Capítulo 2

442 31 3
                                    

Abigail

Hola amor (sí, te seguiré diciendo amor hasta que te dejé de amar), whatever, sin lugar a duda mi vida es un total drama, joder, podrían hacer una novela de ello, pensé que mis problemas se habrían acabado una vez que mis calificaciones estaban arriba, grave error, ¡joder!, tengo imán para los problemas o ¿qué pedo?, pues mis problemas se resumen en 3 ramas: escuela, familia y tú.

Desde que decidimos intentarlo por última vez, todo ha estado tranquilo, claro con las inseguridades individuales y como juntas, el miedo de volver a caer en lo de antes y terminar más dañadas que antes. A veces tengo mis dudas al respecto. No sé si hice bien en aceptar de nuevo a Mariana, no sé si vamos por buen camino, no tengo idea de si vamos a sanar nuestras heridas entre nosotras o lo mejor es que nos alejemos por completo.

Todavía Mariana tiene esa inseguridad, ese miedo que le sea infiel, a pesar de todo, la entiendo, también me protegería de esa manera, ser un poco desconfiada porque una persona que es infiel una vez, lo es para toda la vida. Odio crearle inseguridades, por eso me esmero en demostrarle todo, explicarle lo que hago para evitar su ansiedad, también quiero que sepa realmente que no tengo ojos para nadie más solo para ella.

Lo bueno de todo esto es que Mariana ha aprendido a expresar cada vez que lo siente sin ocultar nada para poder avanzar, algo que siempre amé de nosotras fue la comunicación y la libertad que nos tomábamos para escuchar y entender a la otra, creo que es bueno haber empezado por ahí. Espero que todo funcione porque sería deprimente no haber hecho todo en vano.

Para cambiar un poco de ambiente le pedí ir conmigo a la playa este fin de semana, creo que necesitamos un tiempo para nosotras, que seamos las dos solamente. No quería perder días en el trabajo, pero se lo pedí con mucho amor e insistí tanto que acepto.

—¿Ya tienes todo? —Pregunto pasando de ella para meter unas cosas en mi maleta que está tirada abierta sobre la cama.

—Siento que me hace falta algo —dice yendo al baño para mirarlo—. Creo que debo anotar lo que llevo y así pensar con más claridad.

—Recuerda que el avión sale dentro de 3 horas, Mariana —comento aplastando la ropa para poder cerrar mi maleta—. Ven, déjame ayudarte —gateo por la cama para llegar a su lado, la veo estresada, muevo mi cadera un poco para chocarla con la de ella y sonrío—. ¡Hey! No te estreses.

—Solo... —se detiene, la miro con una sonrisa—. ¿Estás segura que quieras hacer esto conmigo?

—¿No quieres ir a la playa? —Pregunto apartando su cabello para mirarla mejor—. Quiero hacer esto contigo todas las veces que quieras. Si estás muy estresada puedo cancelar el vuelo y no hay problema.

—¡No! —Exclama tomando mis manos, se las lleva su boca para dejar besos ahí—. Perdón, me estoy comportando como una estúpida.

—Un poco sí —ladeo la cabeza un poco para inclinarme para darle un beso corto en sus labios y acariciar su hombro—. Iremos a la playa solamente tú y yo, nos vamos a divertir, será nuestro nuevo lugar para reconstruirnos.

***

Llegamos al aeropuerto y nos encontramos con Ava y su esposo Sergio. Vinieron a despedirse de Mariana, se abrazaron como si nunca más volveríamos. Escucho el primer llamado de nuestro vuelo. Toco la espalda de Mariana para que se prepare, me despido de nuevo de Sergio y de Ava, ellos nos acompañan hasta la puerta. Luego de mostrar nuestras identificaciones procedemos a caminar por el pasillo hasta llegar al avión.

Abordamos el avión, nos sentamos en nuestros respectivos lugares, estoy algo nerviosa por este viaje, no tengo idea de cómo nos va a resultar estar solas y lejos de los demás, sé que es para recordar cómo era nuestra vida juntas antes de toda la desgracia que ocurrió, pero igual tengo mis dudas.

RecuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora