Lonely Heart | Outer Banks

𝐋𝐨𝐧𝐞𝐥𝐲 𝐇𝐞𝐚𝐫𝐭 | Boca de algodón

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A pesar de haberse resignado a no seguir con toda la locura en la que él y su grupo de amigos se estaban metiendo, John B había tenido una última iluminación mientras quemaba las fotos del tablero de corcho. Había sido despedido, perseguido y casi se muere por haberse estrellado de lleno contra una valla eléctrica, pero esta vez tenía el presentimiento de que había encontrado una respuesta que no los llevaría a un callejón sin salida.

Tras recoger a Pope y JJ en casa de este último, se dirigieron a la de Wen. El castaño estaba bastante inquieto, con todo lo que había pasado no se había parado a pensar que se había atrevido a besar a su mejor amiga. Los otros dos pogues notaron el raro comportamiento del chico, aunque no quisieron preguntar demasiado todavía, ya que el pecoso ni siquiera les había dicho qué se suponía que iban a hacer ni a dónde se dirigían, por lo que supusieron que era debido a eso.

John B paró la furgoneta a unos metros de la entrada de la casa de la familia de Rowena y se giró para mirar a sus dos amigos.

—¿Por qué paras aquí? —preguntó el rubio extrañado, sentado a su derecha.

—Se me olvidó mencionar que también pillaron a Ro y está castigada, así que sus padres no pueden vernos aquí —dijo intentando sonar inocente—. Bueno, más bien no pueden verme aquí. La señora Darna está muy enfadada, todavía tengo que devolverle el dinero de la fianza.

—Wen no va a querer venir —dijo obvio desde atrás Pope—. ¿Tú has visto a su madre cabreada? Como se escape de casa no volvemos a verla viva.

—Y por esa actitud quiero que vaya JJ a convencerla, no tú —concluyó Booker.

—Creo que Wen está enfadada conmigo, no sé porqué. Está rara —comentó el mencionado.

—¿Qué has hecho ahora?

—¡No lo sé!

—Vale, chicos, —los interrumpió el castaño bufando, sin duda tendrían que haber ido a por Kiara primero— id los dos. Algo podréis hacer —sugirió intentando ser optimista.

Los dos chicos bajaron de la furgoneta y caminaron por el lateral de la casa, en dirección a la ventana de Wen. La pickup de la familia estaba estacionada delante del garaje, así que o su madre o su hermana estaban en casa, y ninguna era una buena opción.

El de ojos azules comenzó a tamborilear contra el cristal de la ventana de manera suave, utilizando los nudillos de ambas manos. La asiática no tardó en aparecer detrás de las cortinas, para luego abrir la ventana de manera silenciosa.

—¿Qué hacéis aquí? —murmuró confundida.

—Pasábamos por aquí y nos pareció buena idea pasarnos a ver a la prisionera —le sonrió desde abajo JJ. La chica rodó los ojos intentando no sonreír ante las estupidez que había soltado y miró a Pope buscando una respuesta de verdad.