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Varias horas más tarde, Everdeen House era un caos.
Katniss se había puesto un vestido de terciopelo lila que alguien, una vez, le dijo que hacía que le cambiara el color de los ojos.
-No puedo creer -dijo Effie, con una mano apoyada en el pecho-, que Finnick se olvidara de decirme que había invita do al duque a cenar. No he tenido tiempo de preparar nada.
Katniss echó un vistazo al menú y que empezaba por una sopa de tortuga, seguía con otros tres platos hasta terminar con cordero con bechamel, seguido, por supuesto, de cuatro postres a elegir. Intentó hablar sin un ápice de sarcasmo.
-No creo que el duque tenga ningún motivo de queja.
-Espero que no -dijo Effie.- Pero si hubiera sabido que venía me hubiera asegura do de servir también carne de ternera. No se puede invitar a nadie sin ofrecerle ternera.
-Sabe que es una cena informal
-Cuando se invita a un duque, no hay cenas informales.
-Mamá. No creo que el duque sea de los que espera que alteremos nuestros planes de cena familiar por él.
-A lo mejor él no, pero yo sí. Y, sinceramente, no puedo entender cómo puedes estar tan despreocupa da. No pareces nerviosa.-Effie la miró con suspicacia-. ¿Cómo puedes no estarlo? Por el amor de Dios, este hombre piensa casarse contigo.
-Nunca ha dicho eso, madre.
-¿Por qué, si sino, habría bailado contigo anoche? Sólo hubo otra mujer que tuvo el honor de bailar" con él, Madge Undersee, y las dos sabernos que debió ser por lástima.
-A mí me gusta Madge -dijo Katniss.
-Y a mí también, espero ansiosa el día que su madre descubra que una chica de su complexión no puede llevar un vestido naranja, pero ése no es el terna.
-¿Y cuál es el terna?
-¡No lo sé! -Effie casi se echó a llorar.
Katniss agitó la cabeza.
-Voy a buscar a Rue.
-Si, ve a buscarla. Y asegúrate de que Rory va limpio. Nunca se lava detrás de las orejas. Y Prirn, Santo Dios, ¿qué vamos a hacer con ella? Seguro que Hastings no espera a una niña de diez años en la mesa.
-Sí que lo hace. Finnick le ha dicho que cenaremos toda la familia. Además, he hablado con el duque. Me dijo, claramente, que le apetecía mucho un cambio. Así que no tienes que preocuparte por si Rory le tirará las patatas a Willow por la cabeza. De todos modos, estoy segura de que ya ha superado esa etapa."
-¡Lo hizo la semana pasada!
-Entonces sólo lo amenazaré con matarlo si hace algo que pueda disgustarte.
-La muerte no lo asusta-dijo Effie-Pero, a lo mejor, puedo amenazarlo con vender su caballo.
-No te creerá.
-No, tienes razón. Soy demasiado buena. -Effie frunció el ceño-. Pero puede que me crea si le digo que le prohibiré dar su paseo diario.
-Eso puede funcionar.
-Bien. Voy a buscarlo y a asustarlo un poco. -Subió dos escalones y se giró-. Tener hijos es todo un desafío.
Katniss sonrió. Sabía que era un desafío que a su madre le encantaba.
Effie se aclaró la garganta, una señal para indicar que lo que iba a decir era más serio.
—Espero que esta cena salga bien, Katniss. Creo que Hastings sería un gran partido para ti.
—¿Sería? —bromeó Katniss—. Creía que los duques siempre eran un buen partido, incluso si tenían dos cabezas y escupían al hablar.
Effie sonrió.
—A lo mejor te cuesta creerlo, Kat, pero no quiero que te cases con cualquiera. Puede que te presente a muchos hombres, pero sólo lo hago para que tengas el mayor número de pretendientes entre los que escoger un marido —sonrió—. Mi mayor deseo es verte tan feliz como yo lo fui con tu padre.
Y entonces, antes de que Katniss pudiera responder, Effie desapareció.

Peeta no estaba preparado para cenar con los Everdeen. Fue una comida ruidosa y escandalosa, con muchas risas y, sólo un episodio de un guisante volador. Afortunadamente, Effie no lo vio, a pesar de que le voló por encima de la cabeza.
