—Eres una rata escurridiza... —expresa colérico—. ¿Por qué es tan difícil matarte? No lo entiendo... Me preparé por más de veinte años para este momento... y... todo sale mal... ¡Se supone que querías esto! Ambos lo quería... mos... —Tose sangre—. Te odio...

—¿Morirás también? —pienso en voz alta, e indago en mi cerebro lo que sé sobre primeros auxilios.

1. Presión en la herida para detener la hemorragia.

Jack grita.

—¡TÚ MORIRÁS! ¡VOY A MATARTE! —sujeta mi cuello con ambas manos. Se contiene por el dolor.

—Ninguno de los dos morirá hoy —aparto sus manos de mí y prosigo.

2. Abdomen o torso: órganos vitales. Posible pulmón perforado. La presión evita que se escape el aire.

—¿Estás consciente de que te mataré si logro sobrevivir, verdad?

—¿Tienes dificultad para respirar?

3. Mantener a la víctima inmóvil para evitar daño interno.

—No te muevas, por favor.

—¡Deja de actuar como el héroe! —me empuja con brusquedad y después se queja nuevamente—. ¡Maldita sea! ¡Te odio! ¡Eres una piedra en mi zapato! ¡¿Por qué sigues vivo?!

Esa última frase quedará grabada en mi mente por el resto de mi vida.

—No moriré sabiendo que ni siquiera me despedí de la única persona a la que amo. Jack, eres un monstruo, pero eres mi hermano y no te dejaré morir. No permitiré que hayas desperdiciado tu vida de esta tonta manera.

—Seguramente sólo es remordimiento... porque sabes que provocaste esto... Tú me convertiste en quien soy. ¡Por tu culpa mi vida tomó este rumbo!

—¡YA CÁLLATE!

—Porque los mataste.

—¡Deja de decir eso! ¡Trato de que no mueras e insistes en ser un idiota!

—¿Qué fue lo último que le dijiste a papá? Yo le pregunté si podía llevarme con él. Me respondió que volvería por mí.

—«Ojalá no estén llenos los juegos»... —mascullo.

—¿Alcanzó a responderte?

—Gritaron. Yo... no comprendí lo que estaba pasando, hasta que desperté en aquella habitación blanca.

—¿Sentiste culpa a esa edad? ¿Lograste comprenderlo al inicio?

—No. Estaba molesto con todo mundo. Ya en el orfanato, luego de aislarme y estar a solas conmigo mismo... lo pensé. Te mentí; he tratado de suicidarme siete veces.

—Qué mala suerte tenemos. Sigues aquí... —está a punto de cerrar los ojos.

—¡No te duermas! —exclamo y me acerco de nuevo—. ¡Jack!

—Es gracioso cómo... tú solo y sin proponértelo, has acabado con toda tu familia... —sonríe. Aprieto los puños y los dientes al oírlo, y mis ojos se vuelven cristalinos—. Eres peligroso... Barry esta... rá... a salvo... lejos... de... ti... —sus ojos finalmente se cierran.

—¡DESPIERTA! —suplico mientras lloro sin comprender el motivo.

Desesperado, toco su yugular y aún siento pulsaciones. Entonces hurgo en su saco, y mi corazón late frenético al encontrar su celular. Pero tiene contraseña. Afortunadamente es de huella digital, y basta con poner su dedo en la pantalla para que se desbloquee.

Marco el número de emergencias de inmediato y pido una ambulancia con carácter de urgente. Después llamo a Barry.

—Diga —contesta.

—Barry... soy Steve... —digo entrecortado.

—¡Steve! ¡Por el amor de Dios! ¡¿Dónde estás?! ¡¿Estás bien?! Cuando llamé hace rato...

—No era yo —corto.

—¿Qué?

—Es complicado de explicar...

—Heather me llamó diciéndome que un hombre le llevó a Norman a casa, dormido, sin dar explicaciones. —Siento un gran alivio al escuchar eso—. Y que cuando trató de comunicarse contigo no respondías ni nada. ¿Qué está sucediendo?

—¿Dónde estás? —pregunto al escuchar destinos de vuelos de fondo.

—En Texas. Mi vuelo arribó hace media hora. Estoy en el aeropuerto.

—Ve... al hospital general una hora. Allá te explicaré todo...

—¡¿Hospital?!

—Por favor, hazlo. —Cuelgo.

Jack sigue respirando. Decido recostarme, a la espera de la ambulancia. Tardan aproximadamente cuarenta minutos, y luego de forzar la entrada, en seguida un grupo de paramédicos nos auxilian. Comento que Jack es prioridad, y lo suben en camilla al vehículo. Los acompaño, y tras dirigirnos al hospital atienden mis heridas e interrogan por lo sucedido.

Llevan a mi hermano a urgencias para operarlo mientras a mí me retirar la bala del brazo, cosen y tratan mis demás heridas.

En la sala de espera está Barry, ceñudo, sin respuestas y con muchas preguntas encima. Al verme, se levanta de inmediato y se lleva una mano a la boca. Siento genuina felicidad por verlo.

—Steve... ¿qué...? ¿Qué fue lo que pasó?

No resisto más y me quiebro buscando consuelo en sus brazos. Barry acaricia mi espalda y cabello. Admiro su paciencia. Luego de tratar de calmarme, nos sentamos para en seguida contarle todo. Le cuesta creerme al principio, pero sabe que no soy bueno bromeando.

Entra en shock. Expresa su horror y angustia. Se disculpa. Me abraza y dice palabras de consuelo. Se disculpa de nuevo.

—Prometo no volver a dejarte solo —dice aferrado a mí y con la voz quebrada.

—Por favor, no te sientas responsable.

—¡Yo te pedí que fueras con él! ¡Te guié a tu propia muerte!

—¡No sabías nada! Barry, Jack ideó todo esto. Él te engañó, lastimó a tu padre y trató de asesinarme.

—No es tu culpa. Ni... mía —no estoy totalmente convenido de eso último—. No quiero que te atormentes por esto... Y... ¿sabes? No justifico lo que acaba de suceder, pero gracias a eso, me di cuenta de que no quiero morir. No aún. Sólo pensaba en volver contigo y Norman. Porque los amo... Quiero ir a casa...

Él sonríe.

—¿Señor Richards? —volteo y veo a dos hombres de traje parados frente a nosotros—. Si es tan amable de acompañarnos para tomar su declaratoria.

—No me separaré de ti —masculla Barry, y los seguimos.

—Volveré para saber el estado de Jack.

—¿Por qué? —Barry frunce el ceño.

—No quiero que muera... Es mi hermano, después de todo.

 Es mi hermano, después de todo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Técnicamente este es el final. Gracias por todo. Quédense para el epílogo.

¿Ustedes por qué siguen vivos?

ABULIAWhere stories live. Discover now