—Espera... ¡¿Lo sabías?!—Arion, Skie, Jp y Aitor me miraron colectivamente, yo quise estampar mi cabeza en contra de la mesa con tantas ganas de partirla.
—Si, lo siento mucho chicos—murmure aun sintiéndome fatal—. Me entere sobre Subaru hace unos días y encima os trate fatal la ultima vez.
—No pasa nada Sabrina, estoy seguro que estabas muy emocional en ese momento—Arion me sonrió.
Pegue un puñetazo contra la mesa y eso sorprendió a todos.
¡Mierda! ¡Este chico es demasiado amable para su propio bien!
—Si... Ya no se puede hacer nada—trate de quitarle importancia—. Ahora lo importante es que el equipo no salga mas perjudicado por ese... ese...
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—¡¡Maldito imperial!!—Michael dio una patada contra uno de los muros del edificio, desenfocando toda su furia.
— No me puedo creer que nos hayan dicho eso—Riccardo gruño en la entrada, todos agachamos la cabeza.
—Yo aun no lo entiendo, no se supone que ese chico nos ha traicionado, ¿Porque no lo sacamos del equipo?—Aitor refunfuño.
—No es obvio—suspire—. El entrenador tiene algo pensado, por mucho que no queramos que se qued-
—¡¡Vamos a morir todos!! ¡¡Nos destruira!!—Eugene comenzó a gritar.
—Eugene hay que ser un poco más positivos, es Mark Evans, siempre tiene un plan—animo Áde.
—Lo siento por decir esto del entrenador pero...—Samguk hizo una pausa—. Su plan posinlemente tiene más agujeros que un queso.
—¡¡Como dije!! ¡¡Estamos acabados!! ¡¡Capud!!—el del pelorojo sobrereacciono de nuevo.
—Oye chicos, pero quizás podemos convencer a Subaru, ¡¡A el le gusta el fútbol tanto como a nosotros!!—Arion intento sacar el lado positivo de todo como siempre.
—¿Tu crees Arion?—suspire—. Lo envió el sector quinto... No creo que nada de lo que hizo fue de forma genuina...
—Sabrina...—Jp me acarició la espalda con su manita.
—Yo creo que lo mejor será ignorarlo—propuso Gabi—. De mientras que el entrenador no lo saque en ningún partido, todo estará bien...
—Estoy de acuerdo—Riccardo afirmo, todos asentimos.
Entramos la puerta todos a la vez, Subaru era el único que ya estaba sentado. Pero eso no fue lo que nos impresiono.
—¿Y ese chico?—le pregunte a mi padre.
Delante nuestro se encontraba un chico de pelo morado claro.
—H-Hola—el saludo tímidamente, me acerque a el.
—Hola soy Sabrina—me quedé mirando un rato—. Aquí es cuando me dices tú nombre...
