Capítulo catorce.

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Con un brillo en sus ojos, que seguro que también se reflejaban en los míos, ella dijo:

-No quiero que desconfíes nunca más de mí, Ted. Te quiero, y espero que algún día puedas comprender que jamás te haría daño... Ni te traicionaría por nada del mundo.

Sus palabras crearon un nudo en mi garganta, pero cuando ella intentó irse a causa de mi silencio, lo evité.

Agarrándola de la muñeca, la atraje hasta mí y la abracé. Mis latidos aumentaron cuando el suave olor de su pelo me envolvió.

-Te amo...-susurré en su oído-. Jamás volveré a desconfiar de ti, Aria. Te lo juro.

Ella se estremeció entre mis brazos y me abrazó con más fuerza.

De repente, se escuchó un fuerte ruido y un grito alarmado.

-¡Alexander! -gritó la voz de mi madre.

Aria saltó de mis brazos alarmada, y corrió hasta el armario para ponerse algo de ropa; yo la imité.

En el pasillo, me encontré a mi madre arrodillada con Alexander en brazos. Mi pequeño hijo lloraba con fuerza, y se me encogió el corazón al verlo así.

Aria se arrodilló junto a mi madre y cogió el pequeño brazo de nuestro hijo, examinándolo.

Me sorprendí con la rapidez que actuó. Todavía no me acostumbraba a verla actuar como una doctora... A pesar de que estaba acabando su carrera aquí.

Minutos después, Alexander había dejado de llorar y ahora simplemente se agarraba la muñeca con fuerza.

-Tranquilo cariño -le besó la cabeza y lo cogió en brazos-. Vamos a ponerte hielo en esa mano y pronto te dejará de doler, ¿De acuerdo?

Se me hinchó el corazón de amor al ver a Aria con nuestro hijo en brazos. Éste, a pesar de haberse dado un buen golpe en la mano, sonreía ante las tonterías que Aria hacía. Verlos sonreír, con esos dos pares de hoyuelos idénticos, me hizo sonreír todavía más.

Sin querer evitarlo, me acerqué a ellos y besé a cada uno en la cabeza y antes de saludar a mi madre me aseguré que Alex estaba completamente bien.

Cuando Aria y Alex desaparecieron en la cocina, abracé a mi madre y ella me devolvió el abrazo gustosa.

-No sé cómo ha pasado, Ted... En un segundo estaba a mi lado, y al siguiente estaba corriendo por el pasillo hacia vuestra habitación.

Inspiré con fuerza ante lo que habría visto si hubiese entrado en la habitación minutos antes.

-No pasa nada, mamá. No ha sido nada grave, pero... ¿Cómo has entrado?

Ella se sonrojó y sus ojos, idénticos a los míos, brillaron avergonzados.

-Alex y yo queríamos darte una sorpresa... Aunque claramente no sabía que os estabais reconciliando...

La mirada cómplice que dirigió a mi ropa me hizo reír.

-¿Y dónde está papá?

-Oh, él se ha quedado hablando con Phoebe sobre información que quería conseguir y que era mejor que no supiese-luego, añadió en tono confidencial-: pero acabará contándomelo...

Y con un guiño, se encaminó a la cocina para poder ver el estado de su nieto.

La seguí feliz de que todo se hubiese arreglado, pero con una pequeña pregunta mental que desearía poder contestar:
¿Qué era lo que quería saber y que era tan importante para Phoebe, que le pedía ayuda a nuestro padre?

*******

Cuando acabé mi enorme monólogo, en el que le explicaba todas mis sospechas, y luego acertadas dudas sobre Alexia, sentía que me faltaba el aire.

Su mirada se había endurecido a cada palabra, pero aún así, su voz fue suave cuando me habló.

-¿Quién es tu informador, Phoebe?

-¡Eso no importa, estamos hablando de que Alexia ha intentado destruir el matrimonio de Ted! Además... Luego está el pequeño hecho de que Elena es su madre. Y de que no actúa sola. ¿Y si Elena está decidida a vengarse de Aria? ¿Y quién es quien le ayuda? ¡Necesito que me ayudes, papá, no que te pongas sobreprotector!

-Phoebe -su voz sonó dura-. Yo me encargaré de todo esto. Mientras, te pido que te alejes de todo esto, por tu seguridad. Investigaré a Alexia y a Elena más a fondo, y si hay algo que debas saber, lo sabrás. ¿Entendido?

Apreté los labios, haciendo un involuntario puchero, y asentí... Aunque, realmente tanto él como yo sabíamos que no me quedaría al margen... Desde luego que no.

Una luz para cada sombra. [Segunda temporada de Theodore Grey.]Where stories live. Discover now