Capítulo 20| Con ella

Start from the beginning
                                    

— ¿Cómo llegaste a esa terrible conclusión? —Lo miré de mala forma — ¿Y cómo es que ya tienes tu cabello de tú color natural?

—Oh, eso...—pasó su mano por su cabellera, de forma engreída —Es la ventaja de conocer a los mejores estilistas del país.

—Necesito una cita con ellos —grité impaciente — ¡Ahora!

—Bien, bien, aunque el azul te queda lindo —bufó — ¿No lo quieres conservar?

— ¿Por qué debería hacerlo? —Negué con la cabeza —Parezco un pitufo a medio terminar.

La risa de Damon no tardó en escucharse por toda la sala, lo que causó mi sonrisa, maldita sea.

Cálmate, corazón o te golpeare.

—Bueno, pitufina —se encogió de hombros —Te reservaré una cita con André pero promete que hablaras maravillas de mí.

— ¿Quién me crees? —Lo miré de reojo, burlona — ¿Acaso crees que hablare pestes de ti mientras me arregla el cabello?

—Eso suena a algo que claramente harías —sonrió mientras me fulminaba con la mirada —Así que ni se te ocurra, tengo que mantener mi popularidad intacta.

— ¿Acaso no quieres ser recordado como el idiota perfecto?

—No, gracias, prefiero continuar siendo el chico más sexi se Red Desert.

— ¿Quién demonios dice eso y a que oculista va?

Otra risa se escuchó.

—Dios, deja de intentar sacarme un pulmón —se quejó haciendo movimientos verticales con su mano.

—Te sacaré la cabeza si no respondes a mi pregunta.

— ¿Qué pregunta? —fingió estar desorientado.

Rodee los ojos, tomando aire para comenzar a explotar.

— ¿Acaso ya eres un anciano? ¿Por qué no me escuchas? ¿Sufres algún déficit de atención? ¿Debería golpearte con un sartén?

—Hey, hey...—levantó ambas manos con diversión —Tranquila fiera, aun quiero salir vivo de tu casa.

—Damon Vans —alcé mi voz, decidida — ¿Dónde carajos estabas y porque te desapareciste por una semana?

—No te lo diré —se cruzó de brazos —No dijiste "Por favor, querido Damon, dime dónde estabas"

Lo miré sin poder creerlo. Después de deshacerme de la idea de golpearlo con un sartén, tomé aire para repetir lo que acababa de decir.

—Por favor, Damon...— ¿Qué? —Espera ¿Por qué demonios tendría que pedirte con un "por favor? —bufé molesta —Si no quieres decirme, pues no me digas nada, además has tratado de cambiar la conversación en todo momento, supongo que es cierto lo que me dijeron, ya no importa, no me digas nada, ya lo sé todo.

Ah mierda, mi pequeña boca no sabía quedarse callada.

— ¿Saber qué?

Maldición.

Se supone que no iba a sacar el tema de la compañía especial o al menos ese era el plan, esperar a que Damon me lo dijera, al menos, que me dejara las cosas claras.

—Nada —dije rápidamente.

—Habla.

—No

—Si

—NO

—SI

—SI

—NO —dijo.

Prohibido Enamorarse de Dulce ©Where stories live. Discover now