdo, me parece que tienes una agenda muy ocupada, pero en vista de tener ese espacio disponible. ¿Te gustaría aceptar mi invitación a cenar?-Propuso.

-Hay días ocupados y otros llenos de relax. Acepto ir a cenar contigo mañana.-Respondí.

-Pasaré por ti a las seis y cincuenta minutos. ¿Te parece bien?-Acordó.

-De acuerdo. –Acordé.

-Tu portada será preciosa. Tiene un acabado de lujo y la campaña de promoción con marketing digital está creciendo, la cuenta de fans del otro libro es una excelente comunidad, será un éxito. Dentro de un tiempo tú podrás manejarla mucho mejor. –Cambió de tema.

¡Me encanta! La idea de la mariposa surgió para ser la mejor. ¡Estoy segura de ello! Estoy deseando verla pronto.

-¿Ha sido un día largo, no?- Articuló.

-En efecto, sí. –Acepté. Rió a través de la llamada, siendo música para mis oídos.

-¡Hasta mañana, Roses!-Susurró con dulzura.

-¡Buenas noches, Maximiliano!-Me despedí. Colgué.

Me quedé dormida con un playlist de relajación que tenía para descansar como un bebé.

MI FLORWhere stories live. Discover now