[ twenty one ]

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Cuando Chan escuchó la puerta de la oficina de Vernon abrirse no pudo evitar sentir que su sangre dejaba de circular de golpe, por supuesto que la única persona que se atrevería a entrar a la oficina del presidente como si se tratará de la suya propia era Junhui.

Chand intentó darse prisa a recoger todos los papeles que necesitaba para elaborar los informes de la semana y salir tan pronto fuera posible del lugar, pero sus movimientos se volvieron torpes y casi tiró los mismo papeles en sus manos por todo el suelo alfombrado.

--El señor Chwe no se encuentra en este momento, señor Moon --dijo sin remedio, sabiendo que el hombre ya había notado su presencia --si necesita que le pasé algún recado puede decírmelo y se lo diré en cuanto vuelva.

--¿A dónde fue ese mocoso? --preguntó el mayor con las cejas fruncidas, no era usual que Vernon se ausentará en su trabajo, no lo era, mucho menos en un día entre semana --¿Acaso está enfermo?

--Son... asuntos privados --murmuró Chan, sintiendo su cuerpo ponerse rígido mientras más cerca se encontraba Junhui de él --eso mencionó antes de irse.

Chan tragó con fuerza al ver al mayor de pie a su lado, sonriendo inocentemente --Y- y también mencionó que lo echará de su oficina si venía.

--Déjame ayudarte con eso --sus ojos se cerraron con fuerza cuando vio la mano del hombre estirarse en su dirección, pero nada más pasó, a excepción del peso que fue retirado de sus manos. 

Cuando volvió a mirar frente a él, Junhui seguía sonriendo brillante e imperturbable --Vamos, no queremos que Vernon te reprenda por mi culpa.

Junhui guio el camino mientras Chan avanzaba silenciosamente detrás de él, con los puños apretados fuertemente a sus lados. No odiaba a Junhui, no lo hacía, pero no lo comprendía.

Desde el momento en que había llegado a ese lugar, el hombre había comenzado ese extraño juego tonto sobre lo mucho que le gustaba, lo muy interesado que estaba en él y como no iba a descansar hasta que Chan le correspondiera.

Pero no parecía sincero. Chan ni siquiera lo conocía bien y fácilmente podía ver a través de él, como esa parecía ser su táctica de conquista; si admitía en voz alta que él estaba interesado, ¿qué iba a suceder después? 

Junhui iba a perder el interés, y él iba a quedar como otra de las patéticas conquistas en su largo repertorio. Ya conocía esa historia, Chan no tenía demasiado por ofrecer, había cientos de personas que Junhui veía a diario en ese lugar más atractivas que él, también cientos de personas con mayor estatus, o inteligencia, incluso cientos de veces más interesantes que él.

Chan era solo un asistente que necesitaba ese dinero, ¿qué podía ofrecer él?  Lo único que quedaba era seguirse negando a ello, a pesar de que hubiera caído por las torpes, torpes y estúpidas acciones de Junhui casi en el primer momento.

--Listo --la torre de carpetas fue colocada gentilmente sobre su escritorio --¿no merezco una recompensa por mi ayuda? --preguntó con ese tono coqueto que ya conocía de memoria.

--Yo no pedí, su ayuda, señor Moon.

El mayor solo sonrió, habiendo anticipado la negación y tomó la carpeta superior --Como puedes comprender la horrible letra de Vernon.

--Me acostumbré a ella, creo.

Chan tomó asiento frente a su ordenador y comenzó a teclear, esperando que eso fuera una clara señal de que la conversación había terminado y Junhui volviera por el lugar por el que había llegado, pero no sucedió.

El hombre lo siguió mirando desde el frente de su escritorio, sonriendo como un idiota --Señor Moon... --suspiró él y Junhui resopló con diversión antes de enderezarse.

oh my daddy! ; verkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora