Capítulo 8.

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When I saw you over there I didn't mean to stare but my mind was everywhere
I wanna know you

 

 

8.

—Mamá —grité—. Ya me voy —recogía mis cosas mientras le hablaba—, pasaré un rato por el parque y...

—Pensé que esa etapa había terminado hace años, hija. —se reía bajo.

—Mamá, no voy literalmente al parque... —bufé—. Estaré por los bancos que están lejos de los columpios y todo eso. —La fulminé con la mirada. Luego, le comenté—: Ah, se me olvidó decirte, ¿Puedo quedarme en casa de Amelié? —dije, como si nada.

—Supongo que no tengo otra opción. Puedes quedarte una semana, así tengo un respiro de ti. No es fácil criarte.

— ¡Oye! —me quejé.

Se rió—. Bien, ya puedes irte. Me escribes cuando estés en su casa, ¿de acuerdo? —Asentí—, escríbele a tu hermano y recuérdale que tiene una familia todavía. —Volví a asentir—. Por cierto, ¿te verás con alguien en el parque?

—Eh... sí, un viejo amigo, —Sonreí—. Nos vemos mañana... O tal vez no. —contesté—. Adiós mami, te quiero. 

Al salir de la tienda me comuniqué con mi hermano que se encontraba sorprendentemente en casa. También hablé con mi mejor amiga, para que supiera que iba en camino hacia el parque. Esta vez tomé el camino más largo ya que quería sentir un poco de paz sola. Le di prácticamente toda la vuelta al parque, y sin darme cuenta estaba cerca al mismo banco de ayer sólo que esta vez con André sentado mirando su móvil. Me acerqué y me senté a su lado.

—Hey, no, está ocupa...—miró hacia a mí y sonrió—. Oh, hola. Pensé que no vendrías. —colocó una mueca.

—Me caíste bien, es interesante conocer personas nuevas.

Me mostró una sonrisa verdadera. André me habló de su día. Es realmente agradable conversar con alguien que no tiene que saber toda tu vida entera para que la conversación fluya de manera espontánea, en donde no hace falta tener una lista de temas para hablar. Eso me recuerda mucho a mis amigos, ellos son exactamente así como André, así como yo. Puedo hablarles de algo serio y al segundo ya hablamos del porqué los familiares cuando te ven automáticamente te dicen: "Pero mi niña, tú si has crecido, me recuerdo cuando estabas chiquitita y te cargaba en mis brazos". Era eso lo que me gustaba, lo espontáneo, lo real, el no esforzarme en que siga la conversación porque ésta sigue sola.  Sólo que cuando me gusta alguien no me sale nada de espontaneidad, me pongo torpe y nerviosa.

 Aprovecho la oportunidad de estar hablando con André para preguntarle, que a pesar de haberlo conocido hace unas veinticuatro horas, me siento bien con él, me inspira confianza.

—Italianito, ¿también eres así cuando alguien te gusta?

— ¿Así, cómo? —pregunta confundido.

—Así... Tú. ¿No te pones nervioso, ni nada? 

—Ah...—se rió—. Bueno, cuando alguien me gusta de verdad, sí, me pongo nervioso, pero para tapar mis nervios cuento un chiste o digo algo gracioso para liberar un poco la tensión y quitar un poco mis nervios. ¿Por qué? —cuestiona—. ¿Tienes problemas con el amor, francesita? —se burla.

Tan cerca pero tan lejos..Where stories live. Discover now