Prologo

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Mis labios buscaron los suyos con pasión. Sentía que cada centímetro, cada milímetro de mi ser había deseado besarle hasta entonces. Me dejé llevar por la pasión. Él tampoco parecía rechazarme, ¿Sería verdad?...Esto no podía ser cierto… él jamás se habría fijado en mí… lo tenía todo…podía tener a cualquier chica, sin embargo, estaba allí, conmigo… -Aria…-oí que susurraba mi nombre de forma sensual…-Aria…-le volví a oír, aunque esta vez, sonaba diferente…tenía un punto ¿femenino? Justo cuando iba a decir yo su nombre, abrí los ojos y me separé de él costosamente entre suspiros y entonces, vi el rostro de mi madre gritándome… jamás había tenido una sensación más rara. Él volvió a gritar con la voz de mi madre y entonces ya sí que sí, me desperté sobre la cama de mi habitación con el despertador sonando atronadoramente y mi madre a mi lado tratando de despertarme.

-A saber que estabas soñando…se te veía muy feliz.-dijo mi madre con un tono gracioso mientras salía de mi habitación.-Baja rápido a desayunar o llegarás tarde al instituto, bella durmiente.-acaba mientras cierra la puerta.

Enfurruñada apagué el despertador, agarré la almohada y me tapé la cabeza con ella-Joder… maldito instituto y malditas las horas a las que me hace levantarme-murmuré. Era uno de esos momentos en los que odias tu vida de estudiante y desearías estar en la playa de alguna isla desierta del Caribe o algún sitio de estos… sobre todo si eran las siete menos cuarto de la mañana un lunes. Aunque bueno… al menos era el último día de clase y no esperaba hacer mucho, lo único que tendría que asistir como ayudante al festival de fin de curso de nuestro colegio, ¿Quién me mandaría apuntarme a eso? Si ni si quiera sabía nada de cómo manejar las luces y demás atrezo… entonces lo recordé, pagaban 50 euros. No era mucho pero lo necesitaba, quería el dinero para irme de viaje de fin de curso con mis amigas a Ibiza. Os preguntareis por qué tengo que organizar mi propio viaje de fin de curso (y si no os lo preguntáis os lo voy a contar igualmente). Resulta que a los inteligentes de mi clase se les ocurrió entrar en el mail de nuestro tutor y descargar todos los exámenes de evaluación. Evidentemente los profesores se dieron cuenta de que por muy listos que fuéramos, no podíamos sacar todos un diez en todos los exámenes finales de todas las asignaturas, así que investigaron y descubrieron el chanchullo que habían montado los alumnos de 1º de Bachiller C.  Como castigo, repitieron los exámenes finales y no dejaron sin viaje de fin de curso.

Con un suspiro aparté la almohada de mi cabeza y me levanté (más bien me arrastré) fuera de la cama. Antes de bajar a la cocina para desayunar entré en mi baño y me lavé la cara. Mis ojos castaños estaban algo rojizos por el sueño y estaban bordeados por unas ligeras ojeras… supongo que quedarme hasta la una hablando por Washap no influía positivamente en mi aspecto mañanero. Mi pelo moreno estaba muy enredado y parecía que una pareja de estorninos había utilizado mi cabeza para anidar y pasar allí sus vacaciones de verano, así que me lo recogí en una coleta que me llegaba un poco por debajo de los hombros. Abrí el grifo y el sonido del agua me relajó al instante, siempre había sido así. Puse mis manos en forma de cuenco debajo del chorro de agua y cuando estuvieron llenas, me salpiqué la cara levemente. Sentí como todo mi cuerpo se estremecía al sentir las frías gotitas bañando mi cara y hacían que me despertara por completo. Salí del baño y bajé hasta la cocina con una sonrisa algo forzada, vaya mi típica sonrisa mañanera de… no estoy de humor para bromitas y tengo sueño.

Mi madre estaba allí también tomando un café. Había sacado mis galletas favoritas y me había calentado mi leche especial de soja, incluso había cortado un par de fruta. –Buenos días –dije.

Capullos, Frescas, Majos y... YOWhere stories live. Discover now