Capítulo 1

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Mariana

Ya sabes, otra vez yo, jodiente con mis cosas, tengo tanto que decirte que dios, no sé por dónde empezar... hace 12 días que te fuiste (lo sé, suena creepy que cuente los días) sólo que es duro, estaban tan acostumbrada a ti (aunque el 80% del tiempo fuera pelea), sé que en esta carta te revolveré, ya sabes, no soy buena manteniendo el hilo y tengo que saltarme cosas, después regresar a completarlas jajajaja.

Casi un año y medio desde que terminé con Jensen, no hemos hablado desde ese incidente y tengo la certeza que no quiere hacerlo tampoco, aunque Abigail nunca me ha prohibido nada, esto tampoco lo ha hecho, por lo general lo evito, sé que recordar cosas juntos lo hará retroceder, por eso evito estar cerca de él o andar en los mismos lugares que él. En cambio, con Abigail está siendo tan diferente a como la era antes, está más atenta a como la trato y siempre espera que la trate mal, y es de esperar después de toda la mierda que le lanzaba cada vez que la veía, pero en mi defensa debo admitir que sentía un poco de celos y enojo al verla, sin embargo, ha demostrado que quiere esto conmigo y que esto funcione como siempre.

A pesar de querer que todo funcione, empezar de cero está siendo tan difícil porque le he reclamado por todo cada vez que me acuerdo o surge algo que me molesta y tiendo a decirle cosas hirientes, tiene paciencia conmigo, pero las primeras semanas nos la pasamos... realmente me la pasé peleando con ella. ¡Me molesta que, si yo le estoy discutiendo algo, ella solo me mire y haga silencio! ¡Así no se puede! Quiero que me grite, que se defienda, pero no lo hace, creo que me tiene miedo en cierta medida.

En las noches son lo mejor del día, ambas estamos trabajando todo el día y solo nos vemos en las noches, decidí vivir con ella en el mismo departamento porque hay veces en las que veo a Jensen vagar por la calle frente al edificio, ya no quiero que siga sufriendo de esa manera, no dormimos juntas, aunque hay noches en las que me paso a su habitación y ella no se niega a eso.

Sé que ambas queremos hacer esto bien y lento, pero a veces ir así con ese ritmo es demasiado triste y muy aburrido.

—Mariana —escucho que dicen mi nombre a lo lejos—. Mariana, preciosa —vuelven a decir, pero esta vez me muevo sobre la cama para encontrar a Abigail recargada sobre su codo mirándome con una sonrisa en sus labios—. ¿Hoy irás a trabajar o te quedaras en cama?

Resulta que he cogido un resfriado desde ayer que llegué a casa de Abigail, eso me pasa por andar de fiesta con Ava y no me preparé para regresar bajo la lluvia torrencial, estuvo pendiente de mí toda la noche, lo cual le agradezco inmensamente, sin embargo, hoy debo hacer unas entregas que no deben faltar. Me recargo sobre mis codos en la cama para mirarla con mis ojos entrecerrados, estornudo sin querer y ella salta para buscarme un paño para limpiar mi nariz.

—Debo entregar algo... —digo, pero me callo cuando ella empieza a negar con la cabeza.

—Tú te quedas, llamaré por ti —comenta caminando hasta la mesa que está frente a la cama, gateo lo más rápido posible para tomarla de su brazo.

—Me quedo si tú te quedas... —hago puchero—. ¿Quién me va a cuidar si estaré sola?

—Pero bonita —comienza a decir mientras toca mi frente—. Hoy tengo una junta importante con otros proveedores —le hago ojitos y ella se sonríe negando con la cabeza—. Hagamos esto... iré hasta las 11 de la mañana que de seguro se termina la reunión —hago pucheros al escuchar eso—. Y pido la tarde completa para estar contigo, ¿te parece?

—No... —digo cruzándome de brazos—. Quiero que estés aquí todo el día conmigo.

—Bebé... —se acerca a mí para acariciar mi mejilla—. Te prometo que te traeré muchas cosas, mi cielo —besa suave mi mejilla sonrojada—. Te lo recompensaré bien cuando llegue.

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