Camino Complejo [1]✔ ¡YA EN FÍSICO!

Capítulo 4: El encuentro

Todo empezó cuando estaba comprando lo que iba comer en la cafetería. Uff, en verdad era larga la fila y entre más tardaba más nerviosa me ponía, claro está, pero lo debía de disimular, pero mi cara no era para nada disimulada y estoy segura de que las personas a mi alrededor pudieron notarlo.

Una sonrisa ¿cómo explicarlo?... Ya sé, como cuando te dice tu amigo "hey" ya viste al chavo de atrás, pero "voltea disimuladamente" y tu volteas como el pleno exorcista. Bueno, algo así, una cara que no era para nada disimulada. Saben, se podía ver en mí todo mi nerviosismo, incluso la señora de la comida me preguntó si ocupaba ir a la enfermería... y yo en plan de "no, estoy bien, no se preocupe". Esas palabras, tan solo esas seis palabras, me costaron una eternidad, en verdad me sentí en un maratón. Pero bueno, ya que me entregaron mi comida llegó la hora de la verdad, la hora de elegir una mesa... o irme a comer en el baño, pero eso sería muy de película de Hollywood. No, no, no sería agradable comer con olor a inodoro. No, y aparte ¿cómo me dirigiría al baño con la charola y la comida? Llamaría mucho la atención y después en todo caso de que llegue al baño sin dar sospechas ¿dónde dejaría esa charola, saldría con ella del baño? ¿La tiraría? No, no, eso es demasiado complicado para mí, así que decidí encontrar una mesa sola y alejada pero claramente con mi grandiosa distracción no sería posible, ya que con tan solo ver la máquina expendedora rápidamente me dirigí hacia ella para comprar algo, y ¡oh por Dios! Era la primera en la fila, pero después atrás de mi llegó Sebastián. Sí, Sebastián mi actual amigo. Yo estaba a punto de comprar lo que quería así que metí el billete, elegí lo que quería, pero ahh que esto solo me podía pasar a mí, ¡se atoraron mis papas! Se atoró la bolsa. No salían, entonces empecé a mover la maquina como una desquiciada cuidadosa, mientras cuidaba que mi bandeja no se callera de mis manos. Entonces en ese momento Sebastián me tocó el hombro y me dijo:

—Oye, ¿ocupas una mano?

—Mmm s... sí, sí por favor.

Entonces él tomó la máquina, la balanceó y salieron. ¡Mis papas, mis queridas papas que tanto se me antojaban!

—Toma, aquí tienes.

—Gracias —dije en voz baja.

—Oye, ¿tienes alguien con quien sentarte? —preguntó Sebastián con una sonrisa enorme en su cara que daba buena espina.

Claramente no tenía con quien sentarme así que le dije que no y pues después de eso nos fuimos a su mesa donde estaban él y Johanna. En el momento que me ayudó me enamoré, bueno tal vez no fue un enamoramiento, pero, era atractivo y amable. ¡Wow! Nunca nadie me había tratado tan bien.

Johanna no tenía la menor idea de lo que estaba pasando ya que siempre habían sido él y ella. Yo estaba muy nerviosa, no sabía cómo iba a reaccionar pero lo bueno fue que se lo tomó muy bien. Ella fue muy muy amable.

Y sí, esa es nuestra historia, un poco aburrida pero muy especial para mí porque fue el día donde hice amigos. Claro que casi no hablé y me tomó tiempo agarrarles confianza, pero dentro de poco tiempo... ¿un mes? Agarré confianza y nombre, ya no me callaba. En ese momento supe que podía confiar en ellos, ellos nunca me juzgaron, incluso cuando tarareaba mis canciones favoritas (de manera inconsciente), ellos solo sonreían.

Eso me agradó, no les molestaba, parecía que incluso les gustaba, pero aún no era el momento para cantar enfrente de ellos. Eso ya era otro nivel, eso era cruzar la línea.

Todo estaba bien y me aterraba arruinarlo, de por sí ya me estaba haciendo la vida de cuadritos la tal Vivian.

N/A

Un encuentro que se dio gracias a una máquina expendedora, bueno pues que se hace. 

Sebastián parece un chico muy amable y Dalila parece haberle echado un ojo. 

En el próximo capítulo se dará a conocer la gran Vivian y la hermosa relación entre ella y Dalila... ejem, ejem. 

Gracias por leer hasta aquí <3 

Espero que nunca te toque comer en el inodoro y si es así que no apeste demasiado ;)