—Sí, que digo, no. No sabría decirte.

Le conté mi pequeña no-historia con Stephane, sobre cómo me sentía, cómo me hacía sentir, sobre él en todos los términos. Le hablé de cómo era mi trato, de lo que pensaban mis amigos, de cómo comenzó a notarme. Solté todo. Absolutamente todo. Inclusive le conté la cita-salida del sábado. Creí que a la mitad del relato estaría dormido por contar todo ese drama de chica adolescente pero resultó todo lo contrario, me escuchó sin decir ninguna palabra hasta haber terminado. Lo mire esperando que dijera algo.

—Bueno, no es tan grave. Me esperaba que... no sé, estuvieras embarazada y te ponía nerviosa el mejor amigo de tu novio, por ello estabas indagando a ver si él te gustaba. 

Reí fuertemente. Realmente no me esperaba aquello. Estábamos riendo y no parábamos, me dolía el estómago. Su imaginación era increíble. 

—Lo lamento. Es que, tienes un poco de barriga, cualquiera podría decir que estás embarazada. Y como están las cosas hoy en día, no me sorprendería.

Paré de reír y lo miré seriamente—. ¿Me acabas de decir indirectamente que estoy gorda? —Pregunté con sorpresa. Agregué—_ Debes estar demente. Yo tengo un buen físico, tal vez tenga un pequeño rollito, pero mínimo ¿ok? Y deja de hablar así, me recuerdas a mi abuela.

—Se suponía que tenías que enojarte y gritarme idiota por haberte dicho indirectamente gorda e irte después de darme una bofetada.

—Ves muchas películas, chico.

Seguimos hablando por un buen rato, omitiendo el tema de Stephane, porque según él tengo que ser yo misma, que luego comenzaría su plan de Cupido. Ya había oscurecido, así que llamé a Amelié para que viniera por mí.

Nota para mí: Necesito un auto, urgentemente. 

André insistió en quedarse hasta mi amiga me pasara buscando por el parque. Del coche, salió Dave, el chófer de Amelié, llamándome sin alzar su voz. 

—Tu amiga es una niña rica. 

—Sí, lo sé.  —Rodé los ojos—. Ciao, André.

—Te veré en estos días. Cuídate. —guiñó su ojo y se fue.

Caminé hacia el Mercedes Benz negro. 

—Mademoiselle Alessa. ¿Cómo está?

—Hola Dav. Supongo, que bien. ¿Y tú? —Me adentré al auto y saludé a Amelié—. Hola Am. 

—Muy bien, gracias por preguntar. Iremos a comer algo antes de ir a casa. ¿Están bien con eso? —Ambas afirmamos con un sonido nasal.

Dave, el chófer y mano derecha del padre de Amelié, lo conozco desde pequeña, y tanto como yo lo conozco a él, él me conoce a mí. A mi amiga y a mí siempre nos ha consentido, a pesar de que ahora su consentir evidentemente va hacia a las pequeñas hermanas de Amelié, sigue tomándonos en cuenta. Al salir del parque, nos dirigimos más hacia la ciudad, comimos pizza en un pequeño restaurant y de ahí nos dirigimos a su pequeña y humilde casona. Que se note el sarcasmo aquí.

Saludé a las pequeñas Anette y Anne-Marie. Tienen 7 años y son gemelas. Sí, los tres nombres comienzan por la A, al igual que su padre Alain, su madre Christina era la única con una inicial distinta. Extrañamente agradable. Sus hermanas son una dulzura, ojalá mis hermanos hubiesen sido así. Subimos a la habitación de mi amiga y nos dividimos para la investigación: ella  buscando en libros y yo en la computadora. El trabajo no nos llevó más de dos horas. Claire, la cocinera, ama de llaves y nana, nos llevó a mitad del trabajo té y galletas. Al terminar, nos lanzamos en la cama grande y nos quedamos ahí, mirando al techo un rato.

Comenzamos a hablar sobre todo. Las universidades, seguía nuestro plan de irnos a Canadá, a estudiar y vivir allá. Eso fue algo que siempre soñamos y que pronto se nos cumpliría. 

— ¿Cuándo vuelves a tener competencia? 

—En dos semanas. Y dentro de un mes y algo tengo que hacer la prueba para poder participar en la Competencia Europea de Equitación Profesional Juvenil, y... no lo sé amie, tengo miedo. Allí estarán los mejores de toda Europa, no sé si pueda.

—Claro que sí podrás, eres la mejor equitadora. Eres muy buena, ¿lo sabes, no? No te preocupes, cuando te vean se tendrán que retirar por lo buena que eres, estarán totalmente humillados. Y yo estaré ahí para verlos irse mientras tú ganas. Y te repito, ahí estaré. Ne t'en fais pas, amie [1]. 

—Eres la mejor amiga que alguien pueda tener. —Sonreí y nos abrazamos, hasta que su cara se volvió roja—. Oh, no te he contado... Yo...

—Suéltalo.

—Estoy saliendo con Frederic. 

—Mon Dieu! —Abrí la boca en una perfecta O—. ¿El bonito súper elegante?  

—Sí... —Asintió sonriendo—. Ya va, ¿bonito súper elegante?

—Pues, sí. No estoy mal de la vista. —Reí—. No lo puedo creer... Con el niño bonito elegante. —Me quedé pensando unos segundos en sus antiguas conquistas/novios y afirmé—. Oh sí, tus gustos son buenos... Estoy feliz por ti. ¿Cuánto llevan saliendo? 

—Oficialmente, un día. —Lanzó una carcajada.

—Verdad que tenían tiempo tonteando. Oye, pero nunca me dijiste que era él, hubiese sido más fácil.

—Él quería que nadie supiera. —Dijo con timidez—. ¿Qué te parece? Lo siento por no decírtelo ayer.

—C'est magnifique! [2] ¡Tengo cuñado! —lancé un gritito de felicidad.

-————————————

Glosario
[1] Ne t'en fais pas, amie: No te preocupes, amiga.
[2] C'est magnifique! : ¡Magnífico!

¡Hola! :D Nuevo capítulo, ¡sii! ¿Qué tal  la historia? ¿Qué les va pareciendo? Nos ENCANTARÍA en verdad, que nos dieran su  opinión, se lo agradeceriamos demasiaaaado, ¿es mucho pedir? :( También su voto :(. 

Por cierto, va 1,510 visitas :o. ¡Gracias, GRACIAS, graaacias :D! Ah, también, si no comprenden algo digannos, al igual si hay un error o algo por el estilo.  Eso es todo, nos vemos el próximo lunes. Bye bye.

Asbi y Noa, ¡muaaaaak!

Tan cerca pero tan lejos..Where stories live. Discover now