Desafío #57: Resultados

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—Katie, vamos de incógnito. No puedes llamar tanto la atención.

—¡Eso! ¡Tú grítale a todo el mundo que somos agentes de la CIA...! —

Asier me tapó la boca.

—Shh. —Miró a su alrededor para ver si alguien nos había escuchado y luego se acercó a susurrarme—. ¿Cómo puede darte miedo un avión, si te pasas el día escalando edificios?

—Por lo menos no se mueven.

Asier empezó a tirar de mí para que me soltase de la barandilla, pero fue en vano. Me agarré a ella como si mi vida dependiera de ello.

Mi compañero se acercó a mi oído.

—Si vienes conmigo, haré eso que tanto te gusta —dijo con voz ronca.

Abrí los ojos de par en par y un brillo picarón empezó a relucir en ellos.

Le miré.

Asier subió y bajó las cejas de forma sugerente, mientras sonreía de lado.

Tres horas después, cuando bajamos del avión, Asier se vistió de bailarina hawaiana y empezó a cantar la canción de la taza en la entrada del aeropuerto.

—Soy una taza .—Se puso una mano en la cadera—. Una tetera. —Levantó la otra mano—. Una cuchara. —Puso ambos brazos formando un círculo verticalmente como una bailarina de ballet—. Y un cucharón. —Bajó a la posición horizontal.

Mientras yo estaba sentada en un banco, partiéndome de la risa, comiendo palomitas y aplaudiendo entusiasmada.

—¿Puedo parar?

Negué con la cabeza.

—Dijiste que ibas a hacer lo que me gustaba. Además la risoterapia me está curando del trauma por el avión.

Asier puso los ojos en blanco y continuó cantando. Por lo menos nadie sospecharía que éramos agentes secretos, eso seguro.

***

MaybelSanteliz

Dos horas antes del ataque.

En el aeropuerto de Berlín, nadie tenía idea del ataque terrorista que se llevaría a cabo, excepto los agentes Mason y Rodríguez, parte de mi equipo especial dedicado a perseguir a los dos nuevos miembros del Clan Ruttersfire, que habían causado estragos (o lo habían intentado) aeropuertos alrededor del mundo.

Cualquiera que me viera plantada en el centro del lugar, observando cómo los viajeros se despedían, con un par de escenitas románticas de fondo, pensaría que estaba desorientada buscando mi vuelo, pero a decir verdad, con solo veintidós años siendo la mujer más joven del escuadrón, era la encargada de llevar esta misión con éxito.

Si tan solo el idiota de LaRue no hubiera sido un doble-agente, y no le hubiera dado toda nuestra información a los rusos, este caso habría terminado.

Si tan solo no me hubiera enamorado de él, y me pudiera concentrar.

Tenía dos opciones; o ponía todo bajo control antes de los cien minutos restantes, encontrando los explosivos y a sus responsables antes de que acabará el tiempo; o despejar el aeropuerto y salvar a posibles víctimas, lo que develaría su misión y arruinaría el caso.

Tomaría ambas opciones.

-

Dos horas y media después, todo estaba destrozado.

Dos de los agentes de rescate habían sido heridos de gravedad, y uno de sus agentes, Mason, había muerto.

Ella estaba herida, dos balas habían impactado contra su cuerpo. Una en el hombre y otra en el vientre. El aeropuerto del estacionamiento estaba en escombros.

Desafíos de Novela JuvenilWhere stories live. Discover now