Capítulo 23 | El cumpleaños de Ada

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—Me importa mucho —insistió — ¿En quién estabas pensando que sonreíste de esa manera?

— ¿Por qué asumes que estaba pensando en alguien?

— ¿No lo hacías?

—Bueno, si ¿y qué?

— ¿En quién?

— ¿Por qué quieres saber? ¿Acaso te molestaría saber que pienso en alguien más?

—No. —Se encogió de hombros, desviando la mirada sin disimular su desagrado —Puedes hacer lo que quieras, después de todo, solo somos amigos.

— ¿Hacer lo que quiera? Como por ejemplo ¿buscar un novio? —sonreí animada.

—Si quieres —soltó desinteresado —Pero de todas maneras solo te durará un día.

— ¿Cómo que un día? —Grité ofendida — ¡No soy tan loca!

Damon inclinó su cabeza en mi dirección para verme con una sonrisa malvada y coqueta a la vez.

—No lo decía por ti, dulzura.

Reí para mis adentros, lo que había descubierto durante estos días, era que Damon tenía unos celos dignos de un protagonista de un libro juvenil, parece broma pero es anécdota.

"—Solo tengo vainilla...—informó el joven apenado.

Hice un puchero triste al recibir la noticia, yo quería el helado de vainilla pero quizá solo por hoy, debía considerar otro sabor de helado, me sentía como toda una traidora.

—Bueno, entonces un helado de chocolate, por favor —pedí con una sonrisa.

El chico me vio y asintió con la cabeza para luego desaparecer por unos segundos. Cuando volvía no lo pude crees, en una de sus manos llevaba un helado...de vainilla.

—Vi que te hacía mucha ilusión —soltó sonriente—así que me puse a preguntar, al parecer te llevaras el ultimo.

Lo mire con brillo en mis ojos, claramente emocionada.

—Muchas gracias —chille mientras estiraba mi mano para poder agarrar mi helado.

Sentí un rose de dedos con el chico, era un castaño muy lindo y amable, sin embargo, yo estaba en busca de mi amigo pelinegro el cual parecía haberse perdido una vez más, que tonto.

—Por cierto... —llamó mi atención, tímido — Soy Erick.

Lo mire con una sonrisa, queriendo extender mi mano.

—Yo soy Dulce...

—Y yo soy Damon —sentí el brazo de Damon colocarse sobre mis hombros ¿en qué momento había llegado?—El único amigo de Dulce.

Erick abrió los ojos sorprendido mientras que yo miraba burlona a Damon.

¿Cómo se atrevía a decir que era el único? En realidad, la verdadera incógnita estaba en el tono con el que había pronunciado eso último.

—Oh, yo no tenía idea de que ella... no digo que sea imposible, en realidad es muy posible, yo solo...—Erick respiró hondo tratando de recuperar el aliento, lo que se me hizo tierno, se le notaba nervioso —Eres una chica linda, solo quería decir eso.

—Oh, pues, muchas gracias...—sonreí sonrojada.

Erick mantuvo su vista sobre mí por unos segundos hasta que pasó a mirar a Damon quien soltó con recelo:

—Más linda se ve dormida. —le guiñó un ojo Damon. —Créeme.

Bueno, confirmado, Damon era un idiota, así que agarre su mano para salir de la gran heladería, no quería espantar a Erick.

Prohibido Enamorarse de Dulce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora