Capítulo 13

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Zabdiel de Jesús

El único sonido en medio de la noche es el de las olas del mar, me relajaba hasta cierto punto. Keshia permanecía acostada en la arena mientras que mis dedos recorrían su espalda, podría jurar que estaba por quedarse dormida.

—¿Quieres volver al hotel?— pregunté, lo que menos quería era que la cogiera el frío y se resfriara.

—No, no quiero que se rompa la magia del momento... Después de esto todo volverá a la normalidad.— respondió en voz baja.

—Keshia...— intenté protestar.

—Da igual, Zabdiel.— me cortó—. Solo déjanos unos minutos más.

Abracé su cuerpo desnudo y la pegué a mi cuerpo, no estaba de acuerdo con su decisión pero no me quedaba más remedio que aceptarla.

Mis labios empezaron a dejar pequeños besos en su piel mientras que su respiración se volvía cada vez más lenta.

—Hey, no te quedes dormida.— pedí en un susurro del cual no obtuve respuesta.

La detallé durante un par de instantes para darme cuenta de que se había quedado dormida en mis brazo.

¿Qué diablos hacía yo ahora?

—No puedes hacerme esto, bonita.— me quejé al tiempo que tomaba la ropa, me encargué de vestirla a ella antes de repetir la acción conmigo. La cargué en mis brazos con cuidado de no despertarla y caminé al hotel, no había ninguna persona en los pasillos por lo que no se sintió extraño cargarla.

Ingresé a mi habitación y la dejé acostada en la cama mientras me deshacía de mi propia ropa. En cuanto terminé me metí en la cama con ella y dejé que la fina sábana nos cubriera.

Cerré los ojos dispuesto a dormir pero unos pequeños brazos me envolvieron haciéndome abrirlos nuevamente.

—Buenas noches, bonita.— susurré antes de dejar un beso en su frente.

La noche pasó de lo más normal, con la única excepción de que su cuerpo y el mío pasaron todo el tiempo pegados. Fui el primero en levantarme a la mañana siguiente y me encargué de cerrar las cortinas para que la luz que entraba por la ventana no fastidiara su sueño.

Me doy una ducha rápida de apenas diez minutos e intento vestirme también en tiempo récord, la intención era ir a buscarle el desayuno y traérselo a la cama antes de que se despertara... Pero para mi mala suerte cuando vuelvo con ella ya se está refregando los ojos mientras bosteza.

—Buenos días, bonita.— saludo con una sonrisa ladeada.

—Buenos días, Zabdiel.— responde todavía adormilada—. Mis tripas rugen para que las alimente pero debería de ir a mi habitación para cambiarme de ropa antes de nada...

—¿Podemos desayunar juntos?— me gustaría que sonora como una sugerencia pero terminó siendo una petición.

—Si, supongo que podemos.— dijo mirándome con las cejas alzadas—. Espérame en el comedor, no me tardaré mucho.

Asentí ligeramente y salí de la habitación para hacerle caso a sus palabras, no iba a presionarla ni mucho menos. Solamente quería que estas vacaciones no se sintieran incómodas para ninguno de los dos, si con un beso me evitó por días no quiero ni imaginar lo que pasará ahora que le hice el amor...

En el comedor apenas hay personas, al parecer solían madrugar y aprovechar bien la mañana haciendo cosas productivas... Después estábamos los que nos dormíamos tarde y por lo tanto también nos despertábamos tarde.

Dormir is my passion.

—Señor, ¿que va a ordenar?— cuestionó uno de los camareros acercándose a mi.

—Estoy esperando a alguien, en cuanto llegue ordenaremos juntos, gracias.— respondo con amabilidad, él sonrió cortésmente antes de retirarse.

No tenía ningún plan para el día de hoy, tal vez  hacer una caminata era buena idea, tendría que preguntarle a Keshia por si quiere acompañarme.

Saco mi teléfono para revisar los mensajes de mis amigos y de algunos socios mientras estoy solo, Erick y Leylani ya tenían todo preparado para casarse... La vida era en apenas unos días y ninguno de ellos estaba que cabía con la emoción. Joel y Fiamma estaban dispuestos a tener un segundo hijo ya que habían visto la gran relación que llevaba con el menor de los Vélez y creían que un hermano le haría ilusión. Tanto Christopher como Cyara se negaban a una boda e incluso a tener un segundo hijo, se encontraban en el equilibrio perfecto de sus vidas. Richard llevaba manteniendo relaciones sexuales con la misma chica desde hace meses, pero su orgullo no le permite admitir que le gusta y que no solo se trata de sexo.

Y después estoy yo... En plenas vacaciones con una chica que supuestamente es mi empleada y que le tengo más ganas que al desayuno.

—Disculpa por la demora.— dijo Keshia tomando asiento, obligándome a guardar el teléfono y a despejar mi mente.

—No te preocupes.— con una mano le indiqué al camarero que se acercase para que ambos pudiéramos ordenar.

No tardamos demasiado en hacerlo y él cumple a la hora de no tardar demasiado en traerlo.

—¿Cómo has amanecido?— le pregunto mientras llevo la taza de café a mis labios.

—Por favor, no hagamos esto más incómodo...— dijo negando con la cabeza—. Quiero dejar las cosas claras contigo.

—Keshia, no sé lo que se te está pasando por la cabeza pero...

—No voy a ser tu puta personal.— espetó mirándome a los ojos—. Se supone que estoy aquí para trabajar, no quiero que me pagues por haberme acostado contigo.

—Bonita, no es así...

En mis jodidos planes no estaba esto, maldita sea, lo que menos quiero es que piense cosas que definitivamente no son.

No quiero a Keshia para acostarme con ella.

Es una chica que se merece mucho más que eso... ¿Cómo se supone que se lo explico?

Magnate De JesúsWhere stories live. Discover now