Capítulo 31

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Al fin había llegado el ansiado festival de fin de curso. Había ido a casa para ducharme y arreglarme un poco, poniéndome unos vaqueros pitillo, una camisa blanca de lino sueltecita de tirantes y unas sandalias de cuña del mismo color que la camiseta. Estaba ilusionada, por fin terminaba un curso muy duro para mí, y aquel verano intentaría curarme un poco de mi desastrosa vida amorosa.

Al llegar al colegio mis alumnos ya me estaban esperando, estaban todos muy guapos: los niños con el pelo engominad hacia atrás y las niñas con sombra de ojos y brillo de labios. Me miraron con sus ojos brillantes, sintiéndose importantes, que harían una cosa chula y que habían sido ellos mismos quienes habían trabajado en aquella representación teatral. Y por motivos como aquel era por lo que me encantaba mi profesión.

El espectáculo tenía que empezar, y puedo decir que casi estaba yo más nerviosa que mis niños. Me bastaba que la obra teatral saliera la mitad de bien que en los ensayos que habíamos hecho, y mis chicos podrían con aquello y más.

Resultó que la obra salió muchísimo mejor de lo esperado, y aquello me satisfizo a mí y a mis alumnos. Entonces noté algo raro, Carol y Mireia cuchicheaban nerviosas y mirando a su alrededor. Algo me confirmaba que aquellas dos estaban planeando algo, y precisamente no era bueno ¿Qué puñetas estaba pasando?

El festival fue continuando, con las actuaciones de los demás cursos y grupos del centro: más obras teatrales, bailes o play-backs hicieron las delicias de los estudiantes, y los familiares aplaudieron orgullosos de lo que habían hecho aquellos niños. El 30 de junio habría terminado aquel curso para mí, y me dejaría dos meses de relax y tranquilidad.

Cuando terminaron todas las actuaciones y la entrega de diplomas a los alumnos de sexto que dejaban el colegio, algo sobre el escenario me llamó la atención. Mis alumnos estaban arriba con mis amigas, Carol y Mireia. Ellas me miraban sonrientes desde ahí arriba, y de repente empezaron a sonar unas notas desde el equipo de sonido. Era Just the way you are de Bruno Mars. Y los niños empiezan a cantar en un inglés un poco basto, pero la entonación era casi perfecta.

Oh, her eyes, her eyes

Make the stars look like they're not shining

Her hair, her hair

Falls perfectly without her trying

She's so beautiful

And I tell her everyday


Oh, sus ojos, sus ojos

Hacen que las estrellas luzcan como si no brillara

Su cabello, su cabello

Roza el viento sin que ella lo pretenda

Ella es tan hermosa

Y se lo digo todos los días

No puedo evitar emocionarme un poquito. Allí había algo que no cuadraba, entonces giré la cabeza hacia mi derecha y vi que a mi lado, sentados, estaban Marco y Aitana ¿Qué puñetas está pasando?

- No me mires tanto a mí, y mira ahí arriba – susurró Aitana, que sonreía feliz.

Y al dirigir mi mirada hacia el escenario vi que alguien estaba entrando, apoyado en una muleta. No me lo podía creer, ¡allí estaba Álvaro! En ese momento, mis lágrimas que hasta entonces se habían negado a salir, empezaron a deslizarse por mis mejillas, no me podía creer nada de lo que estaba ocurriendo. Me levanté de mi asiento, y fui acercándome lentamente hacia el escenario. El estribillo de la se oía con murmullos, no con la letra, y la música había bajado su volumen.

- Quizás ahora todos vosotros estéis pensando que quién soy, qué hago yo aquí o cosas similares – Álvaro se sonrojó y dibujó una pequeña sonrisa -. Por si no lo sabéis, yo conozco muy bien a una maestra de este centro. Y sí, estoy hablando de ti Blanca.

» Para haceros un breve resumen de nuestra historia, Blanca y yo nos conocimos en Italia, en la boda de su hermana con mi mejor amigo. Al volver a la isla, y después de unas citas, empezamos algo juntos. Ni mi estancia en África pudo separarnos. Entonces tuve un accidente de tráfico que provocó que nos separáramos durante un período de tiempo – todos los espectadores emitieron un Ooh conjunto, mientras y seguía llorando.

» Pero claro, yo le prometí que en cuanto me recuperara volvería a por ella, y a eso he venido hoy. Sé que estoy interrumpiendo vuestra fiesta – todos se carcajearon al unísono -, pero era el momento ideal para volver a verla y decirle todo lo que siento por ella, ¡y que mejor lugar que hacerlo aquí!

» Por eso he venido aquí hoy y he tenido que esperar tanto tiempo para decírtelo. Te quiero y mucho, Blanca. Estos meses lejos de ti han sido una verdadera tortura, pero por fin estoy aquí, a tu lado. Por esto y muchas cosas más quiero decirte que te quiero y – metió la mano en el bolsillo de su pantalón vaquero sacando una cajita de color rojo – quiero pedirte a ver si quieres pasar el resto de tu vida conmigo – y sonrió de manera vergonzosa.

Le miré con los ojos abiertos como naranjas, mientras que todos los allí presentes aplaudían y lanzaban vítores hacia nosotros. Yo rompí a llorar de felicidad mientras iba accediendo al escenario. Y al llegar allí supe que aquello no era ninguna cámara oculta, que Álvaro había vuelto a mí, y esta vez para quedarse para siempre conmigo. Una vez arriba, él se acercó hacia a mí e hincó la rodilla al suela forzosamente. Y yo asentí, asentí como una loca porqué le quería, porqué necesitaba pasar el resto de mi vida a su lado y formar una familia con él. Álvaro se levantó y me besó, y sobre mis labios susurró:

- He vuelto, como te prometí.

Volveré, te lo prometo #NikéAwardsWhere stories live. Discover now