Intruso.

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Lo bueno de ser sábado, es levantarse a la hora que quiera. Así lo hice y mi mamá me eligió ropa -como es costumbre - y eligió un vestido largo que me por la caída de la tela de algodón, supe que me llegaba hasta los tobillos. Mamá dijo que era lindo y casual; ella se ofreció a peinarme nuevamente y creo que hizo lo que Kathy...esas cosas de ondas en el cabello y un adorno en él, que rodeaba mi cabeza como si fuese una banda elástica. La verdad es que no tengo idea lo que luzco, sin importar la expresión de mamá diciendo « te ves hippie y linda». Por supuesto que no quise quedarme con dudas y le pedí explicación de ello pero desafortunadamente no supo hacerlo. Espero sea como dice.

El desayuno fue un poco usual ya que no estaba acostumbrada a esto. Y con ello me refiero a que, los escucho reír y decir cosas buenas uno al otro, en lugar de discutir y hacer del desayuno un desastre, con un ambiente tenso.

Hoy era diferente.

Cuando el desayuno terminó, me retiré de la mesa y fui a mi habitación o... Al menos esa era mi intención pero me lo pensé mejor.

El día de hoy, tengo que esperar hasta la tarde para ir a la institución pero mientras tanto no tenía nada que hacer, y decidí ir a la habitación contigua a la mía, una que no visitaba desde que era muy niña.

Esta habitación conservaba ese cálido aroma, dulce fusionado con madera, algo nuevo; en realidad no sabría decir a qué más, apuesto que son muchas cosas pero lo que más me gusta es que me recuerda a los pocos años de mi infancia en qué fui feliz.

Cuando no me importaba estar ciega.

Cuando ser ciega no suponía nada aberrante.

Cuando no sabía que había una enorme diferencia social entre tener vista y ser ciega.

Está habitación se convirtió en mi refugio cuando dejé de convivir con más niños y empecé a recibir educación en casa. La música tenía un efecto tranquilizador y llenaba el vacío que había en mi vida. Amaba tocar el piano y pasaba prácticamente todo el día aquí, después de cumplir mis obligaciones. Me dió fortaleza y quise pretender que ya no me importaba lo quebpensaran de mí por ser ciega porque podía tocar el piano como cualquier otro lo haría.

Un solo día bastó para arruinarlo todo y nunca más volví a tocar música, ni entraba a esta habitación, y puedo jurar que mis padres la mantienen limpia porque no huele a polvo, o humedad. Se mantiene.

Así que, aquí estaba de nuevo.

Desgraciadamente no recuerdo la ubicación de todas las cosas que había dentro de la habitación. Quiero suponer que aún está el piano, las cómodas, algunos banquillos y algunas otras cosas.

Por ser la única habitación que no recordaba, recorrí ésta con mi bastón. Cuando supe donde se encontraba el piano me detuve. Por la textura que toqué, supe que tenía una tela que lo cubría.

Cuando era pequeña, eso hacían para cuidar mi piano y mi maestro la quitaba para mí. Esta vez me tocó hacerlo.

En cuanto sentí la la fina y lisa madera del piano, mis dedos pedían a gritos ser colocados y jugar, expresar, sentir, liberarme mediante alguna melodía. Esa sensación de alegría lleno todo mi cuerpo e inconscientemente mis labios estaban traicionandome con una sonrisa, acompañada de una carcajada. Si alguien me viera, pensaría que estoy loca.

Me siento en el banquillo tras el piano y levanto la tapa que cubre las teclas, sobre ellas se encuentran todavía, las partituras de la última canción que había tocado.

No voy a dejar inundarme por la nostalgia de lo que pasó, me siento demasiado feliz como para arruinarlo así. Me tomo mi tiempo para leer con mis manos las partituras, recordando lo que aprendí en ese entonces, memorizando las primeras notas de la melodía. Posicionó mis manos en el lugar correcto sobre la teclas de marfil y comienzo a tocar.

She is Special © (Parte uno- TERMINADA).Where stories live. Discover now