Peeta apenas dijo nada durante la cena. Para ser sincero, era mucho más fácil escuchar a los Everdeen que intentar conversar con ellos, sobre todo teniendo en cuenta las malévolas miradas que le lanzaban Finnick y Marvel.
Peeta estaba sentado en el lado de la mesa opuesto a los dos hermanos mayores, así que era relativamente  fácil ignorarlos y disfrutar de las conversaciones de Katniss con el resto de la familia.
De vez en cuando, alguien le hacía una pregunta directa y él respondía, y luego volvía a su posición de silencioso observador.
Al final, Prim, que estaba sentada a la derecha de Katniss lo miró a los ojos y dijo:
—Usted no es muy hablador, ¿verdad?
Effie se atragantó con el vino.
—El duque —le dijo Katniss—, es mucho más educado que nosotros, que estamos constantemente cambiando de conversación en interrumpiéndonos unos a los otros como si nos diera miedo que no nos fueran a oír.
—A mí no me da miedo que no me vayan a oír —dijo Rory.
—A mí tampoco —dijo Effie, muy seca—. Rory, cómete los guisantes.
—Pero Prim...
—Lady Everdeen —dijo Peeta, en voz alta—, ¿le importaría que me sirviera un poco más de estos deliciosos guisantes?
—En absoluto. —Effie le lanzó una mirada aleccionadora a Rory—. ¿Ves? El duque se come todos sus guisantes.
Rory se comió todo el plato de legumbres.
Peeta sonrió mientras se servía otra cucharada de guisantes y siguió comiendo, porque ya no tenía más remedio que acabárselos todos.
Miró a Katniss, que estaba sonriendo. Tenía una luz divertida en los ojos y Peeta no tardó demasiado es esbozar, él también, una sonrisa.
—Finnick, ¿por qué frunces el ceño? —preguntó una de las dos otras Everdeen;
Peeta creyó que era Willow, pero era muy difícil de saber si era ella o Rue. Las dos se parecían mucho.
—No frunzo el ceño —respondió Finnick, pero Peeta sabía que estaba mintiendo.
-Sí que lo haces -dijo Willow o Rue.
Katniss se rió detrás de una servilleta. Peeta decidió que la vida era mucho más divertida que nunca.
-Os voy a decir una cosa - anunció de repente Effie.- Creo que esta noche es una de las más agradables del año. A pesar-dijo, mirando a Prim-, que mi hija pequeña tire los guisantes debajo de la mesa.
Peeta levantó la mirada del plato justo cuando Prim exclamó:
-¿Cómo lo has sabido?
Effie agitó la cabeza y puso los ojos en blanco.
-Mi pequeña -dijo-. ¿Cuándo aprenderás que yo lo sé todo?
En ese instante, Peeta decidió que Effie Everdeen merecía todo su respeto.
-Dígame, duque -dijo Effie.- ¿Hace algo mañana?
A pesar del pelo rubio y los ojos azules, cuando le hizo esa pregunta era tan igual a Katniss, que lo dejó aturdido. Y esa debió ser la razón por la que no pensó antes de responder, tartamudeando:
-N-no. No que yo sepa.
-¡Magnífico! -exclamó Effie, emocionada-. Entonces  debe venir con nosotros a Greenwich.
-¿A Greenwich? -repitió Peeta.
-Si, llevamos varias semanas organizando una salida familiar. Habíamos pensado alquilar un barco y comer un picnic a orillas del Támesis. Vendrá, ¿verdad?
-Madre-intervino  Katniss-. Estoy segura de que el duque tiene numerosos  compromisos.
-Bobadas -dijo Effie.- Él mismo acaba de decir que no tiene nada que hacer.
—Se giró hacia Peeta—. También visitaremos el Observatorio Real. No está abierto al público, por supuesto, pero mi difunto marido hizo grandes donaciones, así que tenemos la entrada asegurada.
Peeta miró a Daphne. Ella se encogió de hombros y le pidió disculpas con la mirada.
Peeta se giró hacia Effie.
—Será un placer.
Effie sonrió y Peeta tuvo la extraña sensación que acababa de firmar su destino.

La Obsesión Del DuqueWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu