— Lo que me sucede ahora mismo no es vida. No siento que lo sea.

— Eres joven y hermosa, no tires a la basura tu vida por un feo pasado.

— ¿Sally? —llamó Tobías acercándose a ellos—. ¿Estás bien?

— No, no lo estoy.

Ian se sentó del lado opuesto de Jack junto a Sally, puso su mano en el hombro de la chica mientras decía, — Sé lo que se siente perder a alguien debido al cáncer, no estarás bien por un tiempo, pero tu caso es más sencillo, créeme.

— ¿Cómo diablos puede ser más sencillo?

— Doctor Jack, al fin lo encuentro. —dijo una enfermera apareciendo de repente—. Lo necesito en emergencias, ¡Ya!

— Un placer volverte a encontrar bella Sally, espero verte nuevamente.

— Seguro, adiós.

Ian vio como el hombre se alejaba rápidamente y Sally se quedaba viéndolo como si estuviera hipnotizada, ella solo puede pensar en las cosas horribles por las que él paso a cambio de nada.

— ¿Mi hermano ya se marchó?

— Sí, yo mismo lo acompañé a la salida.

Jefferson puso sus manos en la cara ejerciendo presión sobre sus ojos. — No debí irme así, soy una tonta.

— Es difícil para ti, nadie te puede juzgar por eso. —respondió Ian levantándose de donde estaba, las sillas de hospital eran muy incomodas—. Vamos a casa, a la señora Jazmine le dieron medicina para el dolor, hará que duerma un buen rato mientras toman uno exámenes; ya no puedes entrar a verla.

— Está bien, supongo es mejor que piense en otra cosa.

— Que tal esto, Elías está construyendo su propia empresa.

— ¿Publicidad también?

— No estoy seguro, solo sé que ya no será jamás una piedra en mi zapato.

— Podría montarle competencia, eso sería una piedra en su zapato.

Ian soltó una pequeña carcajada. — Sé manejar la competencia, además, él no tiene algo que yo sí.

— ¿Un ego y seguridad en sí mismo? —respondió en tono burlesco.

— No, eso también lo tiene él... yo me refiero a ti Sally, no tiene un arma secreta como yo.

Sally se sintió alagada por las palabras de Montrose, era lindo saber que alguien la consideraba importante, aunque fuera solo por sus ideas.

— Disculpe, Ian...

— ¿Sí?

— Me preguntaba sí... —Sally comenzó a sentirse nerviosa y a jugar con sus dedos—... sí debemos ir ya a la oficina, rápido. Hay mucho trabajo que hacer.

— Claro que sí señorita Jefferson. ¿Ve? Por eso tengo ventaja sobre Elías.

Sally jamás pensó decir eso, ella quería saber si podían ir a salir algún lado, juntos. Ella se había dado cuenta de que algunos sentimientos habían comenzado a nacer hacia Ian, pero al mismo tiempo creyó que confundía las cosas con agradecimiento.

Amar a alguien más le causaba temor, angustia, y quería evitar eso reprimiendo toda clase de sentimientos; sin embargo, estos comenzaban a tomar fuerza involuntariamente. Ella sabía que había una mujer en la cabeza de Montrose, que no le permitía avanzar en su vida, así como ella tenía en su cabeza a Tobías.

— ¿Todo bien? —pregunto Ian mientras se subía al auto.

— Sí, desde luego.

Lo que Sally o sabía era que Ian tenía sentimientos parecidos hacía Jefferson, él se interesó por ella desde el principio por ser un "misterio", cuando leyó la publicación amarillista quiso saber qué fue lo que realmente pasó, que le contara su historia. Cuando ella ya lo hizo, se dio cuenta que no solo quería eso, a pesar de que sabía mucho sobre ella quería más. Quería saberlo todo.

— Gracias. —dijo Ian de repente mientras se detenía en un semáforo.

— ¿Por qué? ¿Qué hice?

— Por haber confiado en mí y contarme su vida.

— Soy yo quien debe agradecer aquí, me dio trabajo y un hombro en el cual apoyarme cuando lo necesitará. Yo no hice gran cosa.

— Usted también fue mi apoyo, así que de verdad gracias.

El camino a la oficina fue silencioso, nadie volvió a cruzar ninguna palabra y ambos pensaban en el otro y sus amores del pasado. Una vez en la oficina saludaron a Margarita y se sumergieron en el trabajo. Pasaron horas sin hablar, todo estaba en silencio absoluto. Hasta que el sonido del teléfono asustó a ambos. —¿Bueno? —dijo Ian atendiendo el llamado—. ¿Mamá? ¿Estás bien? 

MIENTRAS YO VIVA - SallyWhere stories live. Discover